El documental se muda a Tribeca
El certamen auspiciado por Robert De Niro en Nueva York se consolida dentro del circuito internacional gracias a su programación de películas de no ficción
“Hace 20 años que yo ya era 20 años demasiado viejo para escuchar rap”, dijo Robert De Niro en la inauguración del Festival de cine de Tribeca, el 17 de abril, en Nueva York. Sin embargo, y a pesar de no tener ni idea de hip-hop, el actor y cofundador de este certamen reconoció que Time is Illmatic, el documental sobre el rapero Nas y su disco icónico, Illmatic, que abrió esta 13ª edición, era una de las películas que más curiosidad le despertaba. ¿Y la que más esperaba? El documental aún inacabado Untitled James Brown doc, de Alex Gibney.
Precisamente Gibney es uno de esos nombres que el festival neoyorquino exhibe con orgullo porque fueron los primeros en proyectar Taxi al lado oscuro, la película sobre las torturas del ejército estadounidense que ganó el Oscar en 2008. Jesus camp, Which way home o Street fight, de Marshall Curry, que ha presentado este año en el Festival Point and Shoot, son otros de esos títulos de no ficción que empezaron una larga carrera en Tribeca y llegaron hasta la ceremonia de los premios de la Academia de Hollywood.
En crecimiento
"No teníamos ni idea de cuánto duraríamos y estamos felizmente sorprendidos del buen recibimiento", decía De Niro antes de la inauguración del Festival de Tribeca, Tras 13 años, el certamen ha encontrado su equilibrio perfecto de estrenos mundiales con estrellas (Sofía Vergara, Kevin Spacey, Katie Holmes) y nombres importantes (Polanski, Kelly Reichardt) que aporten glamour pero también peso cinematográfico, atractivos documentales, nuevas voces independientes y una especial atención a las directoras (23 de las 102 películas).
La compra del 50% de la empresa detrás del Festival por Madison Square Garden Co. también les dado un alivio económico. Su apoyo les permitió inaugurar en el clásico Beacon Theater del Upper West Side e incluso vender entradas para la proyección y concierto de Time is Illmatic y Nas.
A la mejor programación hasta ahora, según la crítica estadounidense, le han sumado las charlas paralelas de Aaron Sorkin y Jon Favreau; Bryan Cranston y el creador de House of Cards. Así, el Festival confía en mantener la tendencia de crecimiento que recuperaron hace dos años.
“Los documentales son muy importantes para el Festival e inaugurar por segundo año con uno es la prueba”, dice Cara Cusumano, programadora en Tribeca desde hace siete años, donde tienen una sección competitiva de ficción y otra de documentales (“Y otro montón de ellos repartidos en otras secciones”).
Robert De Niro y la productora Jane Rosenthal fundaron el Festival de Tribeca en 2002, poco después de los atentados del 11-S, con un objetivo —revitalizar la parte sur de la isla de Manhattan comercial y artísticamente— y un gran reto: encontrar un sitio en el circuito internacional de festivales de cine.
El objetivo lo cumplieron rápidamente: Tribeca es ahora uno de los barrios más caros y deseados por artistas internacionales. Para superar el reto, su apuesta por los documentales ha jugado un gran papel. De esa forma, se diferencian de los cercanos —por fechas— Berlín y Cannes y solo se enfrentan a Sundance y Toronto, los únicos grandes que también tienen sección competitiva documental, y a los que Tribeca poco a poco ha ido alcanzando.
“Con nuestra selección año tras año hemos ganado mucho respeto en la industria, la prensa y el público”, continúa Cusumano. “Para los documentales es especialmente importante dónde estrenan. Necesitan de los certámenes para tener una larga carrera”. Y como dice Marshall Curry: “Los pases de Tribeca están al lado de las oficinas de cualquier distribuidor que quiera ver tu película”.
“Este año estamos emocionados con el estreno mundial de Dior and I (Dior y yo), de Frédéric Tcheng, que es una mirada dentro del trabajo de Raf Simmons [director artístico de Dior tras la salida de John Galiano]”, explica Genna Terranova, directora artística de Tribeca. “Intentamos recoger todo el espectro de documentales en términos de género, temas…”, añade Cusumano y asegura que la respuesta del público cada vez es más amplia. “Llenan las salas” especialmente con películas deportivas, de fútbol (Maradona’86; The opposition, sobre la selección chilena durante el golpe de Pinochet), de béisbol… “Es un campo fuerte este año con títulos como When the Garden was Eden,debut en la dirección del actor Michael Rapaport, sobre los Knicks en los años sesenta”.
Pero la selección de documentales de este año va muchos más allá, desde temas de actualidad como el bitcoin, la divisa digital (The Rise and Rise of Bitcoin) a retratos de personajes públicos (Regarding Susan Sontag) e historias internacionales (Mala Mala, sobre los transexuales en Puerto Rico) o norteamericanas, como The Search for General Tso, sobre la evolución y penetración de la comida china en EE UU, “el Searching For Sugar Man culinario”, según The Hollywood Reporter.
De hecho, después del éxito de Searching for Sugar Man, otra de las tendencias que más se ven en el cine de no ficción es la musical. Hasta seis películas sobre algún grupo o cantante se han visto en Tribeca. Björk, Bob Weir, Alice Cooper o Clark Terry son algunos de sus protagonistas. “Nunca buscamos un tipo de películas, respondemos a lo que se está haciendo”, insiste Cusumano. “Y en documentales musicales se están filmando cosas muy fuertes que además encajan con nuestra voluntad de completar la proyección con coloquios o actuaciones”. Y así seguir revitalizando la escena cultural del bajo y medio Manhattan. Como el concierto que dará Björk tras el estreno de Biophilia live esta noche en la clausura o el que dio Nas tras la inauguración. El primer recital de rap al que iba De Niro en su vida.
Babelia
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