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El Rey clausura el centenario de Cervantes, “ejemplo de libertad y diálogo”

Don Felipe anima a prolongar el reconocimiento al creador del 'Quijote'

Jesús Ruiz Mantilla
Concha Velasco presenta el acto de clausura del cuarto centenario de la muerte de Cervantes, presidido por los Reyes.
Concha Velasco presenta el acto de clausura del cuarto centenario de la muerte de Cervantes, presidido por los Reyes.J. L. CUESTA (Getty Images)

Con la que cae por el mundo, tranquiliza y distingue escuchar en boca de un jefe de Estado esta clase de discursos: “Recordar a Cervantes es recordar quiénes somos, de dónde venimos y cómo debemos esforzarnos día a día para hacer del mundo en que vivimos un lugar, en el mejor sentido de la palabra, más cervantino, en el que se conjuguen siempre el diálogo y la libertad”. Es lo que dijo el rey Felipe hoy, lunes, en la clausura del cuarto centenario de la muerte del autor del Quijote. Fue en el Palacio Real, con un espectáculo presentado por la actriz Concha Velasco y coordinado por la directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, Helena Pimenta, en el que se mezclaron música, teatro, poesía y lectura.

Era día de balances. Sin que venza la euforia y para que se imponga el seso, a esta celebración, que empezó renqueante, al final se le ha sacado partido gracias al esfuerzo común del Gobierno, las comunidades autónomas, las academias —lideradas por la RAE—, el Instituto Cervantes y, sobre todo, compañías teatrales, autores devotos del autor alcalaíno, la sociedad… Entre todos se han puesto en pie millares de actos en todo el mundo e iniciativas, de las cuales, 500 han sido impulsadas desde la comisión de un centenario que comenzó su andadura con fuertes críticas por una injustificada tardanza en sus comienzos.

Un acto para el mundo de la cultura

En el acto de cierre del año Cervantes hubo representación del mundo político, con dos ministros –Íñigo Méndez de Vigo y Cristóbal Montoro-, acompañando a la vicepresidenta, Soraya Saenz de Santamaría o varios presidentes autonómicos, como Cristina Cifuentes (Madrid), Emiliana García Page (Castilla-La Mancha) y Juan Vicente Herrera (Castilla León). Pero, sobre todo, los reyes quisieron que fuera encaminado al mundo de la cultura. Acompañaron a don Felipe y doña Letizia, el director de la Real Academia Española, Darío Villanueva y varios de sus miembros, el encargado saliente del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha, escritores como Andrés Trapiello, Carme Riera, Julia Navarro, Ildefonso Falcones o Dolores Redondo, cineastas como Gerardo Herrero y, también, cineastas literatos –como el caso de Manuel Gutiérrez Aragón y Gonzalo Suárez-, pintores como Eduardo Arroyo, Antonio López, Canogar, Alberto Corazón o José María Sicilia, cantantes como Miguel Poveda, Raphael o Plácido Domingo y cocineros como Juan Mari Arzak, pero sobre todo, actores y gentes del teatro. Desde los directores de escena Lluìs Pasqual o Daniel Bianco a intérpretes como Paco León, Emilio y Julia Gutiérrez Caba, Israel Elejalde, Ángela Molina…

Pero todo ha servido para que no decaiga, vino a proponer el rey Felipe. En la Casa del Rey han estado muy pendientes del desarrollo de los homenajes y han pedido implicación en ellos. Quizás por eso, el Monarca no quiso hablar de muerte, sino de vida y dejar patente la paradoja, aunque ilusionado porque dé comienzo, de ahora en adelante, el siglo de escritor: “Si algo ha demostrado este año de conmemoración es, como subraya el lema de este acto, que Cervantes vive. Y vive más que nunca”. Vive su obra, vive su influencia y viven sus valores, remarcó: “La sociedad que queremos construir para quienes vengan después de nosotros, no puede renunciar y debe aspirar, por encima de todo, a ser, en ese sentido, una sociedad cervantina. Especialmente en la libertad y el diálogo; pero también en la nobleza y generosidad de espíritu, para continuar la permanente e inacabada tarea de construir una sociedad mejor”.

El año Cervantes ha tenido una vocación global para un espectro de 500 millones de hispanohablantes. Pero también por la fuerza de icono universal del Quijote, traducido a decenas de lenguas en todo el mundo, prácticamente desde su aparición en 1605. “Todos formamos parte de ese camino y compartimos esa confianza: los españoles y nuestros hermanos de los demás países hispanohablantes, con quienes, desde el orgullo de nuestro patrimonio cultural y lingüístico común, hemos participado en esta celebración. Y también comparten con nosotros el patrimonio cervantino quienes, en todo el mundo, se identifican con el legado y el mensaje universal que nos dejó el autor”, aseguró el Rey.

El cierre de la conmemoración contó con varias actuaciones. Las del grupo Ron LaLá y su cañera Cervantina. En ella revisaron una biografía a la que aún le atribuyen deudas de reconocimiento pendientes. Las musicales, a cargo del grupo Zarabanda, dirigido por Álvaro Marías. Una lectura de un poema de Antonio Colinas, último ganador del Premio Reina Sofía y, para cerrar, el sobrecogedor y magistral repaso del último capítulo del Quijote leído por José Luis Gómez.

Con el epitafio del bachiller Sansón Carrasco, incluido: “Tuvo a todo el mundo en poco; fue el espantajo y el coco del mundo, en tal coyuntura, que acreditó su ventura morir cuerdo y vivir loco”.

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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