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Lorca se asoma al Generalife en las noches de verano

El Ballet flamenco de Andalucía estrena ‘Flamencolorquiano’, la primera gran actividad cultural sobre el poeta tras su ‘regreso’ a la ciudad

Un momento de 'Flamencolorquiano'.
Un momento de 'Flamencolorquiano'. Fermín Rodríguez
Javier Arroyo

Hace apenas unos días que Federico regresó a Granada y le ha faltado tiempo para subir al Generalife. Porque si lo que llegó al centro Lorca es su testamento literario y espiritual eso es también lo que se ha trasladado al célebre palacio y lo que se podrá ver allí cada noche hasta los primeros días de septiembre. Ayer jueves se estrenó en los jardines alhambreños Flamencolorquiano, un espectáculo del Ballet Flamenco de Andalucía que se inspira en la esencia del artista granadino. Y eso se percibe, por ejemplo, en que lo que arranca trascendente se vuelve cómico y burlón minutos después para regresar a la seriedad de la vida y la muerte a continuación.

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Y al igual que la ciudad acoge ya a Lorca a partir de su herencia y su legado, sin que se sepa siquiera con certeza dónde está él, Flamencolorquiano es una sucesión de escenas flamencas en las que se intuye a Lorca pero nunca se le ve. Al contrario que en las últimas ediciones del ciclo en el que se enmarca la obra, Federico García Lorca no aparece en ningún momento. Con frecuencia ha sido el personaje central, el que se paseaba cantando y bailando por el escenario. Pero no esta vez. Sabemos que está allí por las letras que se cantan y se escuchan, por el tono casi guasón que se representa en la escena en algunos momentos, también por las estampas trascendentales que ve el espectador, por su música, por el contexto pero no porque él cruce el escenario.

A quien sí se ve y se escucha es a Arcángel. La participación del cantaor onubense es corta pero extraordinariamente importante para el crecimiento de la función. En el estreno, Arcángel aportó una voz especialmente aterciopelada y clásica, pero sobre todo, emocionante. Un acierto contar con él, como reconoció el público con sus aplausos.

Rafael Esteve y Valeriano Paños, creadores de Flamencolorquiano explican que su obra es “una sucesión de estampas coreográficas, musicales y escénicas. Una fantasía que amalgama a distintos Federicos: del Federico surreal y experimental al morisco, negro, judío, gitano y cristiano... razas por las que Federico sentía una simpática comprensión y que sentaron parte de las bases rítmicas, armónicas y melódicas del flamenco”. Y efectivamente, Flamencolorquiano va de aquí para allá sin ninguna línea de tiempo o temática concreta. Quizá no la necesita. Con excelentes cantaores, no solo Arcángel, los cantes toman forma a partir de textos populares del flamenco mezclados con letras originales de Federico García Lorca, como Doña Rosita la soltera, Poeta en Nueva York, Poema del cante jondo, Romancero gitano y otros.

La dirección artística de la obra es de Esteve, director del Ballet Flamenco de Andalucía y antes bailarín forjado durante más de una década en la compañía de Merche Esmeralda. Estévez está omnipresente en la función. No solo ha dirigido la obra sino que también ha creado músicas, coreografías y con frecuencia está en el escenario, en ocasiones para bailar y, en ocasiones para tocar la percusión.

Por delante, la obra tiene un reto importante, el de 33 funciones en las que celebrar a Lorca en su ciudad y el de llenar un precioso espacio que, con 1.600 butacas, no es pequeño. Más de 52.000 asientos disponibles hasta el próximo 1 de septiembre representan una oportunidad excelente de sentir a Lorca en su vuelta a la ciudad.

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