El soberano es un niño caprichoso
El Teatro Real estrena el 25 de mayo 'El gallo de oro', una fábula satírica y crítica con el gobierno zarista, del compositor Rimski-Kórsakov
Dodón es un zar que se acurruca en la colcha de su cama cuando tiene miedo. Gobierna todo un país pero está enfadado y por eso se golpea las rodillas con los puños. El soberano es peligroso porque su enorme cuerpo de adulto esgrime un poder inmenso que maneja con una actitud de crío. Rasgo que comparten aquellos que abusan del poder, los tiranos. Eso creía el compositor ruso Nikolái Rimski-Kórsakov y eso plasmó en su última ópera El gallo de oro. El Teatro Real presenta, entre el 25 de mayo y 9 de junio, nueve funciones de esta obra, en coproducción con la Ópera National de Lorena y el Teatro La Monnaie de Bruselas.
Ficha técnica
Dirección musical: Ivor Bolton
Dirección de escena: Laurent Pelly
Zar Dodón: Dmitry Ulyanov (May. 25, 28, 31 · Jun. 3, 5, 9) Alexey Tikhomirov (May. 29 · Jun. 1, 4)
Zarévich Guidón: Sergei Skorokhodov (May. 25, 28, 31 · Jun. 3, 5, 9) Boris Rudak (May. 29 · Jun. 1, 4)
Zarévich Afrón: Alexey Lavrov (May. 25, 28, 31 · Jun. 3, 5, 9) Iurii Samoilov (May. 29 · Jun. 1, 4)
General Polkan: Alexander Vinogradov
Amelfa: Olesya Petrova (May. 25, 28, 31 · Jun. 3, 5, 9) Agnes Zwierko (May. 29 · Jun. 1, 4)
Astrólogo: Alexander Kravets (May. 25, 28, 31 · Jun. 3, 5, 9) Barry Banks (May. 29 · Jun. 1, 4)
Zarina de Shemajá: Venera Gimadieva (May. 25, 28, 31 · Jun. 3, 5, 9) Nina Minasyan (May. 29 · Jun. 1, 4)
El gallo de oro: Sara Blanch
Rimski-Kórsakov sintió la irrefrenable necesidad de escribir El gallo de oro en 1906. Rusia había iniciado, dos años antes, una guerra suicida contra Japón que provocó miles de muertos y resultó ser un desastre militar. El descontento del pueblo ruso se engrosó con la represión del zar Nicolás II que culminó en la masacre del Domingo sangriento y la revolución de 1905. Sobre estos pilares construyó el compositor ruso una obra ácida y crítica protagonizada por un caprichoso gobernante cuyo ejército combate sin pausa en un conflicto armado que parece poco fructífero. “Es una sátira política muy agresiva contra el régimen zarista. Y sin dejar de ser un cuento”, explica Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real. La censura impidió que el músico pudiera ver en vida su obra. En 1908 falleció Rimski-Kórsakov y un año más tarde, El gallo de oro se estrenó en Moscú.
En la escena que Laurent Pelly propone en el Teatro Real, el zar Dodón gobierna desde su cama. El lecho se alza sobre una montaña de carbón que, según el director de escena, simboliza el trabajo del pueblo. “Esta ópera es una crítica burlesca y frontal contra el zar Nicolás II pero no pierde actualidad. Se puede entender como una sátira contra el poder que ejerce un gobernador con la cabeza hueca”, añade Pelly. Más de 100 años separan el momento que vivió Rimski-Kórsakov con la situación política actual pero es inevitable que el espectador del siglo XXI encuentre que la historia le suena de algo. “Desgraciadamente es una ópera actual y universal. Pero no he querido forzar parecidos con gobernantes actuales. He querido dejarlo abierto, que el público sea el que identifique por sí solo las coincidencias”, matiza el director de escena. Pelly ha huido de la realidad para sumergirse en un universo imaginario. “El realismo en el teatro no me interesa porque a través de la fantasía podemos explicar el mundo. Para mí eso es la poesía”.
En la dirección musical está Ivor Bolton que este año ha cosechado éxitos en el teatro madrileño con Billy Budd y Rodelinda. Es la primera vez que se enfrenta a El gallo de oro pero asegura que es la obra rusa que más ha disfrutado dirigiendo. “Es una música sofisticada, muy refinada y necesita de los cantantes un sentido muy fuerte de la entonación”, revela el director musical. “La música europea de la época iba en todas las direcciones. Es una ópera difícil de catalogar, simplemente Rimski-Kórsakov sintió la necesidad de denunciar el abuso de poder del régimen zarista. Surge de un momento muy determinado”.
Una denuncia musical que tiene el miedo como hilo conductor y que culmina en una gran ironía. El pueblo consigue deshacerse de su tirano, pero no se siente libre. Es más, se ve huérfano y le asalta una pregunta existencial: ¿qué hacer ahora?
Babelia
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