_
_
_
_

La película maldita de Fernando Fernán-Gómez resucita en las salas

El reestreno en cines de ‘El mundo sigue’ llega 52 años después de ser censurada por Franco

Gregorio Belinchón
Fernando Fernán-Gómez, Milagros Leal y Lina Canalejas, en un fotograma de 'El mundo sigue'.
Fernando Fernán-Gómez, Milagros Leal y Lina Canalejas, en un fotograma de 'El mundo sigue'.

Fernando Fernán-Gómez murió pensando que El mundo sigue,una de sus películas más ambiciosas, nunca se había visto en una sala comercial. En realidad, casi fue así, porque acabada en 1963, solo se estrenó en el cine Buenos Aires de Bilbao un 10 de julio de dos años más tarde, y a escondidas. “En realidad”, cuenta uno de sus amigos, Luis Alegre, “ya lo sabía. Pilar Bardem debutó en ese filme con un pequeño papel [de modelo, justo a lo que se dedicaba hasta ese momento], y preparó muy bien la prueba, leyéndose la novela homónima de 1954 y sabiendo al dedillo la vida del autor, Juan Antonio de Zunzunegui. Cuando llegó a la prueba, empezó a hablar y dijo: ‘El libro de Zunzunegui...’. Y Fernando soltó: ‘Nunca estrenaremos. Ese que has nombrado es gafe”.

A pesar de esa creencia, o riéndose de ella, el cineasta estaba obsesionado con adaptar la novela. Estando de ministro de Información y Turismo Gabriel Arias Salgado, no logró convencer a la censura. Pero cuando le sustituyó Manuel Fraga, se abrió un poco la mano con la llegada a la Dirección General de Cine y Teatro de José María García Escudero. Estalla el Nuevo Cine Español, que arrolla con su crítica social. “Fernán-Gómez estaba convencido que El mundo sigue iba a conectar con lo que pedía el poder. Fue muy ingenuo”, recuerda Alegre, que incide en que el director invirtió todos sus ahorros en aquella producción, “y aceptó todo tipo de trabajos alimenticios en teatro y cine para conseguir fondos; fue muy brutal que no lograra estrenar”.

Hubo otra persona que lloró aquel ninguneo: Gemma Cuervo, que interpreta a una de las dos hermanas protagonistas, la de moral más amplia pero mejor corazón. “Hubiera sido la película que me habría lanzado. Truncó mi carrera cinematográfica. Sí, luego hice mucho teatro y televisión, pero un personaje protagonista como ese en la gran pantalla jamás lo repetí”. La actriz vio El mundo sigue en su momento. “Pero no recuerdo cuándo y dónde. Eso sí, mantiene su grandeza”.

A la actriz le fascina su actualidad: “Habla de miseria moral, de podredumbre, de avaricia... Pero es que es lo que rodeaba a nuestro país en ese momento, tanto en Madrid como en Barcelona y otras ciudades, era así. Mi generación vivió aquel ambiente”.

Una 'première' en 13 ciudades

El mundo sigue quedó en manos de Juan Estelrich hijo, cineasta ahijado de Fernán-Gómez y cuyo padre coprodujo la película.

Adolfo Blanco, distribuidor de A Contracorriente, hablaba un día con Estelrich y descubrió que estaba en pleno proceso de restauración del filme menos conocido del escritor, actor y cineasta, y que se encontraba en el peor estado de conservación “En ese momento decidí que había que sacarla a la luz tras aquel estreno clandestino en Bilbao”. Por eso justo medio siglo después, llega a 13 salas españolas, la versión restaurada de una obra maestra.

El mundo sigue fue apartada y machacada por la censura. Bebe del mejor Neorrealismo italiano, “un cine que influyó mucho en Fernando, en Azcona, Bardem y Berlanga”, apunta Alegre, y su cordón umbilical la une con Rocco y sus hermanos: familias destrozadas en la ciudad, una obsesión por un honor que solo trae hambre, y muchas notas de histerismo en los momentos más trágicos. Rodaje en exteriores. Melodrama en estado puro. Por primera vez en el cine español se ve en pantalla cómo es el Madrid popular, el de barrio de Maravillas (hoy Malasaña y Chueca), lo que cuesta una bebida en un bar, lo que se gana con una quiniela de 14 aciertos e incluso se habla de la posibilidad de un aborto. En la pantalla, dos hermanas, encarnadas por Lina Canalejas y Gemma Cuervo, se desollan, ante los ojos de sus padres. En el resto del reparto, un inmenso Fernán-Gómez, Agustín González, Fernando Guillén (marido de Cuervo), Milagros Leal, María Luisa Ponte, y en pequeños papeles, Pilar Bardem y Marisa Paredes.

De aquel rodaje en exteriores, Cuervo rememora: “Sabíamos que estábamos ante una gran obra. Disfrutamos mucho y estuvimos muy concentrados en el guion”. Tanto la actriz como Alegre señalan: “Fernando era moderno en su carácter y su arte, y muy feminista”. La primera explica: “Por primera vez vemos lo que significaba ser mujer en aquellos años, como si fuéramos objetos”. Alegre remata: “A Fernando le gustaban mucho las mujeres, y las respetaba más”.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_