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El escritor más amoral y maldito de Francia se acerca al público español

‘El sabbat’, autobiografía de Maurice Sachs, se edita en castellano tras publicarse en 1946

Maurice Sachs.
Maurice Sachs.

“¡Por fin! Aunque menudo personaje”, exclamó el escritor Fernando Castillo cuando el director del Instituto Municipal del Libro (IML) de Málaga, Alfredo Taján, y el de la editorial Cabaret Voltaire, Miguel Lázaro, le dijeron que estaban preparando la primera edición en español de El sabbat, la autobiografía novelada del francés Maurice Sachs (París, 1906- cerca de Hamburgo, 1945). Los tres se encargaron de presentar este miércoles en Málaga el volumen con la traducción de las memorias del escritor, publicadas en su país en 1946. Amigo de Jean Cocteau y André Gide, a los que dio continuos quebraderos de cabeza, Sachs fue un embaucador, un ladrón amoral y promiscuo, entregado al alcohol y las drogas, que traficó con arte, joyas y pasaportes. Y fue un delator y colaboracionista con los nazis durante la ocupación alemana de Francia.

Sachs era un judío de origen alsaciano, de padres divorciados, aficionado al lujo y continuamente endeudado. Frecuentó tanto los ambientes delictivos como los culturales del París de entreguerras, donde se codeó con los intelectuales de la época. Estafó a Coco Chanel y robó a Cocteau. Homosexual activo, tuvo multitud de amantes femeninas, entre ellas, la escritora Violette Leduc, de la que también terminó distanciado al final de su vida.

En El sabbat, traducido por la catedrática de Filología Francesa de la Universidad de Cádiz, Lola Bermúdez, el escritor narra sus vivencias desde su infancia hasta 1939, con una pequeña incursión en 1942, año en que se trasladó a Alemania. El estallido de la Segunda Guerra Mundial impidió la publicación de la obra, editada finalmente en 1946, cuando Sachs ya había muerto. Sus escritos comenzaron a revalorizarse a partir de esa fecha.

Taján, responsable de la introducción del libro, no suaviza la descripción del personaje: “Cometió vilezas de todo tipo, desde la delación al proxenetismo, de la estafa al hurto. La prevaricación y la alevosía le acompañaron siempre”. Sin embargo, su buena literatura está fuera de toda duda. Sachs tiene una prosa “de una calidad incuestionable; brutal, despiadada”, describe el director del IML de Málaga. Sus influencias fueron Cocteau, Gide y Marcel Proust.

“Son unas memorias tan turbias y oscuras como elegantes. Es explícito, pero sin señalarlo, jamás cae en la ordinariez”, añade Castillo, quien resalta la “sorprendente” capacidad literaria del autor y su “enorme sinceridad”, algo poco común en los protagonistas de su época.

Portada de 'El sabbat'.
Portada de 'El sabbat'.

¿Por qué ha permanecido El sabbat tantos años inédito en castellano? “Siempre lo he tenido en mente. No me había atrevido antes porque no es un libro fácil de traducir y el autor no es muy conocido en España. Existe una dificultad y un riesgo económico que hay que pensar”, reconoce Lázaro, director de Cabaret Voltaire, una pequeña editorial en la que el 80% de los títulos son franceses. Taján habla directamente del “desdén, desapego o miedo” de los editores españoles.

Sachs plasmó los últimos años de su vida en La cacería, también inédito en español. En 1942, tras su romance con Leduc, se enroló en el Servicio de Trabajo Obligatorio que los alemanes impusieron en Francia y fue trasladado a Hamburgo. Hay algunas lagunas sobre su biografía. En esta ciudad entabló amistad con mandos del ejército alemán y continuó con sus trapicheos y delaciones (por interés, no por ideología), aunque su negativa a traicionar a un falso sacerdote católico, en realidad espía británico, lo condujo a la cárcel a finales de 1943. En el siguiente año y medio, escribió sin parar.

No están del todo claras las circunstancias de su fallecimiento. Una de las versiones relata que fue apaleado hasta la muerte por otros presos cuando al final de la guerra se abrieron cárceles y campos de trabajo. Otra, por la que se inclina Taján, habla de una ejecución cuando Sachs camina agotado por una carretera cercana a Hamburgo en una columna de reclusos, tras la evacuación del penal. Un oficial de las SS le habría descerrajado varios tiros en la nuca.

En cualquier caso, un final trágico para un autor “maldito”. ¿Por qué lo era? Por la “autodestrucción” a la que él mismo se empujó continuamente, coinciden los expertos en su vida y obra. El libro en español mantiene el título del original y está lleno de anécdotas y momentos divertidos, pese a la atormentada existencia del autor. “Me considero un mal ejemplo del que se pueden sacar buenos consejos”, escribe Sachs al principio de sus confesiones.

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