Hurgando en la llaga nazi
El alemán Oliver Hirschbiegel presentó este jueves en la sección Oficial '13 minutos'
“Aún me quedan cosas que contar de la Alemania nazi". El alemán Oliver Hirschbiegel, el director de El hundimiento, presentó este jueves en la sección Oficial, aunque fuera de concurso, 13 minutos, la historia de un carpintero que atentó con una bomba contra Hitler en noviembre de 1939 en Múnich. Los 13 minutos del título son los que se adelantó el Führer en abandonar el edificio, saltándose el horario oficial y, por tanto, salvándose de la explosión. Hirschbiegel asegura que piensa hacer una trilogía: “La primera será esta historia. Y no sé en qué lugar cronológico iría El hundimiento, si en el segundo o de cierre. Pero seguro rodaré otro filme más sobre el nazismo”.
Sobre este drama del héroe, Hirschbiegel se ha mostrado beligerante con su país: “Pocas veces un solo hombre ha podido cambiar la historia de la Humanidad, porque habría matado a Hitler y a toda la cúpula nazi. Se hubieran salvado los 50 millones de muertos de la II Guerra Mundial. Georg Elser fue olvidado por la historia hasta hace poco, porque no perteneció a ningún partido, aunque fuera simpatizante comunista en sus inicios, ni a un movimiento de la resistencia. Era un lobo solitario, un ligón que con el tiempo vio cómo su país se estaba pudriendo y decidió hacer algo. Durante un año preparó los explosivos y el mecanismo de relojería. Él solo. Probablemente su acción señala con el dedo la omisión de un país. Todos los alemanes sabían qué estaba haciendo Hitler durante su mandato: como muestro en la película, había desfiles de prisioneros por las principales ciudades germanas. Esa excusa alemana de ‘Yo no sabía nada’ esconde el enorme sentimiento de culpa que teníamos y tenemos”.
Heroísmo
Hirschbiegel recuerda la primera vez que se enteró del terror nazi: “Fui a la biblioteca pública en Hamburgo [donde nació en 1957] y saqué un libro gordo sobre la Segunda Guerra Mundial. Cuando llegué al capítulo de los campos de concentración mi madre lo cerró de repente y me prohibió seguir leyendo… cosa que hice obviamente en cuanto pude. Se me quedó grabada la icónica imagen del niño judío con gorra que desfila con las manos en alto. Más tarde, siendo adolescente, me enteré del heroísmo de Elser, y desde ese momento supe que tarde o temprano encontraría un guion para poder honrarle”. Hoy, las cosas han cambiado mucho en Alemania. “Aquí nunca volverá a ver un III Reich. Pero lo que ocurre en sitios como Hungría, en particular, y Europa del Este, en general, me preocupa. Y mucho”, concluye.
Babelia
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