El neologismo de Joan Monleón
El término ‘machirulo’ parece muy de ahora mismo, pero se pudo oír ya hace 24 años en Televisión Española
El término machirulo parece muy de ahora mismo, pero se pudo oír ya hace 24 años en un programa de Televisión Española. Se titulaba Dora Dora, y consistía en que un famoso recibía en su domicilio a algunos amigos. Es decir, algo parecido al espacio presentado en la actualidad por Bertín Osborne (En tu casa o en la mía, Mi casa es la tuya) y antes por Santi Millán en TV-3 (Boqueria 357), o Boris Izaguirre en Tele 5 (El anfitrión).
Quien recibía a las visitas era Joan Monleón, un actor grandullón disfrazado de mujer a quien acompañaba siempre la actriz Gracita Morales (llamada Vicky en el programa). Poco después de la una de la madrugada del lunes 18 de septiembre de 1994, ambos conversaban con el torero Jesulín de Ubrique, el escritor Fernando Vizcaíno Casas y la actriz Rosa Valenty.
Durante la charla, Monleón (o Dora) se quejaba ante el matador, entre otras cuestiones, de que no se permitiera a las mujeres situarse en el burladero: “¿No dejan por qué? ¿Porque soy una mujer no dejan? ¿No será muy machirulo el mundo de los toros?”.
El neologismo pasó inadvertido entonces, al contrario de lo que sucedió el 15 de febrero de 2017 con Irene Montero, o con Cristina Kirchner el pasado 28 de mayo. Ni había redes sociales ni Monleón era diputado.
Machirulo suena a fusión de macho y chulo, pero pocos datos tenemos ciertos sobre esa hipótesis. Tampoco disponemos en castellano de un sufijo -rulo, aunque varias palabras acaben así tal vez por influencia de -ulus en latín (algunas de ellas con matiz despectivo). La más parecida a machirulo es “cachirulo” (adorno femenino en el siglo XVIII; pañuelo aragonés todavía hoy; pero también trasto).
Curiosamente, 7 de los 13 sustantivos o adjetivos terminados con esas letras se utilizan también como insultos en las distintas variedades coloquiales del español: garrulo (tosco, zafio); gárrulo (hablador, charlatán), sapirulo (regordete, en El Salvador), charrulo (inepto, en Honduras), paparulo (torpe, ignorante, en Argentina y Uruguay), firulo (amanerado, en Chile) o turulo (tonto, en El Salvador). El misterioso genio del idioma anda por ahí.
La palabra machirulo ya aparecía recogida en 2008 en el Diccionario Gay-Lésbico (Gredos) del catedrático Félix Rodríguez, pero referida al hombre homosexual que pretende pasar por muy masculino, y también como insulto contra una lesbiana en la que se quiere ver esa apariencia.
El uso de estos últimos años, sin embargo, se dirige más hacia la idea de un machista que no tiene reparo en mostrarse como tal: un machirulo con vistas a la calle.
Babelia
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