“Seré recordado por el plano de la tarjeta de ‘Moonlight”
El realizador Glenn Weiss, director de los Oscar, se enfrenta a su tercera edición. Habla en esta entrevista de las claves para un buen show y de cómo vivió el error en la mejor película en la gala de 2017
Los grandes especialistas de Hollywood en televisión en directo se cuentan con los dedos de una mano y uno de ellos es Glenn Weiss. Por eso entre sus créditos hay ediciones de los premios Tony de teatro, de los premios Emmy de la televisión o de los American Music Awards. El próximo domingo, 4 de marzo, se sentará en la sala de control del Teatro Dolby para dirigir por tercera vez seguida los premios Oscar de la Academia. Weiss, de 57 años, tiene 13 premios Emmy, el último de ellos el año pasado por la realización de la gala de los Oscar en la que tuvo que salir al paso de un espantoso imprevisto sin precedentes en 89 años: el equipo equivocado subió a recoger el premio a la mejor película.
Pregunta. ¿Qué se puede contar de la gala de este año, la 90 edición?
Respuesta. Espero que sea entretenido. Estamos celebrando el 90 aniversario y hay muchas cosas que celebrar. Vamos a montar un buen show desde todos los puntos de vista. Nos fijaremos en grandes momentos de la historia además de celebrar las películas de este año. Haremos homenajes y daremos las gracias por las grandes películas. Puede que haya más de eso que otros años, más clips de películas clásicas que otras veces. Y habrá gente en el escenario que no veríamos en un año normal. Esperamos que sea una gran fiesta.
P. Este año, Hollywood se está esforzando por mostrar al público que está cambiando la cultura machista y seguramente eso estará presente en la gala. Hace dos años fue la denuncia de la falta de nominados negros. ¿Cómo afectan estas cosas a las decisiones del realizador?
El momento en el que se revela que Moonlight ganó el Oscar a la mejor película de 2017
R. A la hora de hacer planes tenemos que tener en cuenta el mundo que hay a nuestro alrededor. No produces para hacer el mismo show todos los años. Hay que ser conscientes de ello. No es que hagamos nada específico, pero ser conscientes nos permite hacer un show que enganche a la gente. Desde luego que afecta. La forma en que lo montas, lo que vaya a decir Jimmy (Kimmel, el presentador), el corte de las caras de los nominados, todo depende de varias cosas. Poner en pie un show como este cualquier año es un gran puzzle. Las decisiones que tomas previamente se ven distintas cuando se enfrentan con la realidad, como quién va a presentar qué, cuánto tiempo le quieres dar a ese premio, qué premio es, o los temas sociales del momento. Lo que más me gusta de la tele en directo, y que a otros no les gusta, es la espontaneidad. Tú vas con un plan, pero buena parte del contenido son los discursos y tú no sabes lo que van a decir. Tienes que estar listo para reaccionar a lo que está pasando. El año pasado ocurrió algo bien gordo para lo que no estábamos preparados (se ríe). Tienes que estar preparado para cualquier cosa.
P. A pesar del embarazoso momento que se vivió con la confusión entre La La Land y Moonlight, una equivocación sin precedentes, recibió un Emmy por su trabajo. ¿Hay un plan B para una situación así?
R. En el mundo de la televisión en directo siempre hay que tener un plan B. Las cosas siempre pueden salir mal. Pero no creo que jamás hubiera podido pensar que podría pasar algo así. Tienes que estar dispuesto a cambiar la historia que estás contando justo al final, porque era el final. Lo más importante en ese momento es: ‘Algo ha pasado que no está bajo mi control’. Cuando ocurrió, en mi mente yo no quería que la historia al día siguiente fuera que algo malo había ocurrido y habíamos intentado taparlo. En ese momento yo tomé la decisión de cubrirlo lo mejor que pudiera y asegurarme de que todo el mundo en casa pudiera verlo. Ser honesto y transparente para que la gente en casa supiera de verdad sobre lo que estaba pasando. Yo no sabía en el momento si era la decisión acertada o no, fue instintivo. Supongo que el reconocimiento de los Emmy indica que fue acertado. Pero en ese momento no lo sabes.
P. ¿Cómo fueron las decisiones a partir de que se dio cuenta de que algo pasaba?
R. Yo sabía que era muy importante mantenerse atento y ser honesto. Me obsesioné con la tarjeta (en la que estaba escrito el ganador). Yo sabía que en ese escenario alguien tenía en la mano la tarjeta que habían sacado del sobre y quería un plano de esa tarjeta. Tenía una cámara que estaba sin asignar en ese momento, la número 10. Le dije 'hagas lo que hagas, sigue ese sobre. Cuando alguien lo levante quiero que se vea bien'. Entonces enseñaron la tarjeta y conseguí el plano que dio la vuelta al mundo. En el momento, lo único que estaba haciendo era mostrar lo que estaba pasando. No tenía ni idea de que, después de todas las cosas hermosas que he hecho en televisión, seré recordado por el plano de esa tarjeta. Por cierto, tengo que decir que Jordan (Horowitz, el productor de La La Land) estaba en un momento muy difícil y lo llevó con mucha elegancia, le tengo mucho respeto por ello.
P. ¿Cuáles son las claves para hacer los Oscar? ¿Hay que guardar un equilibrio entre el clasicismo y la innovación?
R. Es exactamente así. No quieres hacer el mismo show todos los años. Pero tiene que ser una celebración del año en el cine. Hay que entender que no podemos hacer una fórmula, pensar en cómo progresamos de un segmento a otro, tratar de mantenerlo fresco. El aspecto del escenario será distinto, habrá momentos divertidos distintos, pero todo manteniendo la clase de los Oscar. Al tiempo que hacemos un show que quede bien, no podemos perder de vista que estamos aquí para dar los Oscar y para celebrar la industria del cine. Ese debe ser el tono de toda la noche: celebramos las películas del año, a todos los invitados y a todos los artistas que están esa noche con nosotros. Espero que la gente se lo pase bien y que vayan al cine.
Babelia
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