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Julieta Fierro: “La cultura civiliza y sin ella seguirá habiendo violencia”

La doctora mexicana en astronomía de la UNAM será actriz en una serie infantil

Fotograma del programa 'Sofía Luna'. A la izquierda Julieta Fierro.
Fotograma del programa 'Sofía Luna'. A la izquierda Julieta Fierro.

No es fácil resumir el currículo de la doctora mexicana Julieta Fierro Gossman: astrónoma, física, profesora, investigadora en la Universidad Nacional de México (UNAM), miembro de la Academia de la Lengua, ha sido premiada innumerables veces y ahora… actriz. Para ella, sin embargo, todo esto se resumen en una simple línea: “Me dedico a la divulgación de la ciencia”. Ha sido esta búsqueda por difundir el conocimiento científico lo que la ha llevado a convertirse, a sus 67 años, en un personaje más de la serie infantil Sofía Luna que se estrena el próximo 2 de septiembre por el canal público Once Niños.

El programa, uno de los pocos que existen en México, busca que los menores se interesen por la ciencia a través de las aventuras de Sofía Luna, una científica que intenta combatir al Dr. Otto Van Carpio. La doctora además de actuar en el papel de Julieta, una agente espacial, verificó el contenido académico de los guiones. A pocos días de que la serie salga en pantalla, Fierro califica esta nueva experiencia como “gratísima”.

P. Alguna vez usted dijo que prefería dar conferencias o hablar en la radio que estar en televisión ¿Cómo fue el reto de convertirse en actriz?

Se deberían rediseñar todos los planes y programas de estudio

R. Me cansa tener una intervención periódica en la televisión porque es devoradora, es como estar en una máquina que le extrae a uno todo el jugo, la presión es altísima. Ya había estado varias veces en la televisión, pero jamás había sido actriz, y bueno fue difícil -tuve que hasta cantar- pero extraordinario.

P. El programa se estrena en pocos días, ¿cree que cumplirá el objetivo para lo que fue pensado?

R. No sé cuál sea el objetivo del canal, pero el mío es que los niños se diviertan, vean televisión no trivial, y que se den cuenta de que la ciencia se entiende y que sirve. Los guionistas se lo tomaron muy en serio, buscaron temas muy interesantes y me hicieron caso en todas mis observaciones, algunas de ellas duras. Espero que haya valido la pena. Lo importante es que a los niños les guste.

P. Entonces, ¿aplaude la inactiva del Canal Once?

R. Claro que la aplaudo, pero lo que no aplaudo son los recortes presupuestales a la ciencia y cultura. Yo creo que los diputados tienen que pensarlo muy bien antes de decidir en qué rubro se elimina el dinero. Yo sugiero que antes de recortar presupuesto a cuestiones culturales deberían pensar en hacer una simplificación administrativa ¡Los trámites innecesarios consumen grandes recursos! En cambio la cultura civiliza y si no somos un pueblo civilizado seguirá habiendo tanta pobreza y violencia como ahora.

P. ¿Cómo ve a la ciencia en la educación básica en México?

R. Muy mal, cuando revisé algunos de los libros de texto de la nueva legislación estaban francamente mal, yo creo que se tiene que enseñar ciencia que le haga sentido a las personas, ciencia de este siglo, ciencia que apasione, que entrene para pensar, para crear, para despertar la curiosidad.

P. ¿La solución está en los libros de texto?

R. Creo que se deberían rediseñar todos los planes y programas de estudio de tal manera que las materias de ciencia sean apasionantes. Debemos de trabajar con los maestros, porque ellos no tienen por qué saber ciencia, ni cómo enseñarla, si no están bien entrenados. Y corregir los libros. El de matemáticas que revisé, por ejemplo, estaba lleno de errores, cosas que no se entendían, malos ejemplos, en fin, no eran buenos libros. Cambiar todo va a llevar tiempo.

P. ¿Cómo ve el acceso de las mujeres en las ciencias en México?

Tenemos que conseguir una sociedad donde se valore mucho más a la mujer

R. Yo veo un problema muy grave en México y es que en el 60% de los hogares a la mujer se le maltrata. Parte de la solución está en tener canales de televisión abierta, tipo Once Niños, donde se muestra a los niños que la violencia en el hogar es injusta, que la familia puede resolver sus problemas de otra manera, donde les den herramientas para comunicar para no repetir el sufrimiento que padecen en el hogar, que busquen amigos que les proporcionen una fuente de alegría, les enseñen a comunicar, a pedir lo que necesitan, a defenderse… Y si empezamos desde la casa, poco a poco vamos a poder modificar la sociedad para que sea más justa. Y en el tema de la justicia está el acceso a una educación de calidad para las mujeres. Nuestra biología es distinta a la de los hombres y todos los programas están hechos para los hombres. Hay que hacer una nueva revolución. Las del 68 fallamos porque las mujeres de mi época pensábamos que si podíamos trabajar fuera de nuestras casas íbamos a estar contentas, y lo que pasó es que más mujeres se incorporaron a la fuerza de trabajo disminuyeron los salarios y ahora las mujeres adultas jóvenes se ven cansadas y además se sienten súper culpables porque creen que tienen que ser la mejor mamá, amante, ama de casa, ir al gimnasio y saber de trencitas… Tenemos que conseguir una sociedad donde se valore mucho más a la mujer y esta no piense que debe ser perfecta.

P. Habrá escuchado varias veces el argumento de par qué invertir en astronomía cuando hay tanta pobreza

R. La humanidad está acabando con el mundo, una opción es controlar la natalidad pero eso no lo hemos logrado, así que la otra opción es la innovación. Hacer satisfactores de la vida y eso solo se logra con las ciencias básicas. Por ejemplo: el teléfono celular. Compare la necesidad de tiempo y energía que se necesitaba para mandar una carta por ferrocarril y lo que cuesta ahora mandar un WhatsApp. El celular no existiría sin la astronomía, esta ciencia necesitaba ingeniar alguna forma de almacenar tanto dato e inventó la memoria que ahora utilizan los móviles. Y así hay cientos de ejemplos.

P. Pocas investigadoras utilizan el baile al impartir una ciencia como lo hace usted

R. Me gustaba bailar, pero ya no puedo por la edad. La cultura abre el cerebro. Si uno está contento, el cerebro está más dispuesto a aprender. Las personas que están de buenas aceptan la ciencia con mayor facilidad.

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