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El dulce secreto de Willem Dafoe

El actor estadounidense cuenta cómo logra el equilibrio entre Hollywood y el cine de autor

Luis Pablo Beauregard
Willem Dafoe y su esposa, Giada Colagrande.
Willem Dafoe y su esposa, Giada Colagrande.berenice bautista (AP)

Un particular silbido atraviesa el aire de una gran habitación colonial en el centro de Morelia. El sonido tiene cadencia y ritmo y se produce cada vez que Willem Dafoe pronuncia una palabra. “Sssssssometimes… becausssssse… falsssse freedom”. El actor estadounidense de los incisivos separados habla —y silba— a un pequeño grupo de periodistas. Su voz se proyecta en la sala como si estuviera en el escenario del Teatro X de Wisconsin, donde Dafoe comenzó su carrera en los años setenta.

El actor visitó Morelia junto a su esposa, la italiana Giada Colagrande. Ambos estrenaron Padre en el Festival Internacional de cine. La cinta, dirigida por Colagrande, es el cuarto largometraje que hacen juntos. “Fui partícipe y testigo al mismo tiempo del proceso porque Giada era como una fuerza de la naturaleza en este proyecto”, dice Dafoe en entrevista con EL PAÍS.

Vídeo: LPB

La pequeña película fue rodada en Roma durante las vacaciones de Navidad de 2015. La obra se sacó adelante con la ayuda de amigos. El famoso músico italiano Franco Battiato y la artista rusa Marina Abramovic forman parte de este relato de un padre que intenta comunicarse con su hija desde la muerte.

Padre, una cinta hecha con muy poco presupuesto y destinada a verse en festivales o pequeñas salas de cine de autor, sirve de ejemplo para mostrar el equilibrio que Dafoe ha logrado en su carrera. “Como artista siempre he tenido una vida esquizofrénica”, dice. Nacido en 1955 e hijo de un matrimonio formado por una enfermera y un cirujano, Dafoe renunció a la medicina, la tradición familiar, cuando comenzó a experimentar con el teatro avant garde.

Primero lo hizo en su Wisconsin natal, donde formó parte del Teatro X, una compañía universitaria. En 1977, Dafoe se mudó a Nueva York para fundar el grupo Wooster, con el que montó varias obras experimentales. “Siempre estaba en este campo muy marginal. Éramos un grupo de jóvenes haciendo cosas que la gente no quería ver”.

La primera oportunidad para hacer cine le llegó en los años ochenta, cuando obtuvo un papel para trabajar en Heaven’s gate, la esperada cinta de Michael Cimino tras la celebrada The Deerhunter. Las cosas no funcionaron y Dafoe fue despedido del proyecto. La película de Cimino se convirtió en un desastre que terminó por mandar a un estudio a la bancarrota. Poco tiempo después, Kathryn Bigelow le dio su primer protagónico al joven de Wisconsin en The Loveless (1981).

Dafoe se ha convertido en testigo de la transformación de Hollywood. En su primera década como actor cinematográfico trabajó con Oliver Stone, William Friedkin, Alan Parker y Martin Scorsese. Con este último en la polémica La última tentación de Cristo. Su carrera se forjó cuando los directores eran la parte central de los proyectos. Las cosas han cambiado. “Los directores y los estudios han perdido poder porque las cintas se están financiando por gente fuera de la industria”, dice. “Los actores tienen más poder que nadie y eso afecta lo que un director quiere decir con su película”. Y agrega: “Algunos directores no están interesados en sacar a los actores de sus zonas de confort”.

Esto ha llevado a Dafoe a buscar nuevas fronteras. Ha realizado más de 20 películas en Europa, donde busca nuevas expresiones artísticas y una forma de trabajar diferente de la de Hollywood. “Creo que aprendí que se puede generar una flexibilidad y una libertad porque los criterios de cada uno de estos mundos son diferentes”.

Este método ha ayudado a Dafoe a hacer películas íntimas junto a su esposa y, al mismo tiempo, preparar su papel como el científico Nuidis Vulko en la Liga de la Justicia y Aquaman, las entregas cinematográficas de DC Comics para los próximos años. “Es posible existir en los dos mundos al mismo tiempo. Es como un dulce secreto”.

“Estoy en su territorio y quiero ser mexicano”

En las próximas semanas, Dafoe iniciará los ensayos de Opus cero. La cinta significa la vuelta del actor a México desde 2003, cuando filmó en Guanajuato Once Upon a Time in Mexico, la tercera entrega del personaje de El Mariachi, creado por Robert Rodríguez. "Estoy en su territorio y quiero ser mexicano. Esa es mi actitud donde quiera que trabaje", confesó el actor. Días antes, Dafoe ya había comenzado su proceso de mimetización tratando de palmear unas tortillas de maíz en Pátzcuaro, Michoacán.

Opus cero es la ópera prima del australiano Daniel Graham, quien fue productor en línea de Carlos Reygadas en Post Tenebras Lux. La cinta será filmada en Real de Catorce, en San Luis Potosí y contará la historia de un músico (Dafoe) que llega al pueblo tras la muerte de su padre. Un amigo de éste, protagonizado por Brontis Jodorowsky, lo recibe en el lugar para pasearlo por lo que fue el hogar de su papá. En la cinta también actuarán las mexicanas Irene Azuela y Cassandra Ciangherotti. "Lo veo como una aventura total y estoy emocionado", dijo Dafoe en Morelia.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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