Ana Frank, caso abierto
Los investigadores manejan nuevas hipótesis sobre la detención de la niña judía asesinada por los nazis. Las últimas pesquisas apuntan que fue una mujer la delatora
El arresto de Ana Frank es uno de los grandes misterios de la Segunda Guerra Mundial. La niña judía, cuyo Diario se ha convertido en un símbolo del Holocausto y es uno de los libros más difundidos de todos los tiempos, fue detenida el 4 de agosto de 1944 junto a las siete personas con las que se escondía en una casa del 263 de la calle Prinsengracht, en Ámsterdam. Aunque las certezas sobre lo que ocurrió esa mañana se acaban prácticamente ahí, las teorías sobre su detención nunca han dejado de publicarse y multiplicarse. La última acaba de aparecer en un libro y señala que la culpable de su arresto fue una mujer, Ans van Dijk, ejecutada por delatora por otros casos en 1948.
"No creo que logremos una respuesta nunca, pero las teorías siguen apareciendo cada año", explica el historiador holandés David Barnouw, uno de los grandes expertos en la historia de la niña alemana refugiada en Holanda, que acaba de publicar su último libro, The Phenomenon of Anne Frank (Indiana University Press, 2018). En el capítulo que dedica al arresto, escribe: "Ya no podemos reconstruir lo que ocurrió. Por ahora tendremos que conformarnos con eso". Sin embargo, Gertjan Broek, conservador de la Casa-Museo Ana Frank de Ámsterdam y autor de la investigación más completa sobre la detención de la niña, se muestra más esperanzado: "Si hubo un traidor es posible que él o ella acabe por ser descubierto".
Gertjan Broek realizó en 2016 para la Casa-Museo un trabajo en el que analizaba todas las fuentes disponibles y todas las hipótesis que se habían barajado durante las diferentes investigaciones de la captura. Hasta entonces siempre se había pensado que hubo un delator, primero porque así lo creía el padre de Ana Frank, Otto, el único de los escondidos que regresó de los campos de la muerte nazis, y segundo porque en Holanda se produjeron muchos chivatazos contra judíos durante la guerra (también muchos otros fueron ayudados a esconderse por gentiles). Como explica Raul Hilberg en su clásico La destrucción de los judíos europeos (Akal), el estudio más minucioso realizado sobre el Holocausto, "si hubo un país en Europa del oeste donde los judíos no tenían ni una posibilidad sobre dos de sobrevivir, ese fue Holanda". En torno a 110.000 de los 140.000 judíos que vivían en Holanda fueron asesinados, el porcentaje más elevado fuera de Europa oriental.
Sin embargo, Broek ofrecía en su investigación una nueva hipótesis: que no hubo ninguna traición, sino que el grupo que detuvo a Ana Frank iba en busca de cupones de racionamiento falsos y que, durante el registro, se encontraron con la casa de atrás donde se escondían las familias Frank y Van Pels y Fritz Pfeffer. Uno de los argumentos es que no estaban en absoluto preparados para realizar un arresto masivo de judíos. Broek explica: "Mi investigación apunta a la posibilidad de que otras actividades ilegales, aparte de esconder judíos, fueron la razón por la que apareció la policía. Y sabemos que esas actividades tenían lugar en el edificio: dos comerciales de la compañía habían sido detenidos por traficar con cupones y comida y también estaba claro que entre sus clientes estaban las personas que ayudaban a Ana Frank y su familia".
El raid en la casa tuvo lugar a las 11.00 de la mañana y ni siquiera se sabe todos los que participaron en él. Sí que estuvo dirigido por un suboficial de las SS, Karl Silberbauer, que trabajó como policía en Viena después de la guerra y murió en libertad en 1974. La teoría de la traición se basa en una presunta llamada de teléfono que se recibió en la comandancia de las SS en Ámsterdam el 4 de agosto de 1944. El problema es que la persona que cogió el teléfono murió en 1945 sin haber sido nunca interrogada.
Gerard Kremer, de 70 años, hijo de un miembro de la resistencia en Ámsterdam, propone otra hipótesis en su libro que acaba de salir en Holanda, De achtertuin van het Achterhuis (El patio trasero del anexo secreto): que su padre vio a Van Dijk hablar con oficiales nazis sobre una casa en Prinsengracht a principios de agosto de 1944. El nombre de Ans van Dijk, que reconoció haber delatado a 125 personas, ya había salido en otras investigaciones, por ejemplo en la del periodista holandés Sytze van der Zee en su libro de 2010 ¿Quién delató a Ana Frank? Sin embargo, la investigación de Broek considera que nunca ha habido pruebas concluyentes contra ella en el caso de la niña judía.
Con todos los posibles sospechosos y todos los que estuvieron directamente relacionados con la detención de Ana Frank fallecidos, la inteligencia artificial puede ofrecer una última oportunidad. El exagente del FBI Vince Pankoke ha abierto lo que llama un caso frío para revisarlo de nuevo y, utilizando Big Data, buscar todo tipo de referencias cruzadas. La idea es analizar toda la documentación disponible, desde registros de teléfono hasta otras órdenes de arresto en la misma zona y de las mismas personas que detuvieron a Ana Frank —la de la calle Prinsengracht nunca ha aparecido—. En la Feria de Londres, celebrada a principios de mayo, se anunció un acuerdo con Harper Collins para publicar en 13 idiomas, entre ellos el castellano, un libro, The Cold Case Diary, sobre esta nueva investigación, tal vez la última oportunidad para esclarecer el caso.
La memoria del Holocausto
Ana Frank murió a los 15 años en el campo nazi de Bergen Belsen en febrero de 1945 (nació el 12 de junio de 1929). Cuando su padre regresó de los campos, el único superviviente de la familia, dos personas que les ayudaron a esconderse, Miep Gies y Bep Voskuijl, le entregaron los papeles que habían escamoteado después de la detención, entre ellos sus dos diarios. Uno fue escrito en forma de cartas para sí misma y otro con la intención de ser, tal vez, publicado alguna vez. Sus últimas anotaciones fueron el 1 de agosto, tres días antes de la detención. 74 años después de su muerte, se ha convertido en uno de los libros más importantes y leídos del mundo y en un símbolo del horror del nazismo.
"Fue una niña charlatana, ingeniosa e inteligente", explica el escritor Eduardo Alonso, que acaba de publicar una versión de su historia, Ana Frank. La memoria del Holocausto (Vicens Vives). "Su Diario es un desdoblamiento epistolar con una confidente inventada para contarle las incidencias cotidianas de dos años de encierro, sus estados de ánimo, las confusiones de la adolescencia, el descubrimiento del primer amor, atenazada por el miedo y los horrores de la guerra. Elie Wiesel, unos meses mayor que ella, superviviente de Auschwitz, dijo al recoger el premio Nobel de la Paz: 'No somos responsables del pasado, pero sí de cómo lo recordamos'. Ana Frank es la memoria del Holocausto".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.