Macbeth irrumpe en la exposición de arte
La brasileña Christiane Jatahy relee la obra de Shakespeare en clave actual y multimedia
Si la brasileña Christiane Jatahy, una de las grandes revelaciones de la escena actual, propone un Macbeth está claro que no va a ser la suya una lectura convencional. Sorprenderá y desconcertará y, sin duda, fascinará. Es lo que ocurría con sus dos geniales acercamientos anteriores a los clásicos: Julia, sobre La señorita Julia de Strindberg y la sensacional E si elas fossem para Moscou? (¿Y si ellas se marchasen a Moscú?), sobre Las tres hermanas de Chéjov.
Jatahy (Río de Janeiro, 1968), a la que le gusta explorar la relación entre teatro y cine y dinamitar las fronteras y reglas, rompe continuamente las barreras de la representación como la entendemos y hace saltar por los aires los códigos teatrales convencionales.
A floresta que anda (El bosque que camina), su aproximación a Macbeth, que se presenta este sábado y domingo (dos funciones cada día) en el Teatre Municipal de Girona en el marco de Temporada Alta y como uno de los platos fuertes de la programación más contemporánea, arranca como un vernissage, la inauguración de una exposición de arte, una instalación, a la que asiste el espectador y en la que se presentan diversas proyecciones en grandes pantallas mientras unos camareros sirven vinos. Pero empiezan a pasar cosas: de entrada una parte del público ha sido provista de cascos y parecen recibir información privilegiada sobre el montaje, mientras que las pantallas comienzan a revelar imágenes captadas durante el propio acto: el público mira y es mirado a la vez. Y una mujer de carne y hueso —la actriz fetiche de Jatahy, la también brasileña Julia Bernat (Julia en la obra de Strindberg e Irina en la de Chéjov)— explica la historia de Macbeth, un rey que se volvió loco hasta que lo detuvo, sí, un bosque andante...
“Hace mucho que pienso en Macbeth”, dice Jatahy. “Siempre he querido hacer la obra pero nunca llegaba, hasta que por fin encontré la manera de mirar hacia hoy a través de la pieza de Shakespeare. Más que una persona, Macbeth es el sistema en que vivimos hoy, el juego y la lucha del poder”. Al respecto apunta que si Macbeth es una obra terrible, “la realidad es mucho más aterradora”. ¿Se refiere a la inquietante actualidad de Brasil? “Empezamos a montar la obra antes del impeachment a Rousseff, y todo lo que ha venido, pero ha sido como la premonición de las brujas; lo de ahora con el país convertido en laboratorio de lo peor, de la derecha y el fascismo, significa un violento retroceso en todos los aspectos. Lo más malo que he vivido en mi país. La verdad es que ahora las referencias a Macbeth han ganado mucha actualidad”.
La directora advierte que su puesta en escena “no es como en el teatro, aquí está todo muy cerca, estás de hecho inmerso en la propuesta y no sabes dónde empieza lo teatral y acaba lo real y viceversa. El público,es fundamental. Tiene un protagonismo esencial su mirada”. La primera parte, continúa, es esa exposición de arte, la videoinstalación. Y entonces empieza el relato de Macbeth, “dentro del vernissage pasa una ficción y se convierte en el banquete en que aparece el fantasma de Banquo, después del crimen”.
Julia Bernat recita texto original de la pieza, de Macbeth, pero también de Lady Macbeth y de las brujas. La actriz, “es la línea que cose la función, con pequeños trazos, extractos de la obra de Shakespeare”. Más que una adaptación, se trata de “una apropiación de las atmósferas de la historia”.
El bosque representa para la directora “el colectivo, la posibilidad de revolución; lo que hace moverse al bosque son personas, de ahí la idea de que el movimiento de transformación depende de todos, de que es posible cambiar, la esperanza de una utopía”.
Jatahy, que pide a los espectadores que confíen —”estamos juntos en esto”—, recalca la “cooperación sutil del público” en la representación, incluyendo la construcción del filme que se graba en secreto. “¡Qué juego más loco, sí!”, se exclama con picardía. “El espectador es manipulado al igual que Macbeth lo era por el destino y las brujas. Todos somos manipulados”.
Babelia
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