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Muere Carlos Guzmán-Böckler, patriarca de la sociología de Guatemala

Su obra ‘Guatemala: una interpretación histórico-social’, es un referente obligado para entender la realidad de este país centroamericano

El sociólogo Carlos Guzmán-Böckler.
El sociólogo Carlos Guzmán-Böckler.

El sociólogo Carlos Guzmán-Böckler, patriarca de la sociología guatemalteca, murió este martes a los 86 años. En una de sus últimas declaraciones a la prensa, ofrecidas a EL PAÍS con ocasión del primer aniversario de Gobierno de Jimmy Morales el 14 de enero, el viejo profesor predijo que 2017 estaría marcado por la incertidumbre. “El porvenir de Guatemala es completamente incierto, porque realmente no tiene Gobierno. Tiene una banda de ladrones de larga trayectoria que sigue en las mismas y que desea sacar de la cárcel a sus cómplices ya detenidos. No hay dirección en el país y los que están en la cúpula solo llevan agua a su molino. Y el temor en el que viven los asesores de Jimmy Morales, que saben que en cualquier momento pueden ser juzgados y encarcelados, implica también la utilización del asesinato, como lo evidencian las amenazas de muerte en contra de la Fiscal General, Thelma Aldana”.

La rotundidad fue, desde siempre, la impronta de los análisis de Guzmán-Böckler. En su obra más conocida, Guatemala: una interpretación histórico-social (Siglo XXI), escrita junto al sociólogo francés Jean-Loup Herbert, se separó de la ortodoxia marxista al señalar que las grandes contradicciones de la sociedad guatemalteca no podían enmarcarse entre burguesía y proletariado, sino entre ladinos (mestizos) e indígenas, con su componente de discriminación racial que todavía pervive.

Pero sacar al indio de su condición exclusiva de agente económico —productor en condiciones de servidumbre— para perfilarlo como sujeto del gran salto de Guatemala hacia la revolución y, con ella, a la modernidad, fue demasiado atrevimiento. La extrema derecha lo calificó de comunista, en la época una virtual condena a muerte, aunque pudo abandonar el país rumbo a México. Pero también fue satanizado por una izquierda incapaz de asumir que la lucha de clases en la realidad guatemalteca no podía darse entre proletarios y burgueses, sino entre ladino e indígena.

Guzmán-Böckler pudo volver a Guatemala tras la firma de la paz y vivió sus últimos años en su idílica casa campestre de Santiago Sacatepéquez, a unos 10 kilómetros de La Antigua Guatemala, dedicado a la lectura y a dar conferencias en distintos foros. Conservó, hasta el último momento, una lucidez extraordinaria.

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