La Feria del Libro de Bogotá se consolida como la tercera cita del sector en América Latina

La Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBO) cierra este lunes sus puertas después de 12 días de conferencias, presentaciones, talleres y encuentros con los lectores. La cita literaria, que en esta edición tenía el objetivo de superar los 500.000 visitantes, cumple 30 años con la certeza de haberse consolidado como uno de los eventos del sector más importantes de América Latina, después de las ferias de Guadalajara y Buenos Aires. El país invitado ha sido Francia y su presencia, según la organización, tenía como objetivo central “mostrar otra faceta de la creación literaria francesa, contemporánea y popular”. Dos de los autores más esperados este año eran los premios Nobel J. M. Coetzee y V. S. Naipaul, aunque este último finalmente canceló su participación. Otras estrellas que visitaron la FILBO fueron el estadounidense Richard Ford, Enrique Vila-Matas, que presentó Mac y su contratiempo (Seix Barral), el francés Pierre Lemaitre, el sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos o el cantautor argentino Fito Páez.

La tendencia reciente quizá más significativa de la feria tiene que ver con su programación cultural, más allá del trabajo de promoción de los expositores. “Ha crecido muchísimo, todos los años hemos traído un premio Nobel”, explica a EL PAÍS Enrique González Villa, presidente de la Cámara Colombiana del Libro. “Este es un país en el que se lee poco y queremos seducir a nuestro público para que los lectores se animen a leer, no es simplemente una invitación a comprar libros sino una invitación a la lectura”. González Villa elige la palabra “incluyente” para describir esta edición. Se refiere a “la población vulnerable” que figuraba entre los invitados, a la accesibilidad y a la presencia de exgueriilleros de las FARC -organización que en tránsito hacia la vida civil tras la firma del acuerdo de paz con el Gobierno- en varios encuentros.

La participación de Francia en la FILBO ha ayudado también a fortalecer algunos horizontes editoriales. “En Colombia el cómic no tenía una buena presencia en el mercado. Ahora se han agotado las existencias en la feria. Ha habido un descubrimiento de algo que no era normal en las librerías. Francia quiso traer una imagen muy contemporánea, no trajo nada de lo que es icónico, sino su literatura juvenil e infantil. Trajo cómic y autores muy contemporáneos, muy pocos conocidos”, continúa González Villa.

Bogotá crece como capital del libro. El viernes pasado, el Hay Festival dio a conocer la selección de las 39 promesas literarias menores de 40 años de América Latina. “El gran logro acelerado de los últimos cinco o seis años es que nadie discute la importancia de la FILBO”, señala Marcel Ventura, editor de Planeta. “Obviamente”, prosigue, “Guadalajara sigue teniendo la preeminencia, pero en Bogotá este año me place decir que he sentido la diferencia. Ya es una feria en la que están presentes todas las grandes agencias, y es algo que hace cinco años era impensable”.