Rose, asesinada por Hissène Habré por documentar la barbarie
Isabel Coixet narra en un documental la terrible dictadura de Chad a través de una de sus víctimas La grabación tuvo que ser clandestina
La historia parte de una antigua cárcel subterránea del Chad en la que se aniquilaron a centenares de personas. El nombre de la protagonista emergió entre las decenas de papeles abandonadas por el tirano en su huida. El villano es el dictador Hissène Habré que sometió al terror a su país entre 1982 y 1990. El desenlace se resolverá en un tribunal durante este mes, cuando dos magistrados de Senegal y uno de Burkina Faso juzguen por primera vez en suelo africano a un mandatario del continente.
La directora Isabel Coixet narra en su último documental, Hablando de Rose, el horror de la dictadura de Habré, bajo cuyo gobierno se calcula que desaparecieron 40.000 personas en todo Chad. "Lo grabamos todo sin permisos porque Chad sigue siendo un Estado policial. Si un agente te ve con una cámara, te para. Así que rodamos todo de forma clandestina", explica la cineasta. Coixet se centra en este documental en una mujer: Rose Lokissim. Ella fue una de las primeras en llegar a ser soldado de élite de aquel país. Firme opositora de Habré, acabó sus días asesinada por la policía en una de las prisiones clandestinas que construyó el dictador. Los torturadores se tomaron la molestia de transcribir sus últimas palabras: "Si tengo que morir, será por mi país y mi familia. La Historia hablará de mí. Me agradecerán mi servicio a la nación chadiana".
El abogado de derechos humanos Reed Brody asegura que se vio en "la obligación de cumplir con lo que ella había dicho y que pasara a la historia en cierto modo". Este letrado ha dedicado los últimos 15 años de su vida a intentar que juzguen a Habré y fue uno de los que encontró por casualidad los cientos de documentos que registraban las torturas y asesinatos, prueba fundamental en el próximo juicio. En el documental se ve el momento exacto en el que hallan los papeles cubiertos de polvo.
Rose fue finalmente asesinada porque durante sus años de cautiverio se dedico a documentar a escondidas las torturas y asesinatos. "Durante las entrevistas que hicimos a los más de 300 supervivientes, su nombre era recurrente, siempre salía a relucir". En la pieza las víctimas reproducen las palabras de Rose, que, con voluntad férrea, se mostraba siempre segura de que saldría con vida de la cárcel. Una de las participantes explica cómo Rose le ayudó a parir y otra narra la ocasión en la que intentó escapar de sus captores. El documental recoge los testimonios de los supervivientes en primer plano en los que explican el temor con el que vivían a ser apresados en cualquier momento por la policía política del régimen. También se muestra los lugares que Habré utilizaba como fosas comunes.
Coixet se encontró en Chad con la voluntad de los supervivientes de que se haga justicia, aunque sea tarde: "Por muchos años que hayan pasado, para ellos las heridas siguen abiertas. Las cicatrices de la tortura nunca se borran".
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