Este dedo es una película
La vuelta al cine de Pablo Berger tras el gran éxito de ‘Blancanieves’ se titula ‘Abracadabra’. El director define su tercer largometraje como una “comedia hipnótica”.
Pablo Berger es de Bilbao, y dicen que eso imprime carácter. Cada uno de sus pasos profesionales son férreos, medidos, y a la vez sin vuelta atrás. Desde su primer largometraje, Torrremolinos 73, al segundo, Blancanieves, pasaron nueve años. Desde aquella arriesgada apuesta por un filme mudo en blanco y negro a su tercera película, Abracadabra, que llegará a los cines en 2017, pasarán cinco años. Berger coge velocidad, y él lo reconoce entre risas: “Me estoy acelerando”. También confiesa que ha mirado de reojo a ver si alguien va a filmar estos meses “una comedia hipnótica”, que es como define su nuevo filme, cuyo rodaje arranca el próximo lunes, y del que hasta ahora no ha querido desvelar mucho de la trama. Lo de mirar de reojo viene de Blancanieves: a punto de empezar su rodaje, un productor amigo le llamó desde el festival de Cannes recién salido de una proyección de The artist; la gloria de la originalidad, si tal cosa existe, se la quedó Michel Hazanavicius. Aunque Berger se arriesgó aún más al trasladar un cuento clásico a la España taurina de los años treinta del siglo XX.
El rodaje del filme comienza en Madrid el próximo lunes
Así que Abracadabra tampoco será una película fácil. “Me gusta verla como una muñeca rusa de géneros. Es un drama dentro de una comedia dentro de filme de género fantástico dentro de una película de terror... Uno de mis directores favoritos es Woody Allen y me gusta como referencia ese hacer creíble lo increíble o la idea de poner a personajes ordinarios en situaciones extraordinarias que elabora en La rosa púrpura del Cairo, Zelig, Midnight in Paris o La maldición del escorpión de jade”. Para este viaje, el cineasta ha involucrado a Maribel Verdú —que repite de Blancanieves—, Antonio de la Torre, Quim Gutiérrez y José Mota, entre otros.
Pero, ¿de qué va Abracadabra? “Una mujer de barrio [Verdú], del sur de Madrid, descubre que su marido [De la Torre] ha sido poseído por un espíritu. Y se embarca en una aventura para recuperarle. En este viaje le ayuda su primo [Mota], aficionado al hipnotismo y culpable de la posesión, acto que ejecutó en mitad de una boda”. Al espíritu le interpreta Quim Gutiérrez, pero Berger no quiere desvelar más de ese papel, más allá que es una especie de faro de la historia al estilo “coronel Kurtz en Apocalypse Now”.
En el pequeño despacho de Berger están también sus dos principales colaboradores: su esposa, Yuko Harami, productora asociada y fotofija de sus películas, e Iñigo Rotaetxe, director de la segunda unidad y dibujante del storyboard, por primera vez digital: “Eso nos ha ayudado a la reescritura de guion, porque nos posibilita variar diálogos y planos muy rápidamente”. Por casualidad, en la otra escalera del edificio, situado a pocos pasos de la Gran Vía madrileña, una academia de baile dejó libre un local que se ha convertido en la oficina de preproducción: por los pasillos se ven fotos de localizaciones por todo Madrid; en una sala, el diseñador de vestuario Paco Delgado, doble candidato al Oscar, le prueba un traje a Julián Villagrán; en otra, el director de fotografía Kiko de la Rica charla con Carlos Gras, ayudante de dirección... Todos repiten de Blancanieves, que ganó diez goyas.
“Es un drama dentro de una comedia dentro de un filme fantástico...”
Riesgo y sorpresa
Berger ha escrito el guion de Abracadabra defendiendo lo que define como sus herramientas como creador: “Emoción, humor y sorpresa. Me gusta darle al espectador un cuento y sorprenderle según vaya avanzando. Que nunca sepa lo que va a ocurrir”. Quienes han leído el libreto hablan de un guion muy arriesgado, pero que si sale bien impresionará. “Me tomo cada película como la última. No me considero un director de oficio, que hace un filme tras otro, sino un francotirador. Para mí el cine es una misión suicida: a veces sale bien, a veces sale mal”.
Y ahí entra José Mota, que solo ha hecho una película, La chispa de la vida, fuera de su registro cómico habitual: “Si Verdú es el personaje quijotesco de la historia, José da vida al Sancho Panza. Me costaba encontrar un actor que encajara en ese rol. Y recordé a Mota en los sketches de su programa de televisión que se encarna a sí mismo. Están llenos de verdad, a la vez que recuerda a Peter Sellers en sus tiempos, sus miradas, sus reacciones... Eso me interesa mucho. En los ensayos hemos confirmado lo acertado de la elección”. El cineasta aclara: "Maribel sería el payaso triste y José el alegre. A Josep Maria Pou le he dado el papel del maestro hipnotizador, y junto a Villagrán estarán, entre otros, Saturnino García y Ramón Barea, personajes que se cruzan en la aventura".
Si Blancanieves era blanco y negro, y Torremolinos 73 jugaba con tonos satinados, Abracadabra será “a todo color”. Al lado de Harami, una serie de libros de arte remarcan esa decisión. “Vamos a los extremos”. Lo mismo en música, con grandes éxitos del pop de los ochenta y noventa.
Para vender Blancanieves a productores y actores, Berger creó un caja que contenía fotos y textos que desgranaban el decálogo del filme. Con Abracadabra también hay 10 mandamientos, contenidos en un folleto que insiste en la comedia hipnótica, en la sorpresa... Y en que será una película muy madrileña. “Otro de los referentes será ¿Qué he hecho yo para merecer esto!, mi película favorita de Pedro Almodóvar. Y Angustia, de Bigas Luna. Soy muy cinéfilo y, no puedo remediarlo, mi cine bebe del cine”.
Babelia
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