Armando Bo: “¿Para qué voy a tener dos riñones si puedo vivir con uno y tener una casa?”
El director de 'Animal' define su película como un choque generacional entre quienes fueron educados en el ahorro y los que lo "quieren todo ya"
El argentino Armando Bo (Buenos Aires, 1978) juega de líbero: alterna cine y publicidad, guionar y dirigir, Estados Unidos y Argentina. Vive en Los Angeles y recibió un Oscar en 2015 por el guión de Birdman, de Alejandro González Iñárritu, coescrito con Nicolás Giacobone. Ahora ha regresado a su ciudad natal para promocionar Animal, su regreso a la dirección tras El último Elvis, y está detrás de un anuncio del Mundial que ha emocionado a los argentinos. Desde su productora, situada frente al estadio de River Plate, Bo declara que le gusta "jugar con la mezcla de géneros" y que cada espectador interprete la película de forma diferente.
"Ganar el Oscar fue una locura y una responsabilidad muy grande"
Pregunta. ¿La película nació de un hecho real?
Respuesta. De un recorte de prensa. Leí en un diario que una persona ofrecía una parte de su cuerpo a cambio de una casa. Es algo muy simple, pero que dice un montón de cosas del tipo de sociedad en que vivimos y de lo que uno puede estar dispuesto a hacer para tener una casa. Eso está llevado al extremo en la película. Habla también sobre un choque generacional. Cómo fue educada una generación en el ahorro, el trabajo y la familia y cómo hoy las generaciones vienen pensando de otra manera, ya no creen que hay que ahorrar 30 años para comprarse una casa sino que la quieren ya, lo quieren todo rápido. ¿Para qué voy a tener dos riñones si puedo vivir con uno y tener una casa? Hay un lado genial en ese aspecto o tristísimo. Está ese choque generacional de este tipo que siempre hizo todo lo que le dijeron que estaba bien y los chicos que no tienen ninguna ley. ¿Y qué pasa cuando tienes esas dos generaciones enfrente y explotan?
P. El protagonista, ante el miedo a morir, también es de los que lo quiere ya el riñón porque no confía en el sistema de donación de órganos. ¿Es una reacción típica argentina desconfiar del sistema?
"Trump es lo que dice que es, incluso peor"
P. ¿Cómo se ve desde el Hollywood hispano a Trump?
R. No puedo ser original porque sin duda él es lo que dice que es, incluso peor. Que esté ahí un tipo que ha abusado, que ha hecho de todo, en el momento del MeToo en Hollywood habla muy mal del sistema. Cuando la política se mezcló con la publicidad y la comunicación ahí es donde se acaba la política. No sólo con Trump sino en todo el mundo, porque ahora se trata más de comunicar que de gobernar. Los gobiernos están tratando de convencer a la gente de que están haciendo las cosas bien en vez de hacerlas.
R. Creo que acá el sistema funciona relativamente bien, pero sin duda hay gente que se muere y hay un montón de cosas para hacer. El miércoles se votó en el Senado la Ley Justina [por la que cualquier mayor de edad se considerará donante salvo deseo expreso de lo contrario] por una chiquita que se murió después de estar seis meses esperando un corazón que no le llegó. La película no trata sobre eso sino que apoya en ese tema, pero espero que sea un empujón más para que la ley salga adelante.
P. No hay mucho altruismo en Animal. ¿Vivimos en un mundo cada vez más egoista?
R. Sin duda el dinero se ha transformado cada vez más en un motor del mundo. No es una película social, no dice estos son buenos ni malos, pero sí el egoismo es parte de la sociedad, muchas relaciones se terminan por dinero, mucha gente sufre un montón por exceso de dinero en un lado y falta de dinero en otro. A veces hace falta ser egoísta o tal vez no, eso es lo que pone arriba de la mesa la película y no lo resuelve.
P. ¿Hay una tradición de humor argentino de encontrar siempre la risa en situaciones límite?
R. Sin duda el humor argentino es bastante ácido, pero no llega a ser tan ácido como el inglés. Hay gente que ve ese humor en la película y hay gente que no, pero para mí fue importantísimo. Si alguien cree que nosotros buscamos hacer Biutiful con esta película están equivocados. Estamos jugando con los extremos, poniendo al tipo con la vida más perfecta que puede tener, con esa casa perfecta, donde todos sonríen y son muy felices, que trabaja en un frigorífico, la película se resuelve en una clínica de cirugía estética... Está llena de ironías por todos lados, juega con los extremos todo el tiempo, pero también funciona como thriller y como drama.
“Es más difícil hacer reír que llorar”
P. ¿La elección de Guillermo Francella buscaba también esa diversidad de registros?
R. Sin duda. Tenés un jugador que juega en dos puestos y eso es genial. Francella ha demostrado ser un actor multifacético, con películas muy poderosas como El Clan, El secreto de sus ojos, y en este caso yo no quería hacer otra de sus actuaciones sólo dramáticas sino jugar un poco con ese poder que tiene él. No hacer reír, pero que en algunas situacuiones estuviera presente el humor. Para mí hacer reír es más difícil que hacer llorar.
P. ¿Qué le pide como espectador a una película?
R. Quiero que me sorprenda. Si uno se va a tomar el trabajo de ir al cine, pagar, tener dos horas apagado el teléfono y estar desconectado del mundo, quiero que me pasen cosas.
"Alejandro es una bestia del trabajo y la búsqueda de perfección"
P. En su trayectoria está también ese juego en dos puestos, Estados Unidos y Argentina. ¿Qué diferencias hay entre trabajar allí y aquí?
R. Allá es un lugar donde todo es posible y eso es increíble. Lo que a uno se le ocurre, de la magnitud que sea, es posible. El tema es que hay tanta burocracia, tantos managers, abogados, que uno deja de hablar con la gente y hay tantas cosas haciéndose al mismo tiempo que todo se traba y lleva mucho tiempo. Acá me junté con Guillermo [Francella], al otro día le di el guión y me dijo: 'dale, hagámoslo'. Llamo a tres personas: "¿Hacemos la película?", "Ok". Eso está buenísimo.
P. ¿Cómo ve el cine argentino?
R. En los últimos años ha habido películas muy potentes. Es muy raro porque pasa lo opuesto que pasa allá. Allá las mejores películas no son taquilleras, son más arthouse, saben que la película que rompe la taquilla es la de superhéroes, la épica, la de efectos especiales. Acá, a la película con riesgo creativo como El clan, Relatos salvajes, podríamos decir Animal, se le pide que sea también la más taquillera. Y después también hay un montón de películas de gran calidad que deberían tener más apoyo, porque hoy depende mucho de cómo se venden las cosas, no sólo de cómo se hacen y sin duda hay al menos un par de proyectos al año que se quedan sin piernas.
"Del Mundial ojalá podamos disfrutar más que España"
P. En el extremo opuesto, ¿qué supuso ganar el Oscar por Birdman?
R. Sin duda fue una locura y al mismo tiempo es una responsabilidad enorme saber que a partir de ese momento cualquier cosa que hagas tiene que estar a la altura.
P. ¿Qué aprendió de González Iñárritu?
R. Alejandro es un amigo, le tengo mucho afecto y agradecimiento. La oportunidad de poder trabajar con él y su equipo fue impresionante. Es una bestia del trabajo, de la intensidad, las ganas y la búsqueda de la perfección. Yo pude aprovechar un montón de cosas y traerlas a mi propia película siempre tratando de mantener mi lado personal, porque por suerte tengo una doble vida, entre la publicidad y el cine.
P. ¿Entonces queda lejos la siguiente?
R. Tengo cinco proyectos en desarrollo, pero no depende sólo de mí, sino también del momento, de que aparezca el actor perfecto, son procesos que llevan su tiempo. Y para mí es muy sacrificado, sufro y termino muy cansado. También es saber que estar corriendo todo el día detrás de la pelota no es sano y que hay que elegir bien los partidos que vas a jugar porque tampoco son tantos. Ahora es el momento de disfrutar de Animal.
P. Y del Mundial.
R. Sí. Del Mundial ojalá podamos disfrutar más que España.
Babelia
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