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“No sé si volveré a hacer otro ‘bond”

El actor duda si seguir tras 'Spectre', su cuarta película como el agente 007. En España se estrena el próximo viernes

Pablo Guimón
Daniel Craig, el pasado miércoles en Berlín.
Daniel Craig, el pasado miércoles en Berlín.tobias schwarz (afp)

Hace ya casi 10 años que el torso desnudo de Daniel Craig, convertido en el sexto James Bond, emergió de las aguas de una playa de las Bahamas para brindar a la historia una de las imágenes icónicas de la saga del espía con licencia para matar. Costó convencerlo. El personaje creado en 1953 por el novelista Ian Fleming proporciona gloria y dinero, pero suele agotar la carrera de quienes lo encarnan. Y Craig (Chester, 1968), al contrario que algunos de sus predecesores, tenía ya una trayectoria prometedora cuando le ofrecieron ponerse dos ceros por delante y muchos otros por detrás.

Pero aceptó y, probablemente, acertó. Convenció a aficionados y a críticos. Logró la difícil tarea de sacar al personaje de la guerra fría y adaptarlo al siglo XXI. Su legado a James Bond hasta ahora eran Casino Royale (2006), Quantum of Solace (2008) y Skyfall (2012), la más taquillera de toda la saga. La última, Spectre, ha sido recibida como una más que digna sucesora de aquella, según la crítica británica, que se deshizo en elogios el fin de semana de su estreno. A los cines españoles llega el próximo viernes.

Siempre, desde el principio, he tratado de darle a 007 un ángulo humano"

Pero la conversación mediática se adentró en otros derroteros después de que, en una entrevista a Time Out, Daniel Craig asegurara que se “rajaría las muñecas” antes de protagonizar otro bond. Aquella respuesta en caliente ya ha abierto el juego en las casas de apuestas británicas (el favorito parece ser, en estos momentos, Tom Hardy). Y el propio Craig, que supuestamente tiene un contrato para hacer un título más, insiste ahora en matizar aquello —con paciencia, simpatía y un charme propio de su personaje en la ficción— en esta entrevista en un lujoso hotel londinense.

“No lo sé, honestamente”, explica Craig. “No sé si lo volveré a hacer. En el momento de la entrevista me sentía así y eso es lo que dije. Pero era dos días después del final de rodaje, así que te preguntan si quieres hacer otra película de Bond y dices que no. Pero puede que cambie de opinión”.

Tigre cogido por la cola

Hablando con otros miembros del equipo se descubre que hay quienes tienen una opinión más clara sobre el futuro de Craig que el propio interesado. “¿Ha dicho que… quizás?”, pregunta Christoph Waltz, el doble oscarizado villano de Tarantino convertido ahora en malo malísimo bondiano, cuando se le informa de que Craig ha matizado sus palabras. “¿Que quizás se raje las muñecas? Cada nuevo bond que haga disminuirá sus posibilidades de hacer otra película que no sea de Bond. Ahora es el momento exacto. Todo el mundo dice que ha alcanzado el nivel de Connery. No necesita el dinero. ¿Qué hizo Moore después de Bond? Nada”.

En cambio, la productora Barbara Broccoli, hija del mítico productor de la saga, deja claro que no le pondrá fácil la huida. “Daniel es nuestra arma secreta”, asegura. “Ha aportado mucho a la serie, convirtió a Bond en contemporáneo. Lo humanizó y lo hizo relevante. No hay más que ver la película para comprender su compromiso. Supongo que cuando dijo eso estaba bromeando. Yo no tengo intención de dejarle ir. Es el tigre que tenemos cogido por la cola. No acepto que sea su última película, no se va a ir a ninguna parte”.

Del nivel de implicación de Craig en el proyecto da fe el hecho de que el actor figura, por primera vez, como productor en la película. Fue el encargado, entre otras cosas, de “llamar seis veces al día” a Sam Mendes para convencerlo de que volviera a dirigir el tinglado. “Para mí, producir ha sido un paso enorme”, reconoce Craig. “Literalmente, ha sido el punto álgido de mi carrera. Estoy muy orgulloso de que mi nombre aparezca en otro lugar en los créditos. Está muy bien que tu nombre salga antes que el título del filme, no me malinterprete. Pero me enorgullece tenerlo mezclado con el resto de la gente que ha trabajado en la película”.

Entrar en la producción ha sido el punto álgido de mi carrera”

Peleas en agua, aire, nieve, desierto y ferrocarril. Mujeres bellas, y también fuertes e independientes. Espías old school contra hackers. La inteligencia después de Snowden. El reto de Craig y Mendes consiste en dar vigencia a la película sin traicionar los tópicos que encorsetan la franquicia. “Hay una tradición sobre quién es Bond, los libros lo dejan muy claro”, explica Craig. “Pero vivimos en un mundo muy diferente, y hacerlo relevante es adaptarlo a este mundo. Siempre, desde el principio, he tratado de darle a Bond un ángulo humano. La realidad es que no hay nadie que no sienta dolor, que no se sienta emocionado o afectado por las cosas”.

Continúe o no, Craig asegura que no le quita el sueño el legado que él aporte a un personaje universal. “No pienso en esos términos”, explica. “Es alguien a quien interpreto, y es tan diferente de mí... Pero no sé otra forma de hacer películas, y Sam tampoco. Aunque sea una historia enorme, glamurosa y exótica, quieres hacerla real. Quieres que se sostenga. Así es como hago una película pequeña y una grande. Intento que sea humano. No conozco otra manera de hacerlo. Solo he intentado traer mi mundo al papel”.

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Sobre la firma

Pablo Guimón
Es el redactor jefe de la sección de Sociedad. Ha sido corresponsal en Washington y en Londres, plazas en las que cubrió los últimos años de la presidencia de Trump, así como el referéndum y la sacudida del Brexit. Antes estuvo al frente de la sección de Madrid, de El País Semanal, y fue jefe de sección de Cultura y del suplemento Tentaciones.

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