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Los disturbios adolescentes ‘echan’ a ‘Annabelle’ de los cines franceses

La película de terror causó graves incidentes en Marsella, Lyon, Estrasburgo o Toulouse

Álex Vicente
Annabelle Wallis en un fotograma de 'Annabelle'.
Annabelle Wallis en un fotograma de 'Annabelle'.Courtesy of Warner Bros. Picture

Una muñeca diabólica ha sembrado el pánico en las salas francesas, aunque nadie entienda exactamente por qué. Distintos cines de ciudades como Marsella, Lyon, Estrasburgo, Toulouse y Montpellier decidieron ayer desprogramar "por motivos de seguridad" sus pases de Annabelle, película de terror estrenada el miércoles pasado en territorio francés con un éxito furibundo. En solo una semana, cerca de medio millón de personas ya han ido a ver la película, que acaricia el resultado de Perdida, lo nuevo de David Fincher, pese a proyectarse en la mitad de salas y no contar con ninguna estrella. En España, Annabelle se estrenó el viernes en 244 pantallas y ha sido la tercera más vista con 163.359 espectadores.

No hay cifras definitivas, pero decenas de cines han decidido renunciar a este inesperado fenómeno, que habla de una muñeca poseída que traumatiza a los miembros de una familia estadounidense de los setenta. Entre sus espectadores se encuentran hordas de adolescentes, que en los últimos días han protagonizado numerosos disturbios de perfil violento. A los habituales gritos provocados por el miedo, se han sumado en este caso lluvias de palomitas, butacas deterioradas, peleas en el interior de la sala, insultos, escupitajos e incluso orina. Sus responsables serían “jóvenes histéricos e incontrolables”, según ha explicado Frédéric Perrin, director de un cine marsellés que apostó ayer por retirar la película.

Annabelle, que ha contado con una intensiva campaña de publicidad en las radios para adolescentes, ha terminado siendo víctima de su éxito. “Los incidentes proceden de un público de 12 a 14 años que se reúne en masa, aunque no para ver la película, sino solo para armar jaleo", explicó ayer la cadena UGC, que ha desprogramado la película en distintas ciudades francesas. A través de las redes sociales, grupos de adolescentes se daban cita en un cine determinado y, una vez dentro, empezaban la fiesta.

En los cines UGC de Estrasburgo, un cartel anunciaba ayer la interrupción de las sesiones de Annabelle: “Por motivo de incidentes, la película no será proyectada en nuestro cine hasta nuevo orden. Gracias por su comprensión”. En Marsella, la policía tuvoque intervenir en varias proyecciones para interrumpir las peleas. El director del cine Les 3 Palmes, Didier Tarizzo, asegura no haber visto nunca algo parecido. “Hemos tenido fenómenos similares, pero nada de esta amplitud. Es fácil pedir a 10 o 15 jóvenes que arman lío que salgan de la sala, pero es más difícil cuando son centenares”, explicó ayer.

En los últimos años, otros títulos de terror han generado disturbios parecidos. Películas como Paranormal Activity 4 y Sinister habían provocado un desenfreno similar entre los espectadores más jóvenes, que provocaron desperfectos en algunos cines. Sin ir más lejos, Sinister fue retirada el año pasado de 40 salas francesas. De hecho, las protestas dentro de los cines han sido frecuentes desde los tiempos del teatro decimonónico. La diferencia, en este caso, es que no hay motivo aparente que justifique la bulla.

En las últimas horas, los medios franceses se han obsesionado en la búsqueda de una explicación que valga, recurriendo incluso a eminencias en paidopsiquiatría. “Para el adolescente, de naturaleza inquieta y que vive dentro de un cuerpo en transformación, el cine de terror funciona como un espejo. Ve en él sus propias angustias. Y, en el caso de Annabelle, es libre de expresar sus emociones, porque está rodeado de semejantes que no le juzgan”, explicó el psiquiatra Stéphane Clerget a la emisora Europe 1. Otro experto en psiquiatría adolescente, Azzedine Menia, hablaba ayer en Le Figaro de “mimetismo y psicología de masas”. Es decir, que uno empieza y los demás siguen, hasta convertirse en centenares. Tan fácil como eso.

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Sobre la firma

Álex Vicente
Es periodista cultural. Forma parte del equipo de Babelia desde 2020.

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