La tragicomedia del cine mexicano
México produjo en 2015 una cifra récord de películas, pero la audiencia cae por segundo año consecutivo
México rompió en 2015 un récord de producción cinematográfica que estuvo invicto 57 años. El país produjo 140 películas el año pasado, cinco más que las filmadas en 1958, cuando la industria cinematográfica tocaba techo en su época dorada. El fácil acceso a financiamiento gracias a los apoyos gubernamentales y el abaratamiento del costo promedio de los proyectos han ayudado a alcanzar esta marca. La audiencia, sin embargo, está dando la espalda a esta nueva era de oro del cine mexicano. El número de espectadores de producciones nacionales ha caído por segundo año consecutivo.
México es un país de paradojas. Mientras otros países discuten la supervivencia de la industria frente a la amenaza de las plataformas digitales, los mexicanos demostraron que ir al cine sigue siendo una de sus actividades preferidas. 286 millones de personas vieron una película en alguna de las 6.000 pantallas que hay en el país. La cifra supera por 46 millones los boletos vendidos en 2014 y rompe la marca registrada en 1993, un año antes de que la crisis económica de 1994 destrozara los bolsillos de millones de familias. Más de 400 películas se estrenaron en México en 2015, 80 fueron nacionales, la segunda mejor cifra solo detrás de las 101 estrenadas en 2013.
Sin embargo, solo 17.5 millones de espectadores fueron a ver producciones mexicanas, según el Anuario Estadístico del Cine Mexicano, presentado por el Instituto de cinematografía del Estado (IMCINE) en el Festival Internacional de Guadalajara. La cifra representa un retroceso importante si se compara a los 30 millones de asistentes conseguidos en 2013 o a los 24 millones de 2014. Con muchos estrenos pero menos asistentes, la cuota de mercado de un cine que tiene la difícil misión de plantarse ante la invasión de Hollywood cayó a niveles de 2011.
Al menos en 2015, el secreto del éxito en taquillas pareció estar en las películas infantiles de animación. El 35% de los estrenos fueron películas animadas y el 26% dramas. Las películas con clasificación A, para niños, consiguieron llevar a más de 10 millones de personas al cine. Un gallo con muchos huevos, basada en una exitosa serie cómica animada rica en albures y chistes de doble sentido que nació en Internet en 2001, fue la película mexicana más vista, con más de cuatro millones de espectadores. Dirigida por los hermanos Gabriel y Rodolfo Riva Palacio, la cinta recaudó casi 168 millones de pesos (9.5 millones de dólares).
Las películas que triunfaron en festivales y que han afianzado la reputación del cine mexicano en el extranjero han quedado marginadas en las carteleras mexicanas, según muestra el Anuario. Güeros, de Alonso Ruizpalacios, ganó reconocimientos en los festivales de Berlín y San Sebastián y fue considerada por la Academia mexicana como la mejor cinta del año pasado. Cuando llegó a las pantallas en octubre pasado, sin embargo, solo consiguió estar en 48 salas, donde fue vista por algo más de 55.000 asistentes. 43 de los 80 estrenos mexicanos del año pasado no rebasaron los 10.000 espectadores.
Apoyos gubernamentales
El 70% de las 140 cintas producidas el año pasado cuenta con ayudas del Estado, que a través de varios estímulos ha aportado 800 millones de pesos, unos 50 millones de dólares. Esto ha permitido que sea más fácil filmar en el país porque los costos promedios de producción se han reducido también por segundo año consecutivo colocándose en los 21 millones de pesos (1.1 millones de dólares). Esto ha facilitado las cosas a una nueva generación de jóvenes cineastas. El 37% de las producciones del año pasado son óperas primas, y una cuarta parte fue dirigida por mujeres.
El mayor reto vuelve a estar en las distribuidoras. Solo seis películas se estrenaron con más de 400 copias en los cines. La cifra representa un retroceso con las 12 cintas que las tuvieron en 2014. La estrategia de muchos cineastas es realizar lanzamientos locales enfocados en nichos específicos. Solo el 13% de los 80 estrenos llegaron a los 32 Estados del país. El público de Baja California, Sonora, Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán y Guerrero es el más dispuesto a ver producciones locales.
El Anuario vuelve a señalar el problema de la distribución de las películas en México, el rostro más oscuro de una industria que florece. Aunque todos los países luchan para defender sus producciones de los taquillazos de Estados Unidos, México romper el destino de la tragicomedia que vive: cada vez se hacen más películas que menos gente está dispuesta a ver.
Babelia
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