Un invitado con mucha vitalidad
Argentina acude a la feria para mostrar la pujanza de su literatura y de sus editores, grandes y pequeños
Argentina quiere volver a exportar su literatura. Liber es su tercera convocatoria europea en esta década: Argentina fue país invitado en la Feria del Libro de Fráncfort en 2010, en París en 2014 y este año desembarca en Madrid. Sin gigantes literarios como Jorge Luis Borges o Julio Cortázar y apagado el interés que suscitó la literatura vinculada a la dictadura desde los ochenta, el país sudamericano busca recuperar atractivo gracias al talento de sus nuevos narradores y estrechar lazos a ambos lados del Atlántico en un difícil momento interno por la significativa caída de ventas en librerías y la reducción de las tiradas.
“Los autores argentinos, latinoamericanos en general, no tienen tanta presencia en España salvo las figuras clásicas. Liber es una buena oportunidad para que se conozca el fondo editorial argentino, que ha perdido presencia”, opina la presidenta de la Cámara Argentina del Libro, Graciela Rosenberg. “La literatura argentina actual tiene muy buena prensa, pero es difícil de instalar en las librerías”, dice el escritor y editor Damián Tabarovsky, uno de los invitados a Liber y al frente de la editorial independiente Mardulce. “En los últimos años, el interés por América Latina se lo llevó la política. Ha ofrecido populismos, se ha escrito mucho sobre ellos, pero la narrativa latinoamericana no es tan importante después de [Roberto] Bolaño”, observa Tabarovsky.
Autores argentinos residentes en España como Andrés Neuman y Patricio Pron son el mascarón de proa de la comitiva del país invitado de este año, en la que figuran también los escritores Ariana Harwicz, Pablo de Santis, Martha Alles, Hugo Mujica y Néstor Braidot.
Proyecto cinematográfico
Ricardo Piglia, fallecido el pasado enero, estará presente a través del documental 327 cuadernos, de Andrés Di Tella, en el que el cineasta narra la revisión de los diarios del autor de Respiración artificial y su transformación en los tres tomos que dejó escritos antes de morir. El rodaje se extendió a lo largo de tres años y estuvo marcado por un hecho imprevisto a mitad de camino, el diagnóstico de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) a Piglia, quien aun así decidió continuar adelante el proyecto.
“Este año tuvimos, previamente, la experiencia de ser país invitado en Arco. Y la articulación entre la feria como recinto más orientado al mercado y la actividad en instituciones culturales de Madrid fue muy rica. Esperamos que aquí pase lo mismo: buen panorama para las editoriales, rondas de negocios productivas, pero también buenas discusiones, lecturas, encuentros, circulación de ideas y seguir estrechando lazos entre dos escenas que por fortuna están cada vez más cerca”, dice Marcelo Panozzo, ex director editorial de Penguin Random House y actual secretario de Patrimonio del Ministerio de Cultura argentino, sobre las expectativas en Liber.
Presentaciones
La Biblioteca Nacional proyectará el 4 de octubre el documental 327 cuadernos, de Andrés Di Tella, y un día después acogerá la presentación de Confesionario, historia de mi vida privada. Entrevista performática, a cargo de la autora y conductora de ciclos literarios Cecilia Szperling y del escritor Patricio Pron.
Paralelamente, Madrid vive un boom de presentaciones de libros de argentinos. La editorial Mardulce presentará El sentido olvidado. Ensayos sobre el tacto, de Pablo Maurette; Interzona acercará al público español La máquina de proyectar sueños, de Szperling, el 4, y el mismo día El Hilo de Ariadna introducirá a Hugo Mujica con su obra Dioniso, eros creador y mística pagana.
En los cruces editoriales entre Argentina y España, Damián Tabarovsky y Constantino Bértolo compartirán mesa.
Panozzo cree que las invitaciones internacionales que ha recibido en los últimos años la literatura argentina tienen razones diversas, pero le gusta pensar que “hay una vitalidad en el panorama narrativo argentino de los últimos lustros, con autores editados, valorados y leídos fuera de Argentina, con muchos de ellos que además viven en Europa —pienso en Eduardo Berti, Patricio Pron, Andrés Neuman, Martín Caparrós— y con editoriales que, sobre todo en Alemania y España, han prestado especial atención al panorama y han construido catálogos muy interesantes”.
Apuesta juvenil
Según la Cámara Argentina del Libro (CAL), la crisis de la industria editorial de 2016 se profundizó en los primeros seis meses de 2017. La producción de novedades editoriales en el primer semestre del año se mantuvo igual al mismo periodo de 2016, pero disminuyó un 23% la cantidad de ejemplares por tirada y cayeron las ventas entre un 15% y un 25%. La caída generalizada en el sector ha provocado que las editoriales arriesguen menos, vayan a lo seguro e impriman menos ejemplares, explica la presidenta de la CAL y titular de Lugar Editorial, especializada en ciencias sociales. Después de los años de bonanza de la edición infantil, la gran apuesta del momento es la literatura juvenil y la publicación de sagas, agrega Rosenberg.
Otra característica de la producción local es la creciente polarización entre los grandes grupos editoriales y una multitud de editoriales independientes. El Gobierno cree que el sector ha tocado fondo y ve una ligera mejora que “aparece como mucho mayor en el horizonte”, según Panozzo, pero las editoriales pequeñas son más cautas. “En agosto no caímos, fue el primer mes”, dice Pablo Braun, al frente de la independiente Eterna Cadencia. “La coyuntura actual es muy problemática. Cuanto más pequeñas las editoriales, más sufrimos, y no se ven perspectivas, no se ve un futuro promisorio en el corto plazo”, señala Tabarovsky.
Para el editor de Mardulce, las editoriales independientes nacidas hace más de una década en Argentina fueron la vanguardia de un movimiento que se generalizó por gran parte de América Latina, pero lamenta la indiferencia con la que han sido vistas por los sucesivos Gobiernos y la ausencia de políticas activas a favor de la impresión y exportación de libros.
Babelia
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