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Hollywood huye de Twitter para evitar la corrección política

Antiguos tuits son utilizados para despedir y denigrar a profesionales del cine

James Gunn durante el estreno de 'Guardianes de la Galaxia' en Londres.
James Gunn durante el estreno de 'Guardianes de la Galaxia' en Londres. Samir Hussein (WireImage)

Llámese el efecto James Gunn, la nueva caza de brujas o tiempos de tolerancia cero pero el terror se propaga por Hollywood. Las más afectadas son las cuentas de Twitter borradas a una velocidad vertiginosa para eliminar cualquier huella del pasado que pueda ser considerada racial o sexualmente ofensiva. El último en dejar su cuenta tiritando es Rian Johnson, director de Los últimos Jedi. Conocido tanto por pertenecer al universo Star Wars como por su oposición al presidente Trump su cuenta ha pasado de golpe de más de 22.000 tuíts a pocos más de mil.

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No está solo. Gunn no pudo eliminarlos todos. La campaña de Mike Cernovich, el representante más conocido de esa derecha alternativa reaccionaria que tiene al Hollywood liberal en su punto de mira, llegó a tiempo de sacar a la luz comentarios ofensivos y chistes de mal gusto que Gunn hizo hace una década. Bromas soeces como manipular títulos de películas, como Tres hombres y un bebé con el que tuvieron relaciones, o directamente ofensas como ese tuit en el que dijo que “lo mejor de ser violado es que una vez que lo has sido puedes decir eso de esto es genial, qué bien sienta no ser violado”. Dio igual su disculpa entonces o ahora. El realizador de Guardianes de la Galaxia fue despedido de manera fulminante de la tercera entrega por culpa de sus antiguos tuits.

Como consecuencia el actor Michael Rooker, de la familia de Guardianes, ha abandonado Twitter (sigue en Instagram). Dan Harmon, co-creador de la serie de animación Rick y Morty y también cerebro de Community, siguió sus pasos diciendo adiós a Twitter después de que se hiciera viral un corto de mal gusto en el que en 2009 bromeó con la pedofilia. En la mirilla de Cernovich están los humoristas Patton Oswalt y Michael Ian Black, ambos conocidos por su Trump-intolerancia y por un humor grosero que Cernovich está sacando a la luz de todos, no solo de sus seguidores en Twitter. Lo mismo ocurre con los ataques de los que está siendo objeto Trevor Noah, al frente de The Daily Show tras la marcha de Jon Stewart, programa político satírico que no deja títere con cabeza en Washington.

Tolerancia cero

Dave Bautista fue más claro en su defensa a Gunn y en su preocupación por la manera en la que la política de cero tolerancia se ha implantado en la industria. En @DaveBautista el actor y luchador dijo que lo que está ocurriendo va más allá del despido de Gunn o del futuro de la franquicia de Marvel. “Esto ha sido un ataque #cibernazi con éxito. A menos que estemos unidos contra esta mierda (...) esto solo empeorará”, advirtió el intérprete dejando a un lado si los tuits de Gunn fueron ofensivos. Como muchos de sus compañeros de la familia Guardianes, Zoe Saldaña, Chris Pratt, Karen Gillan o Selma Blair y Joe Carnahan y otras 250.000 personas Dave también firmó una petición en Change.org solicitando el regreso de Gunn.

Pero como asegura Bautista la cosa va más allá de Gunn. Son muchos los que comentan (y ninguno el que da nombre), que Gunn se había ganado enemigos en la industria, crecido con el éxito hasta el punto de saltarse los acuerdos de confidencialidad y dar a conocer que dirigiría Guardianes 3 antes de su anuncio. Los ataques de Cernovich solo proporcionaron la excusa para su despido. Es el mismo argumento que blande y piensa llevar a los tribunales Amy Powell, al frente de los estudios Paramount TV hasta ser acusada y despedida ipso facto por comentarios raciales inapropiados. Ella asegura que su despido es un acto de discriminación de género.

En el caso de Roseanne Barr, la humorista declaró estos días en Twitter que se sentía "asqueada" con la doble moral del Hollywood que la "crucificó" por "un chiste que muchos ni entendieron" y que ahora reclaman la vuelta de Gunn. Aunque nadie separó su despido del apoyo que la actriz profesa en la actualidad a Trump, tampoco nadie reclamó su vuelta ante un insulto soltado este último mayo en su cuenta personal donde comparó a una consejera del presidente Obama, también negra, con un simio.

"Como humorista tienes que encontrar el punto justo para no doblegarte a la presión del público, para que no te lleven donde no quieres ir, pero también darte cuenta de cual es tu audiencia”, añadió MacFarlane al diario. Con humor, el monologuista John Oliver expresó el mismo sentimiento a su paso por la Asociación de Críticos de Televisión. En su opinión, humoristas como él tienen que mantenerse fieles a lo que hacen en televisión.

“Así que si odias uno de mis episodios, seguro que te ofende lo que digo”, añadió sobre su presencia en Twitter. No hizo referencia al caso Gunn o al de otros ejecutivos afectados por la política de cero tolerancia pero sobre Harmon se permitió hacer una broma. "Dan Harmon ha dejado Twitter. Se ha hecho justicia", sentenció ante las risas de los periodistas. MacFarlane también prefirió el humor como aliado ante la crisis. "Mejor o peor soy mi propio censor. Así solo me puedo echar la culpa a mí mismo", explicó otro amante del Twitter con 14,4 millones de seguidores en @SethMacFarlane.

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