_
_
_
_

“Kerouac es una farsa y Burroughs me da hueva”

El gringo (perdón, estadounidense) Kurt Hollander carga contra lo que le rodea aunque su arte es algo más "que solo echar mierda"

Juan Diego Quesada
Kurt Hollander, escritor nacido en Nueva York
Kurt Hollander, escritor nacido en Nueva YorkSAÚL RUIZ

El hombre fibroso y rapado al cero que entra por la puerta trae tatuada una frase en el brazo: “Viva la muerte”. Kurt Hollander (Nueva York, 1959) tiene un aire a Pep Guardiola pero su discurso es mucho más incendiario. En la próxima hora de entrevista cargará contra la obesidad, Walmart, los escritores muertos hace décadas y los escritores vivos que tiene como vecinos. Ah, y contra los yupis, un concepto que parecía enterrado. “No soy muy sutil. Soy de la vieja escuela de quejarse a lo grande”, dice cuando ya ha entrado en calor.

Al otro lado de la mesa, este “ecologista urbano autobiográfico” sostiene que los chilangos van a padecer una muerte lenta por el hecho de vivir en la Ciudad de México. Las hormonas, los pesticidas, los aditivos del tabaco, los parásitos en el agua o la contaminación está acabando con ellos de una manera silenciosa. Hollander, en su libro Formas de morir en México (editorial Trilce), considera que se debe a que los mexicanos pasaron de vivir una existencia tradicional a un estilo de vida urbano y global a raíz del tratado de libre comercio que firmaron con sus vecinos del norte.

El culto a la Santa Muerte, incluído en el libro de Hollander con fotos de su autoría
El culto a la Santa Muerte, incluído en el libro de Hollander con fotos de su autoría

Fue ese momento de la historia en la que los Mcdonald’s desplazaron a las fondas de comida casera. “Estados Unidos está matando a México, esa es la realidad”, dice Hollander, que se enfada cuando se le intenta enmarcar en la tradición de otros escritores estadounidenses que anduvieron por estos lares. Le mata que le llamen "gringo", como yo he hecho un par de veces nada más empezar. Kerouac es “una farsa, un mal escritor”, y la ficción de Burroughs “da hueva”. Otros compatriotas, a los que no quiere que se les cite porque todavía están vivos, vienen a este país porque las cantinas son más baratas y es “más fácil ligar con chicas”. Solo están “llenando sus bolsillos” mientras trabajan para grandes corporaciones.

Los hijos de Hollander imitan a menudo su fatalismo. ‘Pinches gringos, pinches españoles’, le parodian cuando se pone tremendo. Sí, los conquistadores también salen mal parados en el radar de Kurt. “Pero no creas que este libro es solo tirar mierda, aunque hay mucho de eso. En verdad estoy haciendo un homenaje a la cultura local. Los chicos de hoy solo aprecian lo internacional, lo exitoso. Yo aprecio lo que ha estado aquí durante toda la vida”.

Hace años, en un esquinazo abrió un bar, El Barracuda. Inspirado en La Floridita de La Habana servía margaritas y comida cubana. Con el tiempo traspasó el negocio. Ahora es una hamburguesería que imita el modelo de vida americana de los años veinte. Malteadas, colores pastel y pajitas para dos. Kurt no ha vuelto a entrar a ese bar en su vida, ni piensa hacerlo.

¿La Ciudad de México? “La odio por haber traicionado sus raíces”. ¿Nueva York? “Es una mierda”.

Cuesta imaginarlo pero Kurt de joven tenía el pelo a lo afro. Llevaba una navaja en el bolsillo y unos lunchacos por si la cosa se ponía fea en el Lower East Side. Entonces era un barrio de inmigrantes puertorriqueños, italianos e irlandeses. Peligroso pero auténtico. Con el tiempo las rentas bajas se fueron extinguiendo. Los yupis de Wall Street llegaron como bárbaros invasores y las tascas se convirtieron en galerías de arte. Los vagabundos del Tompkins Square Park, atrincherados allí durante décadas, fueron expulsados. Los judíos, hispanos y negros se tuvieron que ir a la periferia ante el avance inexorable del capital.

Hollander huyó como alma que se lo lleva el diablo. En México encontró “una vida auténtica” pero con los años la globalización le ha vuelto a alcanzar. No hay escapatoria.

-Después de divorciarme paso la mitad del año en otra ciudad.

-¿Cuál?

-Ummmm.

-¿Me lo ocultas?

-No quiero que aquello se llene de pinches gringos.

Kurt Hollander presenta su libro en la FIL el sábado, día 5, a las 13.00.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_