“Una puede encontrar su camino siendo acompañante”
El fenómeno editorial 'Calendar Girl', de Audrey Carlan, protagonizado por una joven que se alquila como 'scort', aterriza en España
Un fantasma recorre las librerías. El fantasma de la literatura erótica. Tras el tsunami que supuso a nivel editorial (luego cinematográfico) 50 sombras de Grey, desembarca en España Calendar Girl, de la estadounidense Audrey Carlan, que narra las aventuras y desventuras de Mia, chica de 24 años que ejercerá de escort (que no prostituta) durante un año. A razón de un cliente por mes. Con más de cuatro millones de ejemplares vendidos, Calendar girl se ha hecho un hueco en las listas de más vendidos en Reino Unido, Alemania o Estados unidos.
Que lo que la protagonista “pone a la venta su tiempo, no su cuerpo”, eso es algo que la autora se esfuerza en remarcar en su primera visita a España, por mucho que las variadas experiencias sexuales de Mia lleven a pensar lo contrario. “Lo que pase entre ella y el cliente ya es cosa suya, pero no es una prostituta”. Y pasar, las cosas pasan. El libro no escatima en descripciones sexuales, escenas tórridas o lenguaje provocador. En España Planeta publica Calendar Girl como saga de cuadro libros (uno por cada trimestre del año y con piel de leopardo en la portada), mientras que en Estados unidos el formato fue de 12 novelitas, una por cada mes. “Ese formato ayudó al éxito de la novela, es importante conseguir que la gente se comprometa. Que quieran saber qué pasa al mes siguiente”, confiesa la autora. Para ello su truco no es el ya manido cliffhanger final, sino “intentar conseguir la sensación de que la cosa va bien… por ahora. Mostrar algo que ha salido bien, pero que puede torcerse al siguiente mes”.
Pero, para Carlan, el pilar fundamental del éxito de Calendar Girl es Mia, la protagonista. “Creo que su peripecia trasciende generaciones. Y la gente quiere saber de su vida”. ¿De dónde la sacó? “De ningún lugar en concreto, no está basada en alguien real. Es una mezcla de amigos, compañeros de trabajo, hermanas pequeñas. Cosas que coges de aquí y de allí”. Todo lo que acompaña al libro, especialmente su campaña publicitaria, se desarrolla bajo la alargada sombra de 50 sombras de Grey, el fenómeno con el que los medios se han apurado a comparar Calendar Girl. “Me honra que me comparen con 50 sombras”, explica Carlan. “Pero creo que lo único que nuestros libros comparten es el erotismo de la historia. Y que, en el fondo, es una historia de amor. No veo más similitudes”.
Carlan incide en que su protagonista no alquila su cuerpo, sino su tiempo. Pero estamos hablando de una chica que ejerce de escort. "El mundo creo que ya no piensa que la mujer que tiene muchas parejas sexuales es una puta. Simplemente creo que ella está más abierta a ese otro tipo de intimidad, y que está a gusto con eso. ¿Estaría yo a gusto? No, pero a ella le funciona”, explica sobre su personaje. “A la sociedad le importa demasiado con quién está cada uno, con quién duerme cada uno. Mira toda la prensa del corazón, todos los famosos”. La trama de las novelas está construida para sacar de la ecuación temas espinosos. El hecho de que la protagonista se vea obligada a pagar una deuda de su padre, por lo demás alcohólico, ayuda a sortear el dilema sobre el tipo de trabajo que ejerce. El hecho de que sea un contrato temporal, acota la transgresión a un año. Por no hablar de la exorbitante cantidad que cobra por sus servicios, seis dígitos por cliente. Y de los clientes en sí, generalmente guapos y triunfadores. "Lo que me importa es el viaje personal de la mujer. Una puede encontrar su propio camino siendo lo que sea, también escort".
“Dentro de este tipo de literatura, hay relatos sobre otro tipo de mujeres”, aclara Carlan. Mujeres sumisas, que no toman sus propias decisiones. A mí lo que me interesan son las mujeres fuertes. Todas las mujeres tienen una fuerza dentro, y cuando las encuentran, son capaces de cambiar su mundo. De eso va en realidad Calendar Girl”. ¿Ejercer de escort como forma de empoderamiento femenino? Quién sabe. Cosas más raras se han visto en esto de la literatura.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.