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Hollywood se divide por ver películas de estreno en casa

El emprendedor y creador de Napster, Sean Parker, convulsiona la industria del cine con su nuevo proyecto, Screening Room

El empresario Sean Parker, en Nueva York el pasado septiembre.
El empresario Sean Parker, en Nueva York el pasado septiembre.Taylor Hill (FilmMagic)

Internet como amenaza. Internet como oportunidad. En ese debate se divide Hollywood desde hace años. Y la discusión ha crecido en los últimos días, desde que Variety desveló el proyecto que está intentando poner en marcha el emprendedor tecnológico, primer presidente de Facebook y creador de Napster, Sean Parker. El servicio se llama Screening Room y permitirá ver películas el fin de semana de su estreno desde el salón de casa, gracias a un aparato que costará 150 dólares (134 euros) y con el que se alquilarán filmes 48 horas por 50 dólares (45 euros).

El objetivo de Parker y su socio, Prem Akkaraju, ejecutivo de la industria musical, es aumentar la audiencia de los estudios, llegando a un público que no va al cine. Pero, además, su gran promesa, a diferencia de otros proyectos anteriores que han intentado lo mismo, como hizo DirecTV, en 2011, sería su tecnología antipiratería. El gran miedo de la industria y de donde nace su desconfianza hacia Internet.

Según Variety, Parker y Akkaraju llevan meses reuniéndose con la industria. Y, por ahora, parece que acumulan tantos defensores como enemigos. Además de un puñado de indecisos.

De su lado tienen a grandes nombres, que incluso serían inversores y accionistas, como Steven Spielberg, Peter Jackson, J. J. Abrams o Scorsese. Ron Howard y el productor Brian Grazer, por ejemplo, han declarado sus simpatías a Screening Room, porque lo ven como “la única solución que apoya a todos los participantes de la industria: exhibidores, estudios y cineastas”. Jackson cree que el producto de Parker “ampliará la audiencia de una película, no la desviará del cine al salón de casa”. “No enfrenta al estudio con el dueño del cine. Respeta a los dos y está pensado para mejorar a largo plazo la salud de exhibidores y distribuidores”.

Sin embargo, los exhibidores no lo ven así. Solo AMC, la segunda cadena de cines más grandes de Estados Unidos, está abierta a conversaciones. Mientras que la asociación nacional de dueños de cines, que representa a unas 600 salas independientes, la Art House Convergence, e incluso algunos exhibidores europeos (International Union of Cinemas y U.K. Cinema Associations) han rechazado la propuesta.

Este tipo de servicios pone en peligro un negocio que el año pasado batió récord en EE UU, al superar los 11.000 millones de dólares de taquilla, un 7,4% más que el año anterior. Y a pesar del aumento, también, del consumo de películas en streaming a través de plataformas como Netflix, Amazon o Hulu, que intentan acortar los plazos de estreno: producen y distribuyen sus propios títulos, pero se encuentran con el rechazo de exhibidores. Para seducirles, Parker les ofrece a los cines 20 dólares de los 50 que cueste cada película. Los estudios se quedarían con 10.

“¿Pero cómo se dividirá entre las salas que han comprado el título; una sala que estrena la primera semana recibirá más que la que lo proyecta semanas después (según la decisión del distribuidor); quién auditará el ingreso para asegurar que a los exhibidores se les paga correctamente; ¿viene este ingreso de Screening Room o del distribuidor?... son algunos de los asuntos que tienen que explicar”, se preguntan desde la Art House Convergence. “En los exhibidores hay miedo a las posibilidades de Internet para acercar el cine a los espectadores”, dice Juan Carlos Tous, consejero delegado de la plataforma de cine online Filmin. Aunque todos saben que el futuro pasa por apoyarse en la tecnología, el temor a perder beneficios y a la piratería les paraliza. “Esta iniciativa, que intenta dar respuesta a una demanda de consumo, es acertada, aunque el precio es alto comparado con una entrada”. Desde Screening Room piensan que los 50 dólares de su servicio es atractivo para adultos con hijos pequeños, para quienes esa cantidad sería menor a pagar entradas para todos, más palomitas y bebidas; o contratar a alguien que cuide de los niños.

Warner y Disney, en contra

Entre los grandes estudios, Paramount, Sony, Fox y Universal se muestran indecisos ante la propuesta de Screening Room, mientras que Warner y Disney lo han rechazado. Como han hecho también los directores Christopher Nolan y James Cameron, aferrados a la experiencia de la sala de cine. “No entendemos por qué la industria querría dar a los espectadores un incentivo para saltarse la mejor forma de experimentar el arte que creamos con mucho esfuerzo”, dijo Cameron en un comunicado junto a su productor Jon Landau, y suscrito por Nolan.

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