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PATRIMONIO MUNDIAL

La Unesco consagra a Le Corbusier

La organización de la ONU declara Patrimonio Mundial 17 obras en siete países del suizo, gran maestro de la arquitectura moderna

Edificio L'Unité d'Habitation, en Marsella, obra de Le Corbusier de 1952.Vídeo: EL PAÍS VÍDEO
Anatxu Zabalbeascoa

Nada menos que 17 obras de Le Corbusier han sido declaradas hoy, domingo, Patrimonio Mundial por la Unesco en la 40ª reunión, celebrada desde el pasado 10 de julio en Estambul y que fue suspendida el sábado por el intento de golpe de Estado en Turquía. Que sean tantos edificios, en lugares tan distantes como Bélgica y Japón, que sean algunas de las obras más famosas, pero también varias de las menos conocidas las que hayan sido consideradas prototípicas de su trabajo y seminales de la nueva arquitectura sitúa al suizo a la cabeza de la modernidad. Abre también una vía de protección para la arquitectura moderna que la organización internacional que defiende la documentación y conservación del Movimiento Moderno (DOCOMOMO) lleva años reclamando con sus programas para denunciar la desprotección de ese patrimonio.

Charles Édouard Jeanneret (La Chaux-de-Fonds, Suiza, 1887- Roquebrune-Cap-Martin, Francia, 1965) —un Picasso de la arquitectura por los diversos idearios e idiomas plásticos que logró construir— ha sido resumido en 17 inmuebles clave por el comité internacional de expertos que ha firmado su candidatura. Que de Frank Lloyd Wright sólo se sopesara un par de trabajos y que del brasileño Oscar Niemeyer se contemplara sólo Pampulha, da cuenta del valor pionero que la Unesco atribuye a Le Corbusier.

Lo icónico y lo cotidiano, la densidad urbana y las nuevas técnicas constructivas, la ciudad y la cabaña, lo sagrado y lo mundano, todo cupo en la obra de este pintor hijo de un relojero suizo que, tras construir la casa de sus padres, dedicó una década de su vida a viajar por culturas ajenas a la suya. Con la digestión de ese bagaje, un singular don plástico y una enorme capacidad de riesgo se convirtió en el gran maestro de la arquitectura moderna. No ha habido nadie tan libre ni tan seguido. También es difícil dar con alguien más polémico. Sus monumentales edificios en Chandigarh (India) son una meca arquitectónica que recibe hordas de visitantes, pero en su momento fueron criticados por estar ideados de espaldas a las necesidades de la gran mayoría de los ciudadanos.

La iglesia de Ronchamp (Francia), de 1955, erigida por Le Corbusier.
La iglesia de Ronchamp (Francia), de 1955, erigida por Le Corbusier.CORDON PRESS

Desde que, en 1994, la Unesco constatara que debía corregir la preferencia por la arquitectura histórica, cristiana, elitista y occidental, la organización ha tratado de abrir sus puertas a otro tipo de patrimonio. De los casi ocho centenares de edificios protegidos, apenas 20 eran modernos —de Gaudí, a la Casa de Luis Barragán, en México, pasando por Brasilia—. La llegada a ese podio de las principales tipologías ideadas por Le Corbusier supone concederle el cetro de la arquitectura moderna a un arquitecto del que han aprendido, bien y mal, tantos proyectistas. Su huella excede los libros de historia. Sigue alimentando a los mejores, pero también impulsó la configuración de bloques de apartamentos que desvirtúan nuestras densas ciudades.

La candidatura de Le Corbusier había intentado sin éxito conseguir la protección de la Unesco en dos ocasiones. Sin embargo, como sucede con Picasso, ordenado cronológica o tipológicamente, su legado resume la arquitectura del siglo XX. Desde la casa que levantó para sus padres, en 1924, hasta El Cabanon, de apenas 12 metros cuadrados, en Cap Martin, junto a la que se ahogó en 1965. Entre medias: sublimes edificios religiosos —Ronchamp y La Tourette—, propuestas de convivencia urbana —L’Unité de Habitation, en Marsella, apoyado en pilotes, con jardín en la azotea y una planta de comercios internos—, o la normalidad de la casa del médico Pedro Curutchet, en La Plata, a las afueras de Buenos Aires. El reconocimiento de la Unesco sitúa por fin la modernidad a la altura del mejor gótico. Ayuda a equiparar su fuerza al poso de lo antiguo.

Reconocimiento para Antigua y Barbuda, Brasil, India y México

El Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco, en su 40ª reunión, también ha inscrito hoy, domingo, otros cinco sitios en la Lista del Patrimonio Mundial:

El astillero de Antigua y sitios arqueológicos conexos (Antigua y Barbuda). Este espacio comprende un recinto fortificado con instalaciones y edificios portuarios. Las bahías profundas, rodeadas de terrenos elevados, de este lugar de la isla de Antigua ofrecía un refugio seguro contra los huracanes, propiciando así el mantenimiento y reparación de los navíos, señala la Unesco. Construido por los ingleses a finales del XVIII gracias a la mano de obra esclava africana, el astillero de Antigua tenía por objeto proteger los intereses de los dueños de las plantaciones de caña de azúcar. Es el primer nombre de Antigua y Barbuda en la Lista del Patrimonio Mundial.

Conjunto arquitectónico moderno de Pampulha (Brasil). Fue el centro de un proyecto urbanístico visionario de ciudad-jardín realizado en 1940 en la ciudad de Belo Horizonte, capital del Estado brasileño de Minas Gerais. Planeado en torno a un lago artificial, el centro, de carácter cultural y recreativo comprendía un casino, una sala de baile y la iglesia de San Francisco de Asís. Todos sus edificios fueron diseñados por el arquitecto Oscar Niemeyer. La explotación de las propiedades plásticas del hormigón dio lugar a formas audaces. El sitio constituye además un testimonio de la influencia del clima y las tradiciones de Brasil en la arquitectura moderna.

Parque Nacional de Khangchendzonga (India). Situado en el Estado de Sikkim, al norte del país, este parque nacional se extiende por una parte de la cordillera del Himalaya y alberga un paisaje excepcional de planicies, valles, lagos, glaciares y montañas cubiertas de bosques arcaicos y rematadas por casquetes de nieve, entre las que figura el tercer pico más alto del planeta: el monte Khangchendzonga. Las poblaciones autóctonas de Sikkim profesan devoción a este monte.

Por último, el archipiélago de Revillagigedo, en la costa mexicana del Pacífico, un ecosistema de cuatro islas volcánicas deshabitadas. El conjunto de pequeñas islas tiene una importante fauna endémica y es un lugar donde las aves migratorias tienen un punto de recalada en su trayecto americano.

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