Leonardo Padura: “Este premio es un triunfo de la literatura cubana”
Premio Princesa de Asturias de las Letras, es autor de una famosa saga policiaca
Suele bromear Leonardo Padura con que es un escritor muy trabajador pero de imaginación corta. Lo único que hace, asegura, es observar la realidad cubana, mirar lo que pasa en sus calles y le sucede a sus gentes y luego ponerlo todo en hojas de papel que más tarde suelen convertirse en novelas. No es mala definición para bucear en la obra de este novelista habanero nacido en 1955 y creador de la famosa saga policiaca de Mario Conde, un descreído y alcoholizado comisario revolucionario cubano con el que Padura ha diseccionado la Cuba más negra y menos oficial –también la oficial– durante los últimos 25 años. Padura es hoy el novelista más importante e reconocido de su generación, y por ello obtuvo el miércoles el Premio Princesa de Asturias de las Letras, un honor que más que un éxito personal él considera “un triunfo para la literatura cubana”.
A través de las vidas de Conde y de sus castigados amigos, uno de ellos un paralítico veterano de la guerra de Angola, los cubanos se enteraron de las miserias del mundo habanero de las drogas o de la prostitución masculina y femenina que se ejercía en algunas esquinas de la ciudad,
“Soy un escritor cubano, pertenezco a una generación que ha vivido y sufrido muchas cosas, buenas y malas, y siento un gran sentido de pertenencia hacia mi ambiente y mi gente en Cuba, así que este premio lo considero un reconocimiento a todo ello”, dijo desde La Habana al conocer la noticia. Es la primera vez que un escritor cubano gana este premio, por lo que para él tiene un valor muy especial. “El único antecedente es Javier Sotomayor, plusmarquista mundial de salto de altura, que en 1993 obtuvo el Príncipe de Asturias del Deporte. Por eso hoy me siento como si hubiera saltado 2,45”.
“En un momento como este, ante un premio como este, Mario Conde diría: ‘Vamos a gozarla, mi hermano, porque hemos sufrido bastante y nos lo merecemos”, dice un Padura radiante al otro lado del teléfono, tras asegurar que si tuviera “el hígado de Mario Conde” ya hubiera caído “la primera botella de ron” (eran las 7 de la madrugada en la Habana).
Bibliografía imprescindible
- Novela negra. Tetralogía Las cuatro estaciones (Paisaje de otoño, Pasado perfecto, Vientos de Cuaresma y Máscaras), La neblina del ayer, Adiós, Hemingway, La cola de la serpiente y Herejes
- Otras ficciones. La novela de mi vida y El hombre que amaba a los perros.
- Cuentos. Según pasan los años, La puerta de Alcalá y otras cacerías y Nueve noches con Amada Luna.
- Premios. Obtuvo el Premio Nacional de Literatura en Cuba en 2012. Ganador de los premios Hammett y Raymond Chandler en varias ocasiones.
Padura es heredero de una larga tradición literaria y ha recogido el testigo de grandes de la literatura cubana como Guillermo Cabrera Infante y Alejo Carpentier, al que considera el maestro de la novela histórica, de cuya metodología es deudor. Infante y Carpentier ganaron el Cervantes, pero la historia de esta edición del premio Princesa de Asturias tiene que ver con Mario Conde —”el bueno”, dice, para diferenciarlo del banquero—. Todo comenzó hace dos décadas, cuando una mañana sin previo aviso recibió la llamada de la entonces editora de Tusquets, Beatriz de Moura, para proponerle publicar su novela ‘Máscaras’, una de las novelas policiacas de la saga, en la que por primera vez se abordó de forma descarnada el mundo marginal y marginado de los homosexuales en la Cuba revolucionaria.
Tras aquella llamada (1996) todo cambió en la vida de Padura, literariamente hablando. De Moura publicó con gran éxito la cuatrilogía Las Cuatro estaciones (Paisaje de Otoño, Pasado Perfecto, Vientos de Cuaresma y Máscaras), con Mario Conde de protagonista en todas ellas, que convirtió al novelista del barrio de Mantilla en el cronista social de Cuba por excelencia y en un escritor de referencia. “Yo crecí como escritor en Tusquets, por eso en gran medida este premio también es de la editorial”, asegura Padura.
En su novela policiaca los crímenes son lo de menos. “A mí con un muerto me basta para toda la novela, con eso tengo para contar la historia que me interesa”.
Tras la publicación de Las Cuatro estaciones llegaron más novelas de Mario Conde, pero también otros libros soberbios, como ‘La Novela de mi vida’ (uno de los mejores, según buena parte de la crítica), ‘El hombre que amaba a los perros’, en la que sus críticas al estalinismo tienen como telón de fondo el asesinato de León Trotsky por el anarquista español Ramón Mercade, o ‘Herejes’. Conde nunca desapareció, iba y venía a su albur, pero desde el inicio tanto en Cuba como en el resto del mundo sus lectores entendieron que los crímenes para Padura eran lo de menos. “A mí con un muerto me bastaba para toda la novela, con eso tenía para contar la historia que me interesaba”.
A través de las vidas de Conde y de sus castigados amigos, uno de ellos un paralítico veterano de la guerra de Angola, y siguiendo el hilván de unos asesinatos que eran únicamente pretextos para hablar de la realidad más descarnada y habitualmente ausente de los medios oficiales, los cubanos se enteraron de las miserias del mundo habanero de las drogas, de la prostitución masculina y femenina que se ejercía en algunas esquinas de la ciudad, de los intríngulis de los juegos de naipes o del tráfico de obras de arte o de la doble vida que disfrutaban algunos dirigentes comunistas. Y sí, la sociedad cubana fue cambiando a lo largo de los años y Mario Conde lo hizo con ella. Ya en La Neblina del ayer (premio Hammett 2006) el Conde había abandonado la policía y se buscaba la vida vendiendo y comprando libros viejos en moneda dura.
Los límites de la búsqueda de la verdad
El jurado del premio, anunciado ayer, considera que la obra de Leonardo Padura constituye "una soberbia aventura del diálogo y la libertad". El acta, que leyó el presidente del jurado, el director de la Real Academia Española, Darío Villanueva, señala que el novelista es un autor "arraigado en su tradición y decididamente contemporáneo; un indagador de lo culto y lo popular; un intelectual independiente, de firme temperamento ético". Para el tribunal, su obra recorre todos los géneros de la prosa y destaca un recurso que caracteriza su voluntad literaria, como el interés por escuchar las voces populares y las historias perdidas de los otros. "Desde la ficción, muestra los desafíos y los límites en la búsqueda de la verdad".
El anuncio del premio le llegó cuando se rueda en La Habana una serie de televisión y una película (producidas por Tornasol) basada en Las Cuatro estaciones. “Es una coincidencia alegre, como también lo es este momento tan especial de Cuba, cuando el diferendo con EE UU parece llegar a su fin”. El éxito de un escritor cubano en su país se mide por el precio alcanzado por sus obras en el mercado negro. Padura está satisfecho. Los libros de Conde llegaron a canjearse por dos latas de leche condensada en los momentos más duros delPeriodo Especial. “Imaginará que despues de eso no hay nada”.
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