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Festival de las Tres Fronteras, cine para romper estigmas

La ecuatoriana 'Alba', de Ana Cristina Barragán, se alza con el galardón a la mejor película

Asistentes al Festival internacional de cine de las Tres Fronteras en Puerto Iguazú.
Asistentes al Festival internacional de cine de las Tres Fronteras en Puerto Iguazú.Gentileza Festival 3F

La Triple Frontera entre Argentina, Paraguay y Brasil no es el territorio sórdido de narcotráfico, trata y prostitución que dibujan los medios. Existen esos delitos, pero la región goza también una una belleza natural sobrecogedora, con las Cataratas de Iguazú a la cabeza, y una riqueza cultural que a menudo quedan ocultas bajo el estigma. Esta tierra de intercambio sedujo a los actores argentinos Juan Palomino y Daniel Valenzuela durante el rodaje de A la deriva, de Fernando Pacheco, y decidieron crear el Festival Internacional de Cine de las Tres Fronteras, que el fin de semana clausuró su segunda edición en Puerto Iguazú, con casi 8.000 espectadores. "La intención fue intentar equilibrar la balanza respecto a la imagen negativa que tiene la Triple Frontera. Nos parece importante generar un espacio de reflexión y de debate sobre el rol del cine", explica Palomino, director del festival. La voluntad de la estadounidense Kathryn Bigelow de rodar una cinta sobre terroristas en esa ubicación terminó por convencerlos de la necesidad de llevar a cabo el evento.

Juan Palomino, director del Festival Internacional de Cine de las Tres Fronteras.
Juan Palomino, director del Festival Internacional de Cine de las Tres Fronteras.Gentileza Festival 3F

Como en la primera edición, celebrada en 2014, las 70 películas latinoamericanas seleccionadas invitan a repensar temas en común en el continente, como la idiosincracia, el lenguaje y la presencia de pueblos imaginarios. Pero esta vez se han añadido películas de género fantástico y de terror fuera de competencia para acercar al público iguacense las últimas producciones, entre ellas Kryptonita, la película de Nicanor Loreti basada en la obra homónima de Leonardo Oyola que abrió el festival, y la delirante El muerto cuenta su historia, entre otras.

El Andresito a la mejor película recayó en la multipremiada cinta ecuatoriana Alba, la ópera prima de Ana Cristina Barragán en la que explora la preadolescencia de una niña y logra provocar un viaje a ese tiempo pasado en el público. Otra mujer se alzó con el premio a la mejor Dirección, la chilena Pepa San Martín, por su largometraje Rara, que se inspira en la lucha de la jueza lesbiana Karen Atala por la custodia de sus hijas.

En la competencia al mejor documental fue premiado 'Raídos', del argentino Diego Marcone, donde muestra las duras condiciones de vida de los tareferos, los cosechadores de las hojas de yerba mate, la infusión más popular de Argentina. En la ceremonia de entrega de premios, celebrada en la noche del sábado, Marcone pidió a las autoridades provinciales y locales presentes ponerse manos a la obra para mejorar la triste realidad que se esconde detrás del cultivo de yerba mate, del que tanto presume la provincia.

Los rubros actorales fueron ex aequo en ambas categorías. Las mejores actrices resultaron Verónica Gerez, por Cómo funcionan casi todas las cosas, y Érica Rivas, por La Luz incidente, mientras que en actuación masculina se premió a Emilio Barreto por Guaraní y a Diego Velázquez por La larga noche de Francisco Sanctis.

Si la primera edición del festival abrió el camino para que Iguazú contase con su primera sala de cine en más de 40 años, en esta ocasión, la cita cinematográfica se ha desplazado a otras localidades a través del cine móvil, como Wanda, a unos 60 kilómetros de Puerto Iguazú. De la mano del sindicato de Papeleros, los vecinos se emocionaron al volver a ver cine en pantalla grande por primera vez en una década. En Puerto Iguazú, largometrajes como el paraguayo Guaraní, de Luis Zorraquín, conmovieron a los locales, muy cercanos a la cultura del país vecino por interactuar con ella a diario. "Me he sentido muy identificada, la frontera es geográfica nomás, no cultural", dice Ana sobre la cinta en una de las carpas en las que se proyectan las películas. Los argentinos cruzan a Paraguay y Brasil a cargar combustible y a comprar más barato, hay trabajadores de los tres países en Puerto Iguazú y en las discotecas pasan de la música local a la brasileña con naturalidad. 

Talleres y charlas en escuelas primarias y secundarias completaron "el sueño de llevar el cine al extremo del país" concebido por Palomino y Valenzuela hace dos años y recuperar esa ceremonia de encontrarse para compartir historias.

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