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“Espero que Europa encuentre su identidad a través de la hospitalidad”

El ganador de la Palma de Oro de Cannes recibe un homenaje en el Festival de Cine de Lima

Luc Dardenne, en Lima.Vídeo: Video Audrey Cordova

Luc Dardenne y su hermano Jean Pierre han registrado el malestar y la esperanza en Europa. Primero en documentales y, desde fines de los años 80, en largometrajes de ficción. El cineasta belga, nacido en 1954 en Awirs, visita Perú por primera vez para dialogar con cineastas y estudiantes. También recibirá un homenaje como personalidad internacional en la clausura del Festival de Cine de Lima. En entrevista con EL PAÍS sostiene que Europa, en conjunto, puede hacer mucho más para acoger a los refugiados y de esa forma reencontrar su identidad.

Los Dardenne lograron la Palma de Oro en Cannes por primera vez en 1999 con Rosetta y lo volvieron a recibir en 2005 con El niño. También consiguieron el Gran Premio del Jurado en 2011 con El niño de la bicicleta, que se ha convertido en clásico moderno junto a varias de sus cintas. La filmografía de los hermanos es descrita por Philip Mosley como de realismo responsable debido a que retratan niños, adolescentes y jóvenes europeos al borde de la marginalidad por problemas familiares o sociales. 

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Los hermanos usan la menor cantidad de tecnología posible en sus rodajes y dan prioridad al trabajo con los actores. Hace algunas décadas incorporaron el uso de un monitor para ver en simultáneo lo que filmaban, así cada uno podía estar en un lugar diferente: con los actores o con la cámara. “Finalmente nos hemos vuelto digitales, pese a haberme resistido un poco, a partir de 2011 hemos entrado a la era digital con la cámara”, comenta.

Los Dardenne han sido testigos de los últimos 50 años del devenir europeo. Han puesto énfasis en mostrar las consecuencias humanas de la falta de acceso al trabajo y los procesos de reconversión industrial. Acerca de si el momento actual en su continente es el más difícil en ese medio siglo, el cineasta responde: “vivimos un momento importante en el que vamos a tener que decidir. En todo caso, espero que Europa decida unificarse más de lo que lo está hoy. Nos unificamos a raíz de los acontecimientos, como el terrorismo islámico, a través de la defensa o la seguridad, pero espero que nos unamos a través una cooperación más importante en temas como el sistema tributario, la seguridad social, la legislación social”.

En la filmografía de los hermanos belgas aparecen constantemente migrantes árabes o africanos en roles secundarios. En su más reciente película, La hija desconocida, la cuestión de los refugiados está presente. “En nuestra última película, la mujer que ha muerto -a la que mataron o la que hubiera podido sobrevivir- era una refugiada, una inmigrante, una mujer negra sin documentos de identidad. El filme es una metáfora de la inmigración hoy en Europa. La cuestión de la migración es también uno de los temas en los que Europa debe tomar decisiones comunes para poder acoger a los inmigrantes”, afirma.

Europa puede acoger más refugiados de los que está acogiendo ahora, eso es seguro

“No hay que ser ingenuo: no podemos acoger 100 millones de refugiados con una población de 500 millones en Europa, pero podemos acoger más de lo que ya estamos haciendo ahora, eso es seguro. Podemos lograrlo sin poner en dificultad la economía, sin permitir el auge de los populismos de derecha, sin demagogia. Es una decisión que debe tomarse a nivel de una política europea y no solo de los países. Y espero que Europa pueda definirse, encontrar su identidad, a través de esta hospitalidad”, añade.

El primer largo de ficción de los hermanos, que suelen filmar en la Seraing, en Lieja, fue un parteaguas en la región con la historia de un movimiento de trabajadores que intentaba defender su puesto en una fábrica de acero que finalmente fue clausurada. “Más que un recuerdo, hay una herida que permanece: quienes trabajaban en esa industria tenían mucha esperanza en la creación de esas fábricas. A pesar de que han pasado 30 años queda un elemento en la memoria: producir acero formaba parte de una mentalidad creativa. Ahora no se ha logrado reconvertir a partir de las nuevas tecnologías”, explica.

Cuando no está filmando, Dardenne se sumerge en escribir guiones, una actividad que disfruta. “También veo muchas películas y leo muchos libros: novelas y filosofía. Mi hermano lee novelas. Vivo como todos, a veces me encuentro con amigos para tomar un trago, pero soy un poco solitario de todos modos”.

Sobre el origen de las historias que filma, el director comenta que suele ser una mezcla. “Pueden proceder de las noticias. Por ejemplo, en Rosetta, el personaje es totalmente inventado, pero la madre, que vive en un camper, fue a raíz de un tema del que nos enteramos por el reportaje que hizo un amigo en Flandes. Era sobre personas que vivían en estacionamientos porque se quedaron en situación de crisis y les resultaba más barato vivir ahí y mudarse del pueblo porque ya no tenían recursos”, cuenta.

Los dardennianos peruanos se han acercado en estos días a su director favorito, que prepara viajes a Río de Janeiro y México el próximo año.

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