Otro puente hacia Latinoamérica
La Sala Encina en Madrid abre como espacio para acoger teatro de América Latina
El panorama en el teatro es el que es: cierre de salas, fénix que renacen y sobreviven con esfuerzo, actores pluriempleados, precarización —un 57% de intérpretes no encuentran trabajo y, más de la mitad de los que lo encuentran tienen un sueldo mísero que no supera los 3.000 euros al año—, el 21% de IVA que sigue ahogando a la cultura... También muchas iniciativas para insuflar aliento a un sector al que no le falta vida creativa, pero sí movimiento monetario y ayudas, económicas o de facto, por parte de las instituciones. Pese a hablar de todo lo anterior con Paco Sáenz (Sevilla, 1956), él se ríe y reconoce que sí, que se ha metido en un charco, pero "qué felicidad". Este próximo 3 de marzo abre una nueva sala en Madrid, La Encina Teatro.
¿Miedo? No, más bien responsabilidad, y ganas. Porque Sáenz se marchó a Uruguay a principios de la década de 2010 y desde entonces estuvo yendo y viniendo hasta que cogió sus maletas de vuelta definitivamente en diciembre de 2015. En esos años Sáenz dirigió, estudió y aprendió del teatro uruguayo. "Allí, como en Argentina, hay una enorme influencia del teatro de Margarita Xirgu, pero también hay una nueva corriente que, aún manteniendo esa impronta, tiene un nuevo estilo tremendamente interesante, son actores, dramaturgos y directores jóvenes (en muchos casos del Emad, la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático Margarita Xirgu) ... Así que cuando fui para dar una conferencia sobre la máscara de Sartori, me acabé quedando cinco años".
Él habla en plural para todo: "Aunque responda yo, somos muchos los que hemos puesto todo en este proyecto. La Encina es una asociación que mantienen firmemente unos 20 socios, y mucha otra gente que apoya. Es un trabajo de equipo y de mezcla, de fusión". Sáenz volvió a España y con él "algunos actores y productores que se liaron la manta a la cabeza". "Queríamos crear un puente cultural y un espacio que abriese las puertas al teatro uruguayo, al latinoamericano".
El proyecto cultural que nació en Montevideo cuenta con el apoyo de la Embajada de España en Uruguay y con su Embajador Roberto Fariñas, con el del Centro Cultural de España en Montevideo y su director Ricardo Ramón. "Además del interés enorme que siempre ha mostrado Juan Del Pozo como director de Cooperación de España en Uruguay". Sáenz asegura que, tras más de 40 años en la profesión, a uno nunca se le acaban las ganas: "Y no tiene nada que ver con el conocimiento y reconocimiento, sino con el trabajo de hormiga de esa inmersión que es siempre estar en otra cultura y otras formas de hacer, porque aunque parezca una utopía, nunca dejas de conocer".
Con esa voluntad, hizo una prueba hace algunos meses y trajo hasta el Teatro Lara de Madrid el ¡Ay, Carmela! de Sanchis Sinisterra con dos actores uruguayos: "Cuando hay un buen texto y un buen trabajo actoral, la musicalidad es distinta, pero la calidad está ahí". Ese buen teatro, a veces con otro ritmo, es lo que quiere compartir Sáenz en España, donde todavía el teatro latinoamericano no se ha hecho con un gran espacio, pero que se va colando por pequeñas brechas: "En los últimos años cada vez vienen más compañías, luchándolo mucho, y quizás la historia de Pepe Mujica haya ayudado a abrir huecos. Nosotros ahora estamos dispuestos a dar también esa pelea, para que se beba cada vez más de otras fuentes, siempre enriquecedoras".
La Encina abre sus puertas
Las primeras obras serán En el nombre de Cristo, única función a las 21.00 por inauguración de la sala el viernes 3 de marzo; Hakawati (obra infantil) el sábado 4 de marzo a las 17.30; y el viernes 10, Uz, el pueblo, a las 20.00.
La Encina Teatro está en la calle de Ercilla, 15. Madrid.
Babelia
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