El 71% de piratas digitales europeos no lo harían si los contenidos fueran más baratos
Los jóvenes son los que más violan la propiedad intelectual y más pagan por consumir cultura en línea, según un estudio
La mayoría de los europeos que piratean no lo hace por gusto o costumbre, sino por motivos económicos, o al menos así se desprende del último estudio de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO), publicado el pasado jueves. Entre quienes reconocen hacerlo —un 10% de los encuestados; el 16% en España— el 71% lo dejaría si los precios de los contenidos culturales fueran más baratos y asequibles. El porcentaje asciende hasta el 77% entre los españoles, que apoyan masivamente el uso de plataformas autorizadas:
Los jóvenes de la UE son, al mismo tiempo, los que más piratean y quienes “impulsan la evolución” hacia el pago por los contenidos en línea, según un estudio para el que se entrevistó a 26.555 europeos mayores de 15 años. Si bien el 27% de los encuestados entre 15 y 24 años reconocieron consumir cultura en línea de forma ilegal —un 1% más que en el último estudio, de 2013—, el 41% de los consultados de esta franja de edad también han pagado por ello en Internet, ocho puntos más que hace cuatro años. Esta tendencia crece y es más pronunciada entre los varones (32%), los que cuentan con un alto nivel de estudios (32%) y quienes viven en grandes ciudades (30%).
“El apoyo a la propiedad intelectual en Europa crece”, asegura el portavoz de EUIPO, Luis Berenguer, que recuerda que el 97% de los ciudadanos de la Unión Europea considera importante que “los inventores, los creadores y los artistas puedan proteger sus derechos y sean retribuidos por su trabajo”.
La creciente concienciación de la sociedad respecto a la piratería digital, sin embargo, contrasta con la dramática situación que describe año tras año el informe del Observatorio de la Piratería, que en su última edición denunció que el 87,48% de los contenidos consumidos online en España en 2015 fueron piratas. Esta “aparente contradicción” puede ser razonable, según Berenguer, que asegura que el avance en el reconocimiento social de la propiedad intelectual “no ha impedido que la piratería descienda, porque la gente acude a ella si no hay una oferta legal razonable”. Las limitaciones según el territorio que imponen plataformas de contenido son —además de los precios elevados—, otro de los motivos que llevan a la gente a utilizar fuentes ilegales, según el portavoz de EUIPO.
“Aún hay una labor por hacer para ayudar a los jóvenes, particularmente, a comprender la importancia de la propiedad intelectual para nuestra economía y nuestra sociedad”, según el director ejecutivo de la EUIPO, António Campinos. Con este fin, la oficina europea ha creado Ideas Powered, un portal web que intenta convencer a las nuevas generaciones del valor de los derechos de autor para su futuro. “Se hizo para que los jóvenes se den cuenta de que la propiedad intelectual al final lo que protege es su creatividad”.
Al igual que los mensajes que lanzan sus estudios, las naturalezas de la EUIPO y el Observatorio de la Piratería también difieren. Si bien la primera depende de Bruselas y representa a todos los sectores —“sociedad civil, usuarios, asociaciones de empresas”—, los críticos del segundo advierten de que su informe anual está encargado por la propia industria cultural y es un mero instrumento del sector para reforzar sus quejas.
Crece la confusión sobre lo que es ilegal
A la hora de descargar una película o escuchar una canción en streaming, los europeos tienen cada vez menos claro cómo hacerlo de forma lícita: el 24% "alberga dudas respecto a la legalidad o no de determinadas fuentes", según el informe de EUIPO, cinco puntos por encima respecto a la confusión que reinaba en 2013. "Entonces no existían las plataformas de contenidos que existen ahora: Netflix, Amazon, Movistar+…", recuerda su portavoz, Luis Berenguer , que asegura que desde entonces han proliferado versiones ilegales de las anteriores que "buscan la confusión del consumidor". El 14% de los usuarios ha llegado a investigar si pueden utilizar una fuente sin tener problemas con la justicia, dos puntos más que hace cuatro años, según la EUIPO.
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