‘Cien años de perdón’, un estreno precedido de polémica
Dos cineastas argentinos señalan que la cinta se asemeja a otra homónima venezolana de 1998
Un asalto a un banco que no marcha como se suponía y en su deriva inesperada revela las subtramas que planearon unos personajes astutos que hasta entonces no lo parecían: de Tarde de perros (A dog day afternoon, 1975) a Atraco por duplicado (Flypaper, 2011), es una historia clásica de Hollywood. Pero que dos películas producidas en Venezuela y España, una de ellas a punto de estrenarse, hayan seguido ese argumento y todavía resulten tan parecidas a los ojos de ciertos espectadores como para hacerlos sospechar un posible plagio, ya es cosa de asombro.
Es lo que desde hace varias semanas ocurre en las redes sociales de Venezuela y Argentina. Un conato de cruzada se organiza para defender la moral y los derechos del largometraje 100 años de perdón (1998), dirigido por Alejandro Saderman y coescrito por Carlos González, Henry Herrera, Luis Zelkowicz y el propio Saderman, frente al calco del que acusan a Cien años de perdón, una cinta española de Daniel Calparsoro, con guion de Jorge Guerricaechevarría, cuyo estreno en salas está previsto para hoy en Argentina y para el viernes en España.
En Facebook, donde abundan los más encendidos pronunciamientos, hay quien llega a pedir a la Academia Española de Cine que despoje a Guerricaechevarría del Premio Goya que le otorgó en 2009 por el libreto de Celda 211. Ambas películas se basan en el popular refrán Quien roba a un ladrón, tiene cien años de perdón. Pero mientras en la cinta venezolana los protagonistas son un divorciado con problemas económicos y otros tres amigos, en la española son seis ladrones profesionales, aunque en ambas late de fondo el problema de la corrupción del Gobierno.
Alejandro Saderman (Buenos Aires, 1937) es un director argentino de renombre con tres largometrajes en su haber. 100 años de perdón fue el segundo, producido en Venezuela, donde vivió 26 años de exilio, después de trabajar en Italia y Cuba. Probablemente, 100 años de perdón haya sido el más exitoso filme de su carrera en términos de audiencia. Se presentó en salas comerciales de Venezuela, Estados Unidos y Alemania, de donde venía parte de los recursos de producción.
“Lo único que he visto es el tráiler, que está en Internet”, concede Saderman por Skype desde Buenos Aires, a donde regresó a vivir en 2003. Se ha asesorado y sabe que un proceso por plagio solo cabe iniciarlo si se verifican réplicas textuales de diálogos o escenas, algo que solo podrá hacer al ver la película homónima de los españoles. “Pero ya se notan coincidencias muy significativas e innegables no solo en el título de la película, sino en la idea central del argumento y en la gráfica de los dos afiches [carteles promocionales] de la película, que parecen plagios directos de la nuestra”, continúa Saderman.
En Internet están colgados sus tres largometrajes, dice, sin que él los haya subido. Su 100 años de perdón pasó por varios festivales —incluyendo una proyección en la Casa de América de Madrid— y fue la primera cinta venezolana difundida por HBO cuando creó su canal en castellano para Estados Unidos. Suficiente exposición como para provocar una cita o un plagio, aunque es algo que nunca pensó que le podía ocurrir y de lo que se enteró por su amigo Marcelo Pont, director de arte de El secreto de sus ojos —Oscar a la mejor película extranjera en 2009— y de Azul y no tan rosa —Goya a la mejor película iberoamericana 2012—.
La voz de alerta
Pont, quien trabajó también como director de arte en el 100 años de perdón de Saderman, fue quien dio la voz de alerta sobre los paralelismos entre la casi veinteañera producción venezolana y el inminente estreno español.
“En realidad, fue una amiga mía la que me alertó sobre las coincidencias al ver el tráiler de promoción de la cinta española”, asegura Pont desde Buenos Aires en conversación por Skype. “Fui al cine la semana pasada y tuve oportunidad de verlo. El plot parece ser el mismo, es demasiada coincidencia 20 años después. Los actores, vaciando el banco... lo malo es que visualmente se parece mucho. No puedo hablar de plagio sin verla, es evidente, pero hay demasiadas coincidencias y me extraña viniendo de cineastas como ellos”, asegura, siempre según su versión.
Daniel Calparsoro (Barcelona, 1968) niega tales acusaciones y asegura estar “muy tranquilo”. “Es evidente que no han visto la película. Nuestro guion es original y no está inspirado en ninguna otra”, asegura a EL PAÍS el director catalán, que vuelve al cine tres años después de Combustión.
Calparsoro incide en el hecho de que “películas de atracos hay muchas” y todas tienen matices parecidos, idea que respalda la productora Emma Lustres, de Vaca Films. “Nunca habíamos oído hablar de esa película, ni la hemos visto”, asegura Lustres —Goya a mejor película por Celda 211—. “Es surrealista que alguien pueda hablar de plagio. Nuestra película es muy española, es imposible que se parezca. Habrá cosas similares como en muchas otras. A fin de cuentas, los atracos son un subgénero en sí mismo”, añade.
“No sé de qué hablan”
Por su parte, Jorge Guerricaechevarría (Avilés, 1964), guionista entre otras de Acción Mutante, El día de la bestia, Carne trémula o Celda 211, en conversación telefónica con este periódico, niega que conociera la existencia del filme venezolano y afirma que el guion es totalmente original. “No sé de lo que hablan, no conozco la película venezolana”, dice el guionista. “Lo más sensato es que esperen a ver la nuestra para denunciar. Y verán que no tienen nada para hacerlo”. Este periódico intentó sin éxito conseguir una copia de la cinta española para cotejarla.
Saderman recuerda que forma parte de la junta de la Asociación Argentina de Directores Cinematográficos, que gestiona derechos de autor, y que su filme fue financiado por un ente del Estado venezolano, el Centro Nacional de Cinematografía (CNAC), ambas plataformas institucionales ideales para emprender alguna acción en caso de que se compruebe el plagio.
El director confía poco, en cambio, en que el revuelo ocasionado hasta ahora contribuya a que su película vuelva a ser exhibida si bien, como asegura, la trama tiene vigencia “por lo que la gente sigue sintiendo sobre los políticos y los bancos, en especial a partir de la crisis de 2008, que volvió a poner en boga eso que decía Bertold Brecht de que ladrón no es quien roba un banco, sino quien lo funda”. Saderman anuncia que ahora trabaja en dos proyectos, un documental sobre Alberto Ginastera y una comedia, cuyo productor español le había recomendado hacer, en este ambiente, su propio remake de 100 años de perdón.
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