Ureña deja escapar el triunfo ante un toro de vuelta en la plaza México
Andrés Roca Rey salió a hombros en Bogotá tras cortar dos orejas y Castella derrochó valor
El mexicano Sergio Flores fue lo más destacado de la décimo quinta corrida de la temporada en la Monumental Plaza México. Fue el que más cerca estuvo de obtener trofeos, ya que el español Paco Ureña, que confirmó la alternativa, dejó ir el mejor toro del festejo, y Arturo Saldívar solo tuvo destellos.
Con una entrada floja calculada en unos 6.000 aficionados se lidiaron seis toros de Barralva, muy bien presentados y de diverso comportamiento en su juego. Magnífico el primero, que fue premiado con arrastre lento, y los otros no definidos, aunque cumplieron bien con los varilargueros, que sufrieron tres derribos.
Ureña no se acopló al temple del magnífico primer toro, y aunque por momentos lo toreó bien, nunca rompió la faena, en la que destacaron las tandas sobre la mano derecha. Dos pinchazos, media y un descabello, silencio. Con el cuarto, que no fue bueno, tampoco convenció. Siempre estuvo dispuesto, pero sin calar en las alturas. Silencio.
Saldívar, con el segundo, un toro áspero, lució firme, intentó sin lograr nada y mató pronto. División de opiniones. Mejoró mucho en el quinto, otro muy parado y deslucido. Sus destellos fueron los de más calidad de la tarde, sobre todo al torear con la mano izquierda. Mató pronto, y escuchó palmas.
Flores atraviesa un buen momento. Ante su primero, sin calidad y muy parado, lo intentó sin lograr el propósito. Palmas. Mejor con el sexto. Logró los mejores momentos, los más toreros, lo mismo con capote que en la muleta, que fue la labor más estructurada. Lástima que pinchó una vez, media y descabello. Recogió en el tercio la única ovación.
Roca Rey, a hombros en Bogotá
El diestro peruano Andrés Roca Rey salió por la puerta grande de la plaza de toros La Santamaría tras cortar dos orejas al tercero de la tarde en la penúltima corrida de la temporada bogotana.
Alternó con el francés Sebastián Castella, ovacionado, y el colombiano Luis Miguel Castrillón, quien se hizo con un trofeo en la lidia del primero de la tarde. La corrida del hierro de Juan Bernardo Caicedo fue complicada y desigual de presentación, en líneas generales.
Sebastián Castella: estocada trasera, saludo; estocada trasera y dos vueltas al ruedo, después de una clamorosa petición.
Luis Miguel Castrillón: espadazo y oreja; espadazo y división de opiniones.
Andrés Roca Rey: espadazo fulminante, dos orejas. Tres pinchazos y tres intentos de descabello. Palmas.
La penúltima corrida del abono bogotano tuvo nombre propio: el valor de los toreros para conducir la tarde por el camino de las emociones ante un complejo encierro.
Andrés Roca Rey sembró en la arena de la Santamaría el comienzo de la que debe ser una larga relación con los aficionados de la capital colombiana.
Su valor y voluntad hicieron de la lidia del tercer ejemplar de la corrida una lección de pundonor torero. La estocada de colección refrendó la tarea para ver asomar los dos pañuelos en el palco presidencial
En el sexto, Roca Rey aprovechó las mayores posibilidades de la res para hacer una faena limpia que no pudo rematar de manera adecuada con los aceros.
Sebastián Castella se marchó en blanco porque el presidente de la corrida le negó, al menos, un trofeo y quién sabe si dos, tras su lucha a brazo partido frente al cuarto del festejo. Fue un todo o nada en el que, incluso, resultó cogido, sin consecuencias, tras intentar un quite.
Pero el valor no estaba en las cuentas de usía, y fue el público quien lo premió con dos vueltas al ruedo. En su primero, poco pudo hacer, más aún cuando el toro se rajó.
El colombiano Luis Miguel Castrillón confirmó su alternativa y cortó oreja, tras una labor de temple y sin afanes, ante un toro que no terminó por romper. En el otro, hubo altibajos, y el público se mostró distante.
Babelia
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