Un refresco superheroico
El director Taika Waititi ha compuesto la película más luminosa y colorista de la saga, sin la agria pomposidad y la impostura dramática de la segunda parte
THOR: RAGNAROK
Dirección: Taika Waititi.
Intérpretes: Chris Hemsworth, Tom Hiddleston, Cate Blanchett, Jeff Goldblum.
Género: superhéroes. EE UU, 2017.
Duración: 130 minutos.
Las cosas claras, el listón del tono desde el primer minuto, desde el primer diálogo, en una conversación entre el héroe Thor y el demonio de fuego Surtur, que se congratulan de verse con un saludo mutuo que define al contrario:
― Thor, hijo de Odin.
― Surtur, hijo... de perra.
A la tercera han dado en el clavo. Thor: Ragnarok es una comedia de superhéroes desinhibida y efervescente, divertida e irónica consigo misma. Tras la ocurrencia de Marvel de colocar a Kenneth Branagh como director de la primera entrega, Thor (2011), apelando al (risas) shakesperiano universo de intrigas palaciegas entre padres, madres e hijos de la historieta creada por Stan Lee, Larry Lieber y Jack Kirby, decisión que apenas se notaba en la realización de una película que, paradójicamente, donde más destacaba era en sus secuencias humorísticas en la Tierra, Alan Taylor tomó el mando de la segunda producción de la serie: Thor: el mundo oscuro (2013). Sin embargo, con Taylor, que siempre fue más un profesional de la narración que un autor creativo, la película, como suele ser habitual cuando se subraya la presunta oscuridad de un producto de aire popular, se convirtió en una losa de grandilocuencia.
Pero he ahí que Taika Waititi ha entendido por fin el material. Consciente de la refrescante idiotez que tiene entre manos, y en ese sentido los momentos con el sarcástico Jeff Goldblum son una muestra, el director y guionista de aquella desternillante desmitificación vampírica llamada Lo que hacemos en las sombras (2014) ha compuesto la película más luminosa y colorista de la saga, sin la agria pomposidad y la impostura dramática de la segunda parte de la serie, de la que incluso parece reírse con ironía autoparódica en la secuencia de la representación teatral.
Con Inmigrant song, de Led Zeppelin, como motor de propulsión sonoro, Waititi aprovecha los ya tradicionales juegos con presencias de superhéroes de la Marvel en películas ajenas, en un retroalimento comercial procedente del cómic y digno de estudio. Y, una vez más, junto a una Cate Blanchett en su salsa, Chris Hemsworth demuestra su poderoso sentido del humor. El hijo de Odín y el hijo de perra por fin han encontrado un padre creador que ha comprendido su fortaleza lúdica.
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