¿Y después del IVA, qué?
El impuesto al 21% no es el único problema del cine
Algunos candidatos a las próximas elecciones andan rumiando los temas referidos al IVA. Unos, el de la cultura, otros el del pan o la leche, cada cual con sus promesas o amenazas. En cualquier caso, parece claro que el IVA sobre actividades culturales, que ha sido uno de los escándalos del Gobierno del PP, va a regresar casi a sus fueros pasando del 21% al 10%, o al menos es lo que se está insinuado desde El Gobierno, en su actual condición de postulante de votos. Ello con la pretensión de calmar un tanto al sector de la cultura, levantado casi en armas desde hace un par de años con tal motivo. Y también al público, que lo notaría en el bolsillo.
¿Y después, qué? Porque no es el IVA el único problema que aqueja al cine. Algo ha dicho al respecto el presidente de los productores españoles en Málaga (“las producciones y los rodajes han descendido y el presupuesto medio de las películas españolas sigue bajando”), pero se impone algo más: un análisis riguroso de la situación, especialmente ante la posibilidad de ese mercado único europeo de lo audiovisual, que parece estar en ciernes.
Hay, por tanto, quienes no se van a conformar con la rebaja de impuestos. Por ejemplo, la Unión de Cineastas, que la próxima semana va a celebrar en Madrid un encuentro con los representantes de los partidos políticos que están en la cresta o a punto de alcanzarla. Esta vez ellos no van a hablar, sino a escuchar, y los cineastas les explicarán los problemas del sector. Si los políticos saben atender y los ponentes son claros en sus exposiciones, podría abrirse una ventana para lograr un mundo cinematográfico mejor. Y una puerta para ese Congreso del Cine Español que hace años se viene reclamando pero que hasta ahora no parecía tener visos de que alguna vez fuera a realizarse. Quizás sea este el momento. Ya ocurrió en 1978, con el franquismo casi enterrado del todo, en aquel famoso Congreso que dio algunos frutos con la llamada Ley Miró. Pero ha llovido mucho desde entonces y nada es como era. Todo es tan diferente que se imponen urgentemente nuevos debates y soluciones atrevidas. Que corra el aire, que se vigorice lo que ha quedado anquilosado, que se muevan los cimientos y las paredes. Resulta estimulante imaginarlo. En la incipiente pero valerosa Unión de Cineastas está ahora el impulsarlo. Que la fuerza les acompañe.
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