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Literatura de placer ¿o de mercado?

Multitud de publicaciones con un tinte de erotismo se dan cita en las mesas de novedades. ¿Se han instalado para quedarse o son fruto de un pasajero fenómeno editorial?

Rut de las Heras Bretín
Ilustración de Manuel Alcorlo para los 'Escritos pornográficos', de Boris Vian.
Ilustración de Manuel Alcorlo para los 'Escritos pornográficos', de Boris Vian.

Un viernes cualquiera del verano de 2012 un grupo de compañeras, y algún compañero, se toman unas cañas a la salida del trabajo. Invita una de ellas. Es su cumpleaños. De regalo ha recibido el libro del momento Cincuenta sombras de Grey. En cuanto le quita el papel que lo envuelve empiezan las risas. Lo abren por cualquier página y leen un fragmento: “...Menuda invasión. Floto, con las extremidades desmadejadas y lánguidas, completamente exhausta...”. Vuelven las risas, unas más exageradas que otras. Alguna mira alrededor y dice en alto: “Qué pensarán”, refiriéndose a los que ocupan las otras mesas de la terraza. Tampoco les importa demasiado. Se quitan el libro las unas a las otras y siguen leyendo. Los dos hombres que están con ellas no cogen el libro.

¿Es esa la manera en la que se leen los textos eróticos? ¿En una plaza, rodeados de gente y con la temperatura in crescendo, fruto, únicamente, del caluroso verano madrileño? Tradicionalmente no era la manera de "disfrutar" este género, más unido a lo clandestino, a las listas de libros prohibidos.

Febrero de 2015: se estrena la película basada en el libro de la escena anterior. Más de 78 millones y medio de euros recaudados en todo el mundo el primer fin de semana en la gran pantalla, "casualmente" el de San Valentín, fecha paradigmática en la que se mezcla el amor y el consumo, con permiso del mártir romano.

Entre los dos momentos anteriores, verano de 2012 e invierno de 2015, han ido apareciendo cantidad de publicaciones en las estanterías de las librerías, originales en los despachos de las editoriales, volúmenes apilados sobre las mesas de los periodistas y críticos de suplementos y revistas culturales. Novedades de temática más o menos erótica se acumulan formando torres que bien podrían ser las de un castillo, el de Lacoste del Marqués de Sade o el de Roissy, lugar en el que transcurre Historia de O escrito en 1954 por Pauline Réage seudónimo de Anne Desclos (1907-1998), icono de esta literatura, de la que, ¿se ha producido un repunte?

El deseo es el elemento origen del género erótico

El número de publicaciones es mayor que hace una década, cuando se suspendió el premio de novela erótica La Sonrisa Vertical, una de las referencias de este género. La colección de Tusquets sigue activa a un ritmo de dos o tres publicaciones al año. La editora Ana Estevan, que empezó a trabajar en 1993 con Luis García Berlanga, director y creador del premio, manifiesta que el mercado editorial en este campo siempre ha sido "un péndulo". Apunta que crece y decrece, pero, de una manera o de otra, se ha mantenido. El boom de los últimos años aparentemente responde al fenómeno que ha supuesto la publicación de la trilogía de E. L. James Cincuenta sombras de Grey (Grijalbo, 2012), con más de seis millones de copias en castellano. El tsunami que supuso su salida ha sido aprovechado por el mercado editorial para buscar novedades y fabricar obras a imagen y semejanza de las muchas sombras y pocas luces de la Bella y la Bestia de este lustro, Anastasia Steele y Christian Grey, protagonistas del best seller.

No solo se ha aprovechado en esos casos. Mayra Montero (La Habana, 1952), ganadora de La sonrisa vertical en el año 2000 con Púrpura profundo, se muestra molesta cuando oye calificar a los libros de James de transgresores. "No los son", dice mientras admite que se sube al carro de ese resurgir, que en algo les convendrá a los que ya habían escrito erótica hace años. Editores y libreros no pueden negar que ha favorecido el tránsito en las librerías y eso siempre es positivo. Almudena Grandes (Madrid, 1960) está de acuerdo en que hacen bien en aprovecharlo. En su opinión, estas nuevas publicaciones son fruto de la unión de dos factores: el sexo ya no está proscrito, ya no es clandestino, no pertenece únicamente a los hombres; sumado a que las mayores "consumidoras" y compradoras de literatura de ficción son las mujeres. Et voilá!, un nuevo género "que nada tiene que ver con la erótica", afirma la autora de Las edades de Lulú (Premio La sonrisa vertical 1989), que sostiene que asegurar que los lectores de E.L. James van a leer a Sade es hacer un cálculo equivocado. Sin embargo, comenta con cierta ternura cómo le conmueven las chicas de veintitantos que se le acercan con su primera novela porque se la ha recomendado su madre. "Les pregunto: '¿Te estabas leyendo Cincuenta sombras...?', y no fallo”.

Fotografías "artísticas beldades femeninas" recogidas en el libro de Maite Zubiaurre 'Culturas del erotismo en España 1893-1939'.
Fotografías "artísticas beldades femeninas" recogidas en el libro de Maite Zubiaurre 'Culturas del erotismo en España 1893-1939'.

Versionando la máxima de Anaïs Nim (1903-1977), otra clásica referente del género, "cualquier forma de amor que encuentres, vívelo...", se podría llegar al "cualquier forma de este género que encuentres, vívelo", porque en los últimos años se han multiplicado las maneras. Y así, con esta excusa, o gracias a ella, Errata Naturae publica Historia del erotismo, de George Bataille, hasta ahora inédita en castellano. Un ensayo que aborda la sexualidad, el deseo, verdadero ingrediente intangible generador de esta temática. El autor defiende una idea contraria a la actual de dar visibilidad al sexo. El hacerlo público lo expone más y lo hace vulnerable a ser sometido a reglas y controlado por el Estado y el capital.

Lejos de Bataille en el tiempo de creación, pero coetánea en cuanto a su publicación en español, está la edición de Mauro Armiño de novelas eróticas de los siglos XVIII y XIX, titulada Los Dominios de Venus. Armiño explica que son la continuación de Cuentos y relatos libertinos (Siruela, 2008), bastante anterior al fenómeno Cincuenta sombras, por tanto, no responde a ninguna tendencia, sino que sigue su línea editorial. Dentro de esta antología se puede destacar La Venus de las pieles, de Leopold von Sacher-Masoch (1836-1895), el Sade austriaco, ¿qué sería de Grey sin la imaginería creada por estos dos clásicos? Esta novela se reeditó, además, por La sonrisa vertical en 2014, tras ser llevada al cine por Roman Polanski en 2013 y por la que ganó el premio César a la mejor dirección. Lo que causó un reposicionamiento comercial de la colección, ya que del 2013 al 2014 se produjo un incremento del 50% en las ventas, según los datos reportados a la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL).

El erotismo es la pornografía vestida de Chanel Luis García Berlanga

Alfaguara se une a esta corriente con Lisario o el placer infinito de las mujeres, de la escritora italiana Antonella Cilento, que aborda a la protagonista desde su dimensión sexual. Cátedra, también coge esta ola, ya que publicó hace seis meses Culturas del erotismo en España, 1898-1939, de la profesora de la Universidad de California (UCLA) Maite Zubiaurre. Una enciclopedia tanto de textos como de imágenes que muestran el género sicalíptico de principios del siglo XX. Reino de Cordelia ha sacado Un paraíso después del paraíso (Y otros 9 relatos eróticos), un compendio de 10 historias, las finalistas de un nuevo premio de literatura erótica del que ya se está preparando una segunda edición. El premio Válgame Dios cuenta entre sus impulsores con José Luis García Berlanga, hijo del director de cine, que inevitablemente hace que se asocie a La sonrisa vertical aunque no tienen ninguna vinculación, y como dice el propio Berlanga hijo, él no es el erotómano que era su padre, que hizo de esto una de sus pasiones. Reino de Cordelia, con este libro, sigue una línea que ya se estaba construyendo al publicar en 2012 Los 120 días de Sodoma, el catálogo de perversiones del Marqués de Sade, ilustrado por los explícitos dibujos de Miguel Ángel Martín; y en 2013 editó La mujer y el Pelele, otro de los clásicos del erotismo con más de un siglo de antigüedad, de Pierre Louÿs. Por su parte, Rey Lear, su sello hermano, acaba de rescatar los Escritos pornográficos de Boris Vian.

Berlanga decía que el erotismo es la pornografía vestida de Chanel. Las novedades del género no lo son tanto, muchas son reediciones o traducciones. Las que realmente son de nueva creación, salvo excepciones como la novela de Cilento, no buscan un exclusivo Chanel. No son transgresoras, al contrario, son demasiado convencionales: novelas románticas salpicadas de escenas de sexo explícito cuya innovación no va más allá de meter al lector en el cuarto y no dejarle fuera como antaño. Exactamente igual que en series y películas donde los personajes ya han dejado de tener las sábanas convenientemente colocadas entre axila y axila, pero sin exagerar, que tampoco se muestran excesivos pubis, en todo caso, alguno de mujer. Más que alta costura se busca ropa low cost, asequible para todos los públicos.

En palabras de Almudena Grandes: "La literatura erótica murió de éxito a finales del siglo XX, y esa es la mejor manera de morir. Lo que hay que hacer ahora es bailar sobre su tumba".

Novedades y reediciones

Historia del erotismo. Georges Bataille. Errata naturae. Madrid, 2015. 208 páginas. 18 euros.
Los dominios de Venus. Antología de novelas eróticas (siglos XVIII-XIX).
Madrid, 2015. 820 páginas. 36 euros.
La Venus de las pieles
. Leopold von Sacher-Masoch. Tusquets. Barcelona, 2014. 208 páginas. 12 euros.
Lisario o el placer infinito de las mujeres.
Antonella Cilento. Alfaguara. Madrid, 2015. 226 páginas. 18,90 euros.
Culturas del erotismo en España, 1898-1939.
Maite Zubiaurre. Cátedra. Madrid, 2014. 420 páginas. 25 euros.
Un paraíso después del paraíso.
(Y otros 9 relatos eróticos). Varios autores. Reino de Cordelia. Madrid, 2014. 240 páginas. 13,95 euros.
Escritos pornográficos. Boris Vian. Rey Lear. Madrid, 2015. 128 páginas. 16 euros

(Puede descargarse las primeras páginas de algunas de estas publicaciones).

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