Shakespeare vive en el gran teatro de Stratford
El pueblo donde murió al autor de ‘Macbeth’ enloquece con una fiesta de tributo a su memoria
Ian Wainwright, de 46 años, productor en la Royal Shakespeare Company, ha llegado a la conclusión de que todas las obras del más universal autor de la lengua inglesa terminan en boda o en muerte. “En este taller en particular, nos centramos en el segundo bloque”, bromea. A su espalda, en una carpa instalada junto la sede de la compañía, decenas de espontáneos se repartían mamporros unos a otros. En clave teatral, claro. “El mundo es un gran teatro, y los hombres y mujeres son actores”, escribió el bardo en el famoso monólogo de Como gustéis. Y hoy sábado, al menos en el pueblo que custodia su memoria, la afirmación no podía resultar más veraz.
En el 400 aniversario de la muerte de Shakespeare, todo en Stratford-upon-Avon era teatro. Los visitantes podían aprender a pelearse con los mismos maestros que han enseñado a los mejores hamlets y laertes. Un poco más adelante, podían ver a Katie Thackeray, de 23 años, y su compañía de teatro londinense representar en un parque las escenas más famosas del bardo solo con movimientos y acrobacias.
Podían escuchar las canciones que el genio dejó escritas, cantadas por los sexagenarios Sally y Mike, vestidos de época. Podían reírse con Fakespeare, un doble borrachillo y jeta, o mover con una moneda la estatua humana del fantasma de Shakespeare, la atracción preferida por unos estudiantes de segundo de ESO de un colegio de Pola de Laviana, Asturias, que relataban, tampoco exentos de teatralidad, su viaje de estudios por tierras shakespearianas.
Si, como dicen los expertos, a Shakespeare le gustaba exhibir sus éxitos, disfrutaría al ver en lo que se ha convertido el pueblo del corazón de Inglaterra donde nació un 23 de abril de 1564 y murió otro 23 de abril, 52 años después. Todo en Stratford es un homenaje a Shakespeare y el pueblo se volcó.
La jornada empezó con el clásico desfile que cada año, desde 1824, celebra el cumpleaños de su vecino universal. Una marcha por las calles del pueblo hasta la iglesia de la Santísima Trinidad, donde el escritor descansa desde hace 400 años. Desfilan en cabeza los alumnos de King Edward VI, la escuela donde se cree que estudió Shakespeare y que ahora se puede visitar. Aquí aprendió los clásicos y, probablemente, despertó su pasión por el teatro viendo a las compañías que recorrían las provincias.
Ente los alumnos que encabezaron el desfile estaba Charlie Middleton Palenciano. Y su madre española, que algún año también ha desfilado pero con un mantón de Manila, se hincha de orgullo al contarlo. Ana Palenciano vive en Stratford desde hace 30 años. “Este es un lugar muy teatral”, explica. “Se aprende a vivir con Shakespeare. Gracias a él, lo que habría sido un pueblo rural, tranquilo y silencioso, se ha convertido en un lugar cosmopolita”.
Pocas certezas existen sobre la vida del bardo. Ente ellas, que fue bautizado y que falleció aquí y que entre medias escribió unas obras que cubren toda la gama de emociones y conflictos humanos. Shakespeare no dejó diarios ni correspondencia privada. Lo que se sabe de su vida es lo que se ha podido reconstruir a partir de documentos públicos —registros, contratos, facturas, pleitos o referencias en textos de otros— que han ido tejiendo el relato del hijo de una familia acomodada de la Inglaterra rural, con buen ojo para las inversiones, que se fue a Londres a perseguir su pasión y volvió a su pueblo natal presumiendo de riqueza.
El Shakespeare Birthday Trust, la fundación de capital privado dedicada a la conservación de los lugares shakespearianos en la región desde 1857, se ha volcado en este cuarto centenario. La fundación gestiona hasta siete propiedades del pueblo relacionadas con la vida del autor. Entre ellas, la casa donde nació, la de su madre, la de su esposa y la conocida como New Place.
Esta última, entonces la segunda más grande del pueblo, la compró en 1597. Aquí se retiró al volver de Londres y aquí murió. La casa fue demolida en 1702, pero este verano se abrirá en el solar un pequeño museo y un cuidado jardín en homenaje a un autor que menciona 155 variedades diferentes de plantas en sus obras.
La Royal Shakespeare Company también tiene aquí su sede. Tres teatros y un edificio con salas de ensayo y naves de vestuario que también abren este año al público con visitas guiadas. Con todo ello, los responsables de turismo de Stratford esperan batir este año todos los récords de visitas.
No fue Barack Obama, como algunos vecinos esperaban. El presidente estadounidense, de visita oficial en Reino Unido, eligió el teatro londinense The Globe para sumarse al homenaje a Shakespeare. Pero sí vino Carlos de Inglaterra, el príncipe de Gales, y miles de turistas de todo el mundo recorrieron el rastro del genio por las calles de Stratford, muchos de ellos con una rama de romero en la solapa porque el romero, como dijo Ofelia, “es bueno para recordar”.
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