Complicidad a distancia
El director opta por mantenerse con los pies en la tierra de un lugar fuera de toda norma
Año 2014. Dos cineastas tan distantes en el espacio como el brasileño Gabriel Mascaro y la japonesa Naomi Kawase pergeñan sendas obras sobre la fisicidad de los cuerpos, la influencia del paisaje, el deseo juvenil y, en la cúspide de la compenetración autoral, la figura del cadáver de un ahogado como centro de un esquema argumental alejado de lo convencional, sin la estructura aristotélica de planteamiento, nudo y desenlace, y con el tratamiento semidocumental como guía. Se trata de Vientos de agosto, que llega hoy a los cines españoles, y Aguas tranquilas, estrenada en abril de este año. Mascaro y Kawase, lejanos en el espacio, cercanos en la creación. La sensibilidad cinematográfica es así.
VIENTOS DE AGOSTO
Dirección: Gabriel Mascaro.
Intérpretes: Dandara de Morais, Geová Manoel Dos Santos, Antônio José Dos Santos, Gabriel Mascaro.
Género: drama. Brasil, 2014.
Duración: 77 minutos
Sin la meditación mística de Kawase, en su reflexión alrededor de la muerte Mascaro opta por mantenerse con los pies en la tierra de un lugar fuera de toda norma, en el que literalmente se vive "en la cuarta curva al otro lado del río, a la izquierda", y en el que igual suena el rock o un teléfono móvil que se sube a pie tieso a la copa de las palmeras. Con unos espectaculares tratamiento de sonido y fotografía, Vientos de agosto, Mención Especial en el Festival de Locarno, certamen adalid de este tipo de propuestas cinematográficas, gustará a los que busquen una experiencia sensorial turbadora. Los cazadores de historias, de respuestas y de hilos argumentales, que se vuelvan por donde han venido.
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