_
_
_
_
CRÍTICA | YO, ÉL Y RAQUEL
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El despertar cinéfilo

La película es sobre todo un triunfo del tono, de la combinación del drama con la comedia

Javier Ocaña
Un fotograma de 'Yo, él y Raquél'.
Un fotograma de 'Yo, él y Raquél'.

Las películas cinéfilas, las que basan buena parte de sus esencias en los guiños artísticos, en los homenajes, en la explosión de nostalgia por aquel tiempo en que se descubrieron algunas de las obras que inyectaron la bendita droga de no poder dejar de ver cine, tienen algo ganado y algo perdido desde el inicio. La victoria es la imposibilidad del que conecta con la sensibilidad del director para abandonarlo a la intemperie del desinterés. La derrota es que la autenticidad se resquebraja a cada paso ajeno a la propia película.

YO, ÉL Y RAQUEL

Dirección: Alfonso Gómez-Rejón.

Intérpretes: Thomas Mann, Olivia Cooke, R. J. Cyler, Connie Britton, Molly Shannon.

Género: drama. EE UU, 2015.

Duración: 105 minutos.

Yo, él y Raquel es al mismo tiempo una tragedia juvenil, una comedia de instituto y un exquisito catálogo de saber cinéfilo. Y su director, Alfonso Gómez-Rejón, estadounidense de Texas, un volcán de creatividad. Quizá de demasiada creatividad. Pero, ¿eso existe? Sí, cuando no se puede evitar querer ser artístico en cada plano, lo que lleva a que buena parte de las veces se descubran excelentes composiciones mientras en otras den ganas de regalarle un trípode. Grandes angulares, encuadres con mucho aire por arriba, composiciones con el personaje en los extremos izquierdo y derecho de la pantalla, acelerones. A veces en concordancia con la narrativa y el estado psicológico de los personajes. A veces porque sí.

Basada en una novela de Jesse Andrews adaptada por él mismo, Yo, él y Raquel, premio del Público en Sundance, podría ser el Love story de la generación hipster (aquí también hay leucemia), pero es sobre todo un triunfo del tono, de la combinación del drama con la comedia. Y, reflexión personal, resulta imposible que no te caiga bien un tipo que comparte tantos gustos contigo, y no los obvios (Seconds, Amenaza en la sombra, Las zapatillas rojas...), y que tiene una diana de los arqueros Powell y Pressburger en su habitación adolescente.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_