Jean Ziegler, estrella de cine
El histórico político y sociólogo suizo centra un documental que repasa con ternura y crítica su agitada vida
Suele presentarse a Jean Ziegler como "el suizo vivo más conocido en el mundo" tras Roger Federer. El autor de Suiza lava más blanco ha sabido dejar su huella en la historia, especialmente en las décadas de los setenta y ochenta, cuando tuvo sus momentos de gloria. Los más jóvenes quizá tengan más problemas para identificar a este exdiputado del Partido Socialista, catedrático de Sociología y exrelator de la ONU para el derecho a la alimentación. Amigo de Jean-Paul Sartre y de Simone de Beauvoir, del abate Pierre o Elie Wiesel, Jean Ziegler es hoy miembro del Comité Consultivo del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra.
El recorrido vital de este intelectual de 82 años y energía inagotable es lo que explora el filme Jean Ziegler, el optimismo de la voluntad , del realizador suizo Nicolas Wadimoff. Estrenado en agosto en el Festival de Locarno, este documental recibirá su bautismo internacional hoy en el Festival de Namur, Bélgica.
La película repasa su nacimiento en el seno de una familia burguesa de Berna, su etapa parisina y su trabajo en la ONU. Pero los momentos centrales del filme transcurren en Cuba, país al que el protagonista viaja en una especie de peregrinaje a tierra sagrada, en el que busca en cada interlocutor la confirmación de sus propias convicciones revolucionarias.
Y es que Jean Ziegler vuelve siempre a la anécdota de cuando ejerció como chófer del Che Guevara en su visita a Ginebra, en 1964. Cuando el suizo pidió al guerrillero argentino poder seguirle en su lucha revolucionaria, Guevara le respondió señalando Ginebra: "¿Ves esta ciudad? Aquí está el cerebro del monstruo, y es aquí donde está tu lucha".
Ziegler siguió el consejo al pie de la letra y fue desde la rica Suiza desde donde combatió contra el hambre en el mundo, el capitalismo salvaje y las grandes corporaciones. En la película, el veterano político comenta que Guevara le salvó la vida al pedirle que se quedara. "De otra manera, es muy posible que hubiera muerto en la selva boliviana". De hecho, uno de los momentos más emotivos del documental ocurre cuando Ziegler rinde homenaje al Che ante su tumba en La Habana.
Pero la película tiene otra protagonista inesperada. Se trata de Erica, su esposa, quien sigue cada paso del marido con una mirada cargada de amor y paciencia. Especie de contrapunto terrestre al fervor revolucionario de Ziegler, Erica es quien le aporta el necesario realismo, y la única persona que se permite contradecir a su marido, o poner en duda sus certezas. Un momento hilarante ocurre durante una discusión en la que le preguntan a Ziegler si le parece bien que en Cuba no haya libertad de prensa, a lo que el sociólogo responde airado: "¿Pero acaso necesitas leer La Tribune de Geneve para poder vivir?", ante la incredulidad de los presentes.
Jean Ziegler ha estado desde hace décadas en el ojo del huracán y ha sido objeto de numerosas polémicas por sus simpatías con el líder libio Muamar el Gaddafi o la OLP. Amado y odiado a partes iguales en su país natal, Ziegler no deja de ser un hombre que luchó contra lo que ha considerado la injusticia en una época en la que los actuales activistas antisistema no habían nacido aún. El documental termina con reflexiones acerca de su propia muerte, cuando muestra a las cámaras el lugar en el que será enterrado algún día. En ese momento, Erica precisa: "Y en este lugar seré enterrada también yo". A lo que Ziegler responde, emocionado: "No. Tú no, mi amor".
Babelia
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