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Crítica | La chana
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El compás en los sesos

Una película calmada, tierna y abierta, elegante y sobria, para retratar un fenómeno de la naturaleza, un ciclón de arte y vida

Javier Ocaña

Una película calmada, tierna y abierta, elegante y sobria, para retratar un fenómeno de la naturaleza, un ciclón de arte y vida, una mujer vertiginosa y emocionante. La combinación perfecta: otorgar aire y apacibilidad a la velocidad y el brío. Es La Chana, producción española dirigida por la croata formada cinematográficamente en Escocia Lucija Stojevic, gran sorpresa para nuestro país en las recientes candidaturas a los Premios del Cine Europeo, donde está entre las aspirantes a mejor documental, sobre la bailaora barcelonesa Antonia Santiago, apodada La Chana, una de las más importantes de la segunda mitad del siglo XX, y virtuosa del taconeo.

LA CHANA

Dirección: Lucija Stojevic.

Género: documental. España, 2017.

Duración: 83 minutos.

“El compás hay que tenerlo entre ceja y ceja, en los sesos. Esa es la madre del cordero”, dice con sabiduría gitana Antonia, de 70 años, marcando el secreto de su genio. El compás musical, el compás flamenco, se entiende. Y, sin embargo, Stojevic ha entendido también el compás propio para su trabajo, el cinematográfico, que dista mucho del de La Chana, pero que acaba convergiendo en una película hermosa y didáctica, humana y social alrededor del arte, pero también del papel de la mujer en la sociedad española, del lugar de la mujer en la patriarcal sociedad gitana. Con el hilo conductor de una serie de instantes cotidianos de la bailaora en su vida actual, trufados de declaraciones que se alejan de la entrevista en modo busto parlante, a veces expuestas en off, sobre actuaciones o fotografías de archivo, el documental abraza el baile de la libertad. Aquel que fue sometido por la violencia de género, y se expulsaba a través del frenético taconeo de una mujer que dejaba boquiabierto al personal, rímel corrido por el sudor externo y la sangre interna, por el dolor y la rabia.

Admirada por Peter Sellers y por Dalí, que iba a sus espectáculos con aquellos extraños leopardos que tanto miedo daban a Antonia, y presencia mayúscula en la película de Robert Parrish El magnífico Bobo (1967), La Chana se muestra sublime como un vendaval, en la palabra y en el baile, ahora sentada, rodillas destrozadas, cuerpo inerte, rostro a punto de estallar. Y Stojevic la filma con el aliento del compás, el de ambas, tan distinto, tan distante, tan exacto.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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