‘La cruda realidad’ en la mirada de un niño
Un libro recoge 16 relatos escritos por chavales de entre 12 y 18 años que abordan la identidad sexual, la violencia de género o la soledad
Quizás si te dicen que pienses en una clase de escritura infantil, se te vengan a la mente pequeños relatos fantásticos o juegos de adolescentes. Pero el poder de las palabras en manos de quienes pasan por la etapa del crecimiento y la transformación interior puede ser demoledor si se usa con responsabilidad, tesón y coherencia. “Nunca me había parado a pensar en lo irrelevantes que somos los individuos en un mundo que nos escupe a la cara lo valiosa que es nuestra condición humana. Estoy agonizando y el silencio es su respuesta”, escribe Diego García, con tan solo 14 años. “¿Cómo te conformas con la Tierra cuando has disfrutado del Paraíso?”, se pregunta Gabriela Naharro, de 15 años. “Los hombres son como los bebés; sus necesidades se limitan a alimentarse a base de teta y cama. Aunque sus ideas son mucho más perversas”, señala Alejandra Berrocal, de 17. Estos son algunos de los fragmentos que conforman La cruda realidad (Inventa), un compendio de relatos creados por un grupo de chavales entre 12 y 18 años que lleva todo el año preparándolos bajo la supervisión de Marta Rañada, su profesora y autora de libros infantiles.
"Lo único que les pido es que al escribir sean totalmente libres", explica Rañada, que cuando comenzó con las clases de escritura en La Posada de Hojalata, en Alcalá de Henares, hace cinco años, ya soñaba con poder editar en formato impreso lo que sus alumnos crearan. Ahora, por primera vez, ha conseguido unificar todas las historias bajo una misma temática: la adolescencia. Esa fue la única premisa que les dio cuando les propuso la idea de publicar un libro juntos, "porque lo interesante en todo esto es su edad y la forma que tienen de abordar el mundo, en consecuencia".
Cada uno ha escogido la temática que quería: algunos han ahondado en temas que ya les atormentaban, otros han partido de experiencias propias o se han dejado llevar por la necesidad de ordenar sus ideas sobre el papel. No obstante, Rañada se dio cuenta de que todos se sentían más cómodos hablando del drama, de lo truculento, de la oscuridad. "Adolescentes y cincuentones tenemos mucho en común: ambos estamos buscando, pero nosotros la felicidad y ellos el drama", señala Rañada, lo que corrobora su alumna y ya recién estrenada escritora con su relato Intro, Gabriela Naharro, que con 16 años explica que están "en la edad de ser súper dramáticos, de centrarse en lo malo" y eso se refleja en los textos. Naharro ha querido hablar del bullying y acercarse a los primeros y desconcertantes sentimientos de amor hacia alguien del mismo sexo. "Siempre me ha gustado observar a la gente e imaginar sus transfondos oscuros", cuenta. Por ello ha escogido a una joven protagonista que es considerada la rara de la clase y que teme salirse de lo establecido por miedo a ser diferente.
"No sabía lo que tenía en la cabeza hasta que me vi escribiendo sobre ello", confiesa Diego García, que narra la historia de un joven que no supera la veintena y que ha sido maltratado por su alcohólico y putero padre, del que se encargó de recoger el relevo en las palizas que le daba cada día a su madre cuando este muere en un accidente de coche. Dentro de la mente del protagonista, se divaga sobre la homosexualidad, la misoginia y la liberación de una sociedad tóxica gracias a la llegada de un supuesto mesías. García cuenta que le surgieron temores a la hora de publicarlo por el qué dirán, sobre todo sus padres, por si la gente pensaba que él era como el protagonista del cuento. Ahora se alegra de haber dado el paso, porque ha profundizado en cosas que no se había planteado aún y le ha servido "para ser más honesto" consigo mismo. "Si nos damos cuenta de los detalles e ideas repugnantes que tenemos asumidos internamente, podemos llegar a apartarlos", considera "este joven poeta del siglo XIX", como le llama Rañada.
Otro de los temas más frecuentes en estas páginas es el de la violencia de género, sobre todo entre las jóvenes autoras, que utilizan su voz para que "ellas se sientan identificadas, apoyadas" y ellos vean "cómo afectan sus actos", según resume Karen Santos, de 17 años, que relata en Anatomía de una Revolución el proceso de recuperación psicológica de una chica tras sufrir abusos físicos y verbales por parte de su novio adolescente. "Es importante hablar de feminismo, pero abordándolo desde la perspectiva adolescente porque es algo a lo que nos tenemos que enfrentar todos los días", explica Santos.
Para Rañada, es admirable la forma en la que estos chicos y chicas han expuesto su interior. "En esta edad quieres ser igual que el resto en vez de ser diferente y eso asusta, pero ellos se han mostrado tal y como son", sostiene la profesora, que espera que sea el principio de muchos más libros, ya que considera que esto ha sido muy positivo tanto para ellos, "porque les ha servido para rebuscar en lo más íntimo", como para los lectores, porque se aprende de su forma de ver el mundo, de su lucha por la libertad, por los derechos de la mujer, por la igualdad y, sobre todo, "lo naturalizadas que tienen la homosexualidad o la transexualidad".
Babelia
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