Vicky Hernández: “Adoro mi trabajo y todavía tengo cosas que contar”
La intérprete colombiana, de 70 años, ganó el Premio a Mejor Actriz en el Festival de Sundance
Hablar de Victoria Hernández Salcedo (Cali, 1945) es citar a un referente de la actuación en la televisión, cine y las tablas de Colombia. Vicky Hernández, como se la conoce más popularmente en el rubro, se subió por primera vez a un escenario cuando tenía ocho años. Inició su carrera cuando ser actor todavía ni siquiera era considerada "una profesión real o un trabajo decente", dice en una entrevista telefónica desde su hogar en la provincia de Subachoque, a 45 kilómetros de la ciudad de Bogotá, lejos de lo "difícil y caótico" de la capital cafetera. Con más de 20 premios en su haber, a sus 70 años suma un reconocimiento más. La semana anterior ganó el Premio del Jurado a Mejor Actriz en el Festival de Sundance por su participación en la película La ciénaga, entre el mar y la tierra.
Desde su casa en la provincia de Sabana Occidente, un lugar "agradable" donde le gusta pasar sus días y leer, mira con optimismo el futuro de su carrera y los papeles que todavía vendrán. "Me estoy haciendo vieja, pero sigo trabajando, porque adoro mi trabajo y todavía tengo cosas que contar. Soy una persona que creo que tiene que morirse en la escena. Lo sé hacer [su trabajo], tengo en cuenta al público y lo respeto, porque he tenido una experiencia de vida que todavía me permite transmitir cosas".
Hernández recuerda con cariño cómo a finales de 2014, recuperándose de su cuarta cirugía en la columna, afrontaba la filmación de La Ciénaga, entre el mar y la tierra. "Estaba muy impedida. Las condiciones de rodaje fueron duras porque no había presupuesto y casi toda la película fue hecha con tomas únicas", precisa.
La actriz interpreta a Rosa, la madre de Alberto Navarro (Cruz). Es pescadora, pero también hace arreglos en su máquina de coser para traer comida a la casa. Ambos viven en la ciénaga grande de Santa Marta. Alberto, que sufre de distonía —un trastorno del sistema nervioso que le impide moverse a voluntad y respirar libremente—, está bajo el cuidado de su progenitora.
Convertirlo en largometraje
Hernández creyó en el proyecto desde un principio. Manolo Cruz, director, coguionista y actor de la película, le propuso hacer un cortometraje. Ella lo animó a convertirlo en un largometraje. Una vez que su compañero de actuación accedió, ambos reescribieron juntos el guion."La historia era una buena metáfora de un amor desinteresado y un amor leal y libre. Rosa [su personaje] es una heroína anónima, como muchas de las mujeres colombianas y del mundo, mujeres que trabajan y sostienen la vida de los países que las ignoran", manifiesta.
La relación maternal con Cruz en la pantalla trascendió a los escenarios de filmación. Hernández considera que la empatía actoral y la entrega absoluta que existió entre ambos fueron algunos de los elementos que hicieron funcionar la película. "Con Manolo [Cruz] hubo un gran entendimiento. Las escenas fluyeron desde el primer momento y nos divertíamos, los dos aprendimos mucho", recuerda con esa voz de autoridad que la caracteriza.
Hernández quedó "muy complacida" con el recorrido del filme por Sundance. Los premios que recibió La Ciénaga, entre el mar y la tierra (Premio del Jurado a Mejor actor y El Premio del Público) durante el festival reafirmaron su mantra de lo que, para ella, realmente importa en el cine: "Del cine que hacemos importa la historia y los actores más que lo superfluo. Se trabaja mucho las arandelas [adornos excesivos] y no lo esencial. He oído decir a grandes directores con los que he trabajado en el cine que lo más importante es el actor, porque es el que pone la cara y el que cuenta el cuento".
Babelia
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