Muere Horacio Salgán, un referente del tango refinado
El pianista y compositor tenía 100 años y apuntaló, entre otros, a Goyeneche y Rivero
El pianista y compositor argentino Horacio Salgan llegó a los 100 años y dijo basta. Dueño de un estilo que lo ha acercado al ambiente de la música clásica, al punto que fue admirado por músicos como Daniel Barenboim, Arthur Rubinstein o Igor Stravinsky, el maestro comenzó a estudiar música a los 6 años y a los 13, ya era el mejor alumno del conservatorio nacional. Escribió temas como “Don Agustín Bardi”, “Grillito”, “A fuego lento”, “Cortada de San Ignacio”, entre otros, y realizó una tarea inmensa como arreglador de partituras ajenas. Salgán es un querido vecino del barrio del Abasto, el emblema geográfico del tango en Buenos Aires, donde también vivió Carlos Gardel. Allí nació en 1916 y vivió toda su vida. Allí también falleció, en el Sanatorio Güemes, y es velado hasta el sábado, que será inhumado en el cementerio de la Chacarita.
Fue la Academia Nacional del Tango la que anunció el deceso del fundador del Quinteto Real, que se produjo por su avanzada edad. “Nunca me propuse tener un estilo ni hacer una renovación de nada. Lo que salió, salió espontáneamente porque así lo sentía”, decía el músico, que dedicó sus horas al estudio exhaustivo de la música. El propio Astor Piazzolla ha confesado que en momentos en los que trabajaba con la orquesta de Aníbal Troilo, se escapaba en los intervalos para escuchar la orquesta de Salgán, que tocaba en otro bar cruzando la calle. Alguna vez le confesó que tras cada concierto, encandilado por las virtudes del pianista, se replanteaba su capacidad como orquestador. Su complejo estilo tenía influencias de la música brasileña, peruana, el jazz y lo clásico.
Su carrera comenzó de niño, tocando el piano como número vivo en las películas mudas. Al cumplir la mayoría de edad ingresó a Radio Belgrano y también fue parte de los elencos musicales de Excelsior, Prieto, El Mundo y Stentor. El ambiente más pesado del tango lo recibió cuando cumplió 20 años. En 1944 fundó su propia orquesta, integrada por 4 bandoneones, 4 violines, viola, cello, contrabajo y piano. “La idea de formarla de alguna manera está determinada por la composición. Empecé a componer porque quería hacer tango de una manera determinada. No con la idea de ser compositor, sino con la de tocar tangos como a mí me gustaba. Lo mismo sucedió con la orquesta. Como a mí me gustaba interpretar tangos a mi manera, la única forma era teniendo mi propio conjunto. Hay gente a la que le gusta ser director de orquesta, pero a mí me interesó mi vocación pianística. Sin ninguna intención de crear nada”, explicó para su libro autobiográfico.
Su fallecimiento se da en simultáneo con un sentido homenaje que lleva su nombre en el Festival de Tango de Buenos Aires, que se desarrolla en estos momentos y en el que 18 pianistas de distintas extracciones como el jazz, el tango y el folclore releen e interpretan sus composiciones. Asimismo, el propio Barenboim ha ofrecido un concierto en su honor en el Teatro Colón el 29 y 30 de junio pasado.
Babelia
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