Homenaje a ‘Neneco’, la cara histriónica de Les Luthiers
Un libro que evoca las mil caras de Daniel Rabinovich es una de las novedades de la Feria del Libro
Hace unas cuantas noches atrás, el ómnibus que llevaba de gira al grupo humorístico argentino Les Luthiers entraba a Vigo por la avenida principal cuando una fila de personas les llamó la atención. El extremo de la muchedumbre era la boletería del teatro en el que se presentarían recién al otro día. La anécdota la cuenta Carlos Núñez Cortés, uno de los integrantes del grupo en la presentación de Neneco (Planeta, 2016), el libro escrito por el periodista Pablo Mendelevich, que cuenta la vida de Daniel Rabinovich, el luthier fallecido en 2015. “Llegamos al hotel, me acomodé en mi habitación y de repente me golpean la puerta. Era Neneco (el apodo de Rabinovich): ‘¿Me acompañas?’, me preguntó. Y terminamos llevándole café a los de la fila. Se armó un revuelo tremendo, el termo se acabó en 30 segundos, pero nos quedamos una hora recorriendo la fila y hablando con la gente”, completa el artista que compartió experiencias durante 50 años con el homenajeado.
La obra, su presentación y la vida entera de Rabinovich resultan tan atractivas como lo que el público conoció del artista arriba del escenario. Neneco era, tal vez, el costado más histriónico del grupo que aún despierta risas tanto en Argentina como en España. “Por un lado estoy muy feliz de concretar un homenaje a Daniel pero por el otro estoy triste y todavía tramitando el duelo por su parte. Quiero agradecer a todos porque yo sólo soy la ideóloga de esto”, expresó su mujer, la abogada Susana Szylowicki. “(Daniel) era un hombre mutifacético del cual me volví a enamorar leyendo el libro; revisar el material fue fuerte y a la vez me ayudó a transitar el duelo”, completa la mujer con la que contrajo matrimonio en 1969.
La referencia de Szylowicki tiene que ver con que Rabinovich no solo fue una persona que arrancó risas en media docena de países. También se trató de un músico talentoso que tocaba 21 instrumentos, un actor que participó en siete películas –incluida una producida por Disney-, un payaso adorable, escritor, escribano, violinista, folclorista, campeón de billar, pescador de tiburones (junto al gran Astor Piazzolla), coleccionista de autos, aficionado al bridge, asador admirado, jugador de truco imbatible, piloto de helicópteros esporádico y protagonista de una vida social fuera de lo común. También un cantante “con voz de ángel”, según su profesora de entrenadora vocal.
“Estoy aquí por tres amigos”, aclara Carlos López Puccio, otro de los Les Luthiers, “El primero es Neneco que es compañero y compinche, claro que también estoy aquí por su mujer, ya que ella me divorció dos veces” (risas). El otro es mi gran amigo Pablo, a quien conozco desde que tenía memoria e hizo un trabajo divino, como el del periodista de El Ciudadano de Orson Welles, porque fue armando su personaje con una gran calidad periodística”. El artista también deja una de las tantas anécdotas que incluye el libro: “Cuando pasamos al teatro Coliseo había un montón de camarines para figuras secundarias y había un segundo piso que estaba prácticamente abandonado. Con Daniel decidimos mudarnos a esas sombras para instalar nuestros camarines. Al teatro no le importaba ese lugar y entonces tuvimos un ‘bulín’ (una segunda vivienda) cada uno, que lo tuvimos aproximadamente 25 años. Estábamos nosotros y el fantasma de la ópera (más risas). Entonces, nos visitábamos entre nosotros a tomar mate antes de las funciones. Esa costumbre la trasladamos al teatro Opera, por eso digo que además de un amigo, Daniel ha sido un vecino de camarines”.
“Todas las fuentes hablaban con enorme afecto tanto de Daniel como de Susana, desde Joan Manuel Serrat hasta los compañeros del billar”, dice el propio Mendelevich, quien además es columnista del programa radial El exprimidor y del diario La Nación. “Afecto, admiración y reconocimiento desde la primera entrevista hasta la 40. Tenía tantos amigos que no pude entrevistarlos a todos. Daniel era alguien que tenía una empatía mágica con la gente; un ser con 20 oídos y 20 corazones”, refiere.
El resto de sus compañeros en Les Luthiers coincide en que el libro realmente describe la personalidad de Rabinovich. “Fue muy bueno leer este libro porque me transportó a zonas de mi vida que tenía escondidas o no tan bien vistas”, opina Marcos Mundstock. “Leer el libro fue una visita de Daniel a mi casa, a mi familia. Es un libro coral, con opiniones de todos los que conocimos a Daniel y sus otros amigos, que aportaron una luz diferente de la que conocimos nosotros”, completa Jorge Maronna. Pero es Núñez Cortés el que da la clave necesaria para entender porque las almas como la de Neneco siguen vivas aún después de morir: “Hay anécdotas terribles que Daniel me pedía que contara. Me decía ‘Carlitos contá lo de la percha o cuando me tiraste un puercoespín en mi habitación’. Yo las contaba y cada día usaba la hipérbole, entonces la anécdota crecía y se volvía cada vez más surrealista. Al punto que yo le terminaba pidiendo disculpas porque me olvidaba la versión original. El me respondía muy tranquilo que ‘la anécdota es lo de menos, lo importante es todo lo que le vas agregando en cada versión’”. Es que la trascendencia es más fuerte cuando retumba en el corazón más que en la memoria.
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