La Mostra se blinda contra el terrorismo
El festival de Venecia refuerza su seguridad con un 30% más de policías, nuevas cámaras y agentes escondidos entre el público en busca de sospechosos
Cazar a una estrella, o a un terrorista. Un móvil vale para todo. Depende, claro está, del uso. Decenas de asistentes asaltarán la alfombra roja de Venecia para conseguir algún selfie o al menos una imagen cercana de los divos. Mientras, los policías también levantarán sus teléfonos, pero para otra misión: agentes de paisanos circularán por el festival con cámaras disfrazadas de móviles para grabar a todo individuo sospechoso. La imagen llegará en tiempo real a la pantalla de un grupo de expertos bautizado como Soil, ubicado en el propio Palazzo del Cinema y encargado de confrontarla con su base de datos y lanzar la alerta en caso de coincidencia. Es esta una de las principales novedades lanzadas por el cuestor de Venecia, Vito Danilo Gagliardi, tal y como informa el periódico local Il Gazzettino. Una protección de película para un festival de cine.
El diario explica que la 74ª edición del certamen será “la más blindada” de la historia. Los recientes atentados de Barcelona y Cambrils han hecho mella en la mente de organizadores y autoridades, de ahí que Venecia haya vuelto a aumentar sus medidas de seguridad, ya reforzadas el año pasado. Fue entonces cuando La Mostra, con el recuerdo del atropello terrorista en Niza aún demasiado fresco, colocó varias barreras de cemento en sus principales accesos, para impedir la carrera enloquecida de algún camión o furgoneta.
Los enormes bloques siguen ahí, pero cuentan ahora con varios aliados más. Habrá un centenar de agentes volcados las 24 horas del día en garantizar la seguridad del festival, un 30% más respecto a 2016; unas 40 cámaras esparcidas por todo el certamen pretenden lograr que no pase nada en el recinto sin que los ojos de Soil no lo vean. Y una furgoneta ejercerá, en pleno corazón de La Mostra, de laboratorio científico, para los análisis inmediatos que hicieran falta, resume Il Gazzettino.
Los organizadores juran que así los peligros están reducidos al mínimo. Además, el objetivo es que la protección sea un fantasma que los asistentes apenas perciban y no ralentice en absoluto el desarrollo del festival. El cuestor Gagliardi confía en que el despliegue será suficiente a parar cualquier amenaza. Aun así, por si acaso, lleva siempre consigo otro remedio: un cuernito de plata. La buena suerte es más que bienvenida.
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