La Feria del Libro de Fráncfort, de Bob Dylan a la realidad virtual
La editorial Malpaso se queda, en español, toda la obra del flamante premio Nobel
Empezaron con el cine, le siguió la televisión, hace poco se añadieron los videojuegos y este año es el turno de las artes y la realidad virtual. En tiempos en que la inmediatez de las nuevas tecnologías no deja margen para guardar secretos ni aplazar contratos, desde hace unos años que la Feria del Libro de Fráncfort, la más grande y vital del mundo, se enroca en lo profesional y va sumando ámbitos que refuercen la centralidad del libro en la industria del contenido. En esa línea arranca este miércoles su 68ª edición, con la sensación futbolística de que el sector está empatando el partido, tras la confabulación de la recesión mundial y la revolución digital, la caída de ventas se ha frenado y ya hay (leves) señales de recuperación mundial.
Con gorra blanca años veinte a juego con la camisa y una corbata de un rojo digno de sus pinturas, el británico David Hockney inauguró la nueva área de la feria, The Arts+, más de 1.500 metros cuadrados para buscar sinergias entre arte, nuevas tecnologías y libros. El artista, de 79 años, fue síntesis perfecta de los tiempos editoriales: iba presentando los dibujos que hace con su nuevo iPad (“todo está ahí en mis manos, incluyendo los colores; ¿quién podía pensar que el teléfono podría devolverme al dibujo?”), mientras en el mismo acto la editorial Taschen mostraba el voluminoso The David Hockney Sumo: un lujo de 500 páginas, con 450 obras suyas, en formato gigantesco… en papel.
La otra fotografía la proporcionaba la sencillísima exposición de los invitados de honor a la feria, Holanda y Flandes, que, eso sí, muestra desde un rústico libro que emite notas musicales al paso de sus páginas, a relatos que pueden seguirse con gafas de realidad virtual, menos ligeras que las que permiten un paseo en 3D por una modesta reproducción del pabellón alemán que Mies van der Rohe creó para la Exposición Internacional de 1929 en Barcelona.
Inversamente proporcional a su reducción física (la crisis y las fusiones editoriales han encogido visiblemente el encuentro), la feria no para de crecer en eventos: hasta el domingo hay previstos más de 4.000 actos que podrán ver los 275.000 visitantes que se espera acudan a unas instalaciones que acogen a 7.100 expositores de 100 países. El único espacio que crece es, año tras año, el de los agentes literarios: serán unos 700, de más de 300 agencias de 33 países, que han agotado las 460 mesas, las minas del rey Salomón de la feria.
Por vez primera, ayer ese espacio estaba ya abierto a los profesionales. Y con actividad notable. Lo aprovechó la editorial Malpaso, que se quedó con todos los libros de Bob Dylan para España y América Latina: su prosa poética (Tarántula), su primer y único volumen de memorias hasta hoy (Crónicas) y Letras, todas sus canciones entre 1962 y 2012, las últimas que ha corregido por enésima vez. “Esas las sacaremos por Navidad: por ellas ha recibido el Nobel; así se podrá juzgar si merecía el galardón” , apunta Malcom Otero, editor de Malpaso.
En el fondo, y a pesar de la expansión profesional del programa de la feria, Fráncfort es negocio. Por ello España fue ayer uno de los mercados analizados con lupa en uno de los foros más selectos: el español es la tercer lengua más hablada del mundo y la segunda más utilizada en Internet; y el 8% de la población mundial hablará español en 2030. El presidente de la Federación de Gremios de Editores de España, Daniel Fernández, expuso el estado de esperanza en la salida del túnel y el analista del sector, y fundador de Dosdoce, Javier Celaya, cómo estará el patio en 2020. Celaya fue tan documentado como contundente: la crisis ha dejado tocadas a muchas editoriales, por lo que no puede tardar que aparezca, vía occidental o vía potente grupo chino, un tercer gran jugador junto a Planeta y Penguin Ramdom House; el 40% de los ebooks serán autopublicados; el audiobook se quedará (por los móviles y tabletas) y alcanzará el 10% de las ventas y las bibliotecas públicas acabarán siendo un canal de venta de libros digitales. “Serán las grandes plataformas de acceso de la gente a la cultura digital ya que para los usuarios ese acceso será gratuito; en EEUU ya se llevan un porcentaje de la venta”. Los asistentes tomaban nota en tabletas. Puro Fráncfort 2016.
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