_
_
_
_
_

Un drama familiar ecuatoriano prueba suerte en Miami

'Cenizas', de Juan Sebastián Jácome, es uno uno de los 16 filmes que compiten en el premio HBO para películas Iberoamericanas

Un fotograma de 'Cenizas'.
Un fotograma de 'Cenizas'.

Hay silencios que se convierten en una losa cuando pasa el tiempo. De esas cosas no dichas en el seno de una familia va la película de Juan Sebastián Jácome (Quito, 1983) llamada Cenizas. “Vivimos en una sociedad superconservadora donde suceden abusos y la gente piensa que callando van a pasar y que las heridas se van a cerrar”, dice el cineasta y añade que su interés es “mostrar las consecuencias del silencio”.

El tema de una relación familiar rota por un episodio de abuso intrafamiliar rondaba la mente de Jácome hace algún tiempo. Sabía que quería contar el reencuentro de ese padre que tuvo que marcharse con su hija, pero no encontraba el marco ideal. Fue cuando empezó a erupcionar el Cotopaxi, en 2015, que dio con el pretexto para hilar su historia.

Ese volcán andino de casi 6.000 metros de altura que no aguanta más y revienta es una metáfora de lo que le pasa a la joven hija. También funciona como metáfora el desalojo que deben hacer los personajes para escapar de la erupción, el remover muebles y el abrir cajas guardadas hace mucho. Todo está lleno de simbolismo en la película y hasta aquí puedo escribir para evitar los spoilers.

La relación de padres con sus hijos es una constante en la filmografía de Jácome. En su ópera prima, La ruta de la luna, también se ve a un padre que retoma el contacto con su hijo luego años de ausencia. El cineasta confiesa que no es un tema personal, sino que piensa que el tema de familia es algo con lo que todos se identifican. “Yo trato de ser universal en mis películas, siento que contando historias universales es una forma de acercarse a la gente”, cuenta.

En la producción de la película se involucró el estadounidense Andrew Hevia, que coprodujo el filme Moonlight (ganador del Óscar a mejor película en 2017). Hevia y Jácome trabajaron juntos desde que estudiaban en la Universidad de Florida. Esta es una gran carta de presentación para la película que empieza su recorrido este mes en el Miami Film Festival. Cenizas es uno de los 16 filmes que compiten en el premio HBO para películas Iberoamericanas. Las noticias del festival dicen que la película toca “temas oportunos y de trascendencia actual”.

También fue parte de la producción el uruguayo Germán Tejeira y la panameña Irina Caballero, ambos han sacado adelante películas galardonadas en festivales independientes como Una noche sin luna y La ruta de la luna, respectivamente. La producción contó con los fondos de Ibermedia y el exiguo Fondo Nacional del Cine. Jácome reconoce que hubo mucha austeridad técnica en el rodaje, pero esto se tradujo en exigencia actoral para sostener la historia.

No abundan las acciones ni las locaciones, pero sí hay un remezón emocional. Esto demandó mucho de los actores Diego Naranjo y Samanta Caicedo, padre e hija en la ficción, que tuvieron que ensayar varias semanas antes del rodaje. Naranjo además tuvo que cambiar su aspecto físico para cumplir con las exigencias del guion, descuidó su barba y cambió su gestualidad.

En la ficción apenas transcurre un día, pero parece más porque se cuenta o se aclara una vida entera. “La película es una invitación a la comunicación y al diálogo y a romper el silencio”, dice Jácome sin querer develar más antes del estreno mundial del filme que será el próximo 14 de marzo. 

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_