Rose McGowan: “Ya es hora de limpiar la casa”
La exactriz realiza su primera aparición pública desde que estalló el escándalo Weinstein, el productor acusado de abusar sexualmente de ella y de otras 80 mujeres
El huracán Harvey sigue azotando Hollywood con toda su fuerza. Y por extensión a toda una sociedad marcada por la desigualdad y los abusos sexuales. Aún siguen saliendo más y más casos de mujeres acosadas por él o por el director James Toback, a quien han acusado de ultrajes más de 200 víctimas.
Pero durante todo este vendaval, impulsado también por el hashtag #MeToo (YoTambién) en las redes sociales, todavía no había hablado Rose McGowan, una de las primeras víctimas que llegó a un acuerdo extrajudicial con Weinstein. “Durante 20 años me han callado, me han insultado, me han acosado, me han vilipendiado. ¿Y sabes qué? Soy igual que vosotras”, dijo el viernes, en su primera comparecencia pública desde que estalló el escándalo, en la Convención de Mujeres en Detroit, y sus palabras fueron más allá de Hollywood. “Todas somos #MeToo”, insistió. “He acabado siendo la voz de todas a las que nos han dicho que no somos nada”.
Como indicó la exactriz, que está preparando una biografía que saldrá a la venta en febrero, las acusaciones contra Weinstein no son un caso aislado. Ni en Hollywood ni en la sociedad. “Ya es hora de limpiar la casa”, remarcó. De hecho, sus declaraciones han tenido consecuencias y no todas ellas de apoyo. McGowan lleva años volcada en proyectos artísticos fuera del cine y estos días ha buscado refugio en Hawái, alejada de su casa de Los Ángeles. Peor lo ha pasado la actriz y directora italiana Asia Argento (en New Yorker contó que Weinstein la había violado en Cannes en 1997), que esta semana ha abandonado su país tras sentirse acosada por los medios de comunicación locales. “Italia está muy por detrás en su visión de la mujer”, afirmó desde Alemania, adonde se ha mudado. Allí, Argento ha hecho pública una lista de 82 víctimas del productor. En ella aparecen desde su exasistente en Miramax Morgan Shanahar a Annabella Sciorra, que el viernes contó en New Yorker cómo Weinstein la violó en 1993 cuando la visitó en su casa. Otras no quieren dar su nombre, pero detallan “abusos, violaciones y acosos”.
En Nueva York, el chef y personalidad televisiva Anthony Bourdain, pareja de Argento, arremetió contra quienes permitieron los abusos de Weinstein aceptando su dinero y sus favores. Según Bourdain, su compañía rechazó una sustanciosa oferta económica “que habría sido como un lento veneno que se comería nuestra alma hasta acabar como Quentin Tarantino, con una vida de complicidad y vergüenza”. El director, considerado el niño prodigio de las compañías de Weinstein, reconoció hace días que lamentaba no haber prestado más atención a los rumores e informaciones que había escuchado sobre su mecenas. Otro de los directores ligados a la carrera del productor, Robert Rodríguez, también dio a conocer su versión del escándalo. El realizador, durante varios años pareja de McGowan, supo de boca de la actriz el día que la conoció lo que había pasado: “Mi respuesta fue contratarla como protagonista de Grindhouse para hacérselo pagar”, dado que la película estaba producida por Weinstein.
Lejos de guardar silencio, Weinstein aviva la polémica. Además de negar a través de una portavoz todas las acusaciones de sexo no consensuado, ha demandado a su excompañía para poder acceder a sus emails, que según él le pueden exonerar de muchas acusaciones.
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